Cap 23

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JAMES.

Tenía que irme, pero pensaba regresar y no dejaría a mi hija desprotegida. El lunes después que registramos a Harley le di una Tarjeta a Lucía, la cuenta era mía, yo tenía el control de ella, Ahí le pasaría dinero dos veces al mes.

Las palabras de Lucía antes de marcharme de su casa me enojaron y entristecieron más, yo quería elegir la primera opción, era la primera vez que estaba dispuesto a abandonar todo por alguien, pero simplemente no podía, la vida de mi padre estaba en juego.

Habían pasado dos días desdé ese en el que dejé a mi hija por salvaguardar la vida de mi padre, desde entonces mi cuerpo actúa por inercia, estaba deprimido y eso sin duda era por que en está semana me había acostumbrado a Harley... A Lucía.

-Hijo, siento mucho lo que está pasando - dijo mi madre mientras me ayudaba con el corbatín de la camisa, yo solo miraba atentó a otro lugar-piensa que esto lo estas haciéndo por tu padre, mi amor.

-Yo la quiero madre, Las quiero- corregí- Harley, ella es tan pequeña y hermosa, se parece mucho a ti, pero tiene mis ojos, todos dicen que es igual a mí pero en rialidad es a ti a quién se parece.- dije recordando la carita de mi niña.

-Es que tú y yo nos parecemos mucho mi amor, de tu padre solo tienes sus ojos - dijo sonriendo triste con lágrimas en los ojos.

-Mira.- dije separándome de ella y buscando en el bolsillo del pantalón mi celular, lo saque y le mostré una foto de Harley cuando aún estaba en la clínica- no esa dónde solo tenía segundos de vida, esa que me pasó Claudia- si no otra donde yacía vestida por las enfermeras.

-¡Dios! ¡Es preciosa!- sollozo al verla derramando unas lágrimas- lo siento tanto, hijo.

-En poco empezará la ceremonia, espero que ya estén listos- dijo mi padre apareciéndose de repente en la puerta, mamá le dio la espalda rápidamente tratando de que papá no se diera cuenta que estaba llorando.

-Así es padre, bajaré en unos minutos - mi padre asintió y salió, detrás de él salió mamá, Dejándome sólo en aquella habitación que hace años había dejado de usar.

Hoy era domingo, el día de mi maldita boda, Miré por el ventanal que daba hacía el jardín y pude observar a los pocos invitados que habíamos solicitado, la mayoría eran familia de Irina, de mi familia solo estaban Papá, mamá y Erik, mi mejor amigo al cual consideraba mi hermano. también estaban unos que otros periodistas.

Mi mente viajó al momento más duro de mi vida. Después que Lucía me dijera aquello, solo quería regresar con ella y mi hija al interior de la casa y meterme en la cama con ellas dos en mis brazos, pero mi padre vino a mi mente y eso me impulso a caminar sin mirar atrás, sabía que si lo hacía, me quedaría ahí con ellas, porqué eso era lo que en realidad quería, una vez en el auto, las miré, Lucía estaba sosteniendo las lágrimas en sus ojos, y mi bebita Yacía dormida en sus brazos, mis lágrimas abandonaron mis ojos, una vez que comprendí que en esa casa estaba dejando todo lo que quería en el maldito mundo.

Salí rechinando los neumáticos, sentía que si me quedaba un momento más ya no podría irme, y mi padre me necesita, limpié mis lágrimas y traté de ignorar por completo el sentimiento de perdida y dolor que tenía en el pecho aquel que aún me acompañan.

Busque el celular con el que sólo llamaba a lucía y marqué su número.

- ¿Que es lo que quieres?- en su voz solo se podía distinguir resentimiento, y me dolió, pero la entendía. El llanto de Harley de fondo, me preocupó y solo quería estar allí para calmarla.

-¿Por que llora?- pregunté en un susurro.

-¿Por que llora maldito imbécil?- dijo con odio- está llorando porque el maldito hombre que tiene por padre, se fue después que ella se había acostumbrado a que sólo ese imbécil la cargara todo el maldito día - estaba enojada, lo que le seguía a eso, Estaba maldiciendo mas de una vez en una sola oración y eso significaba todo el odio que ahora me tenía.

Saber que mi hija lloraba porque necesitaba de mí, porque quería que yo estuviera con ella, me destrozaba aún mas de lo que ya estaba.

-Lo sien..

-Tu te fuiste, James, y nadie te obligo a hacerlo, yo te ofrecí opciones y tu ya hiciste tu elección, ahora no vuelvas a llamar, de algún modo yo podre sóla con mi hija.

Y cortó, sus palabras solo hicieron que una lágrima rebelde resbalara por mi mejilla, la limpie rápidamente al oír que le puerta de la habitación se abría, mi madre entró por ella e hizo que bajará, lo hice y nos dirigimos al jardín dónde estaba un altar improvisado y seguidamente el señor que nos casaría.

La ceremonia empezó, mire a Irina con un vestido blanco dirigirse a pasó lento hacía mí, en mi rostro no había ninguna emoción, solo estaba ahí mirando al frente con la seriedad plasmada en mi cara, mientras mi mente divagaba en los recuerdos de la semana que pasé con Lucía y mi hija, en como Lucía me abrazaba con sus piernas y brazos mientras dormía, en como Harley se acurrucaba en mi pecho cuando ya no quería dormir en su cuna, en sus hermosos ojos que aunque no fueran como los de su madre eran preciosos, en la manera en como Lucía la miraba cuando la alimentaba.

-¿Señor Evans?- las palabras del juez me saco de mis pensamientos, el señor me miraba atento al igual que Irina que sin darme cuenta ya estaba a mi lado con cara de preocupación y las demás personas que estaban en el lugar.

-¿perdón?- dije,no entendía lo que estaba pasando.

-Que si acepta a la señorita Irina Caoba, para amarla y respetarla y estar con ella en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas, hasta que la muerte los separe -Dijo, y yo quedé sorprendido, no me di cuenta cuando la ceremonia había avanzado tanto. Todos me miraban atentos, volteé a ver a mis padres, mi madre lloraba y no era por felicidad, en cambio mi padre tenía una sonrisa de oreja a oreja, Erik me miraba negando, Además de mi madre él era el único que sabía de la existencia de mi Hija.

-Acepto.- dije de una vez mi madre lloró aún más y mi padre rió mientras aplaudía, luego nos tocó firmar el acta de matrimonio y después el beso, un beso por el cual no sentí nada.

-¡Felicidades hijo!- dijo mi padre- es hora de empezar tu nueva vida al lado de tu esposa en Texas, te encargaras de las empresas que están allá.

Dijo Feliz, mientras yo me hundía más en mi miserable vida.

Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora