Cap 43

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Salí de la ducha y me dirigí al armario, me vestí con unos jeans ajustados una blusa azul y unos tacones negros, me hice un maquillaje leve y por último arreglé mi cabello dejándolo suelto.

Salí de la habitación y me dirigí a dónde James y Harley dormían, el tiempo de James con Harley ya había caducado. Al llegar a mi destino abrí la puerta e incline la cabeza dando un vistazo al interior de la habitación.

No había nadie, el lugar estaba vacío, mis nervios volvieron a aparecer pero no con la misma intensidad que cuando desperté, Me giré sobre mis talones cuando escuché la risa de mi pequeña, el sonido provenía del interior de la habitación de Harley.

Cruce hasta el otro lado del pasillo y entré a la habitación, Harley estaba en su cuna, James estaba tratando de ponerle un body, mientras hacía muecas graciosas, ese era el motivo de la risa de mi bebé. Ninguno de los dos habían reparado en mí, así que una vez que James logró su objetivo- colocar la prenda en el cuerpo de Harley- me decidí a entrar.

—Se ha acabado tu tiempo, James.—al escuchar mi voz se giró encontrando su mirada con la mía a medio camino.—Es hora de irte..—su expresión era de tristeza, pero yo no permitiría que eso me amedrentará, él había sido mucho peor que yo.

—Buenos días para tí también, Luce– lo miré mal al vorver a escuchar el alías nuevamente de sus labios— perdón, Lucía.— hizo énfasis en mi nombre, yo simplemente decidí ignorarlo, se giró y besó la frente de Harley a modo de despedida.

Ambos salimos de la habitación de mi bebé y tomamos camino hacía las escaleras. Caminabamos uno al lado del otro sin decir nada, en varias ocasiones abrió la boca para decir algo, pero luego la cerraba y seguía el camino en silencio.

—Regresaré en la tarde...

—De ninguna manera— lo interrumpí en seco.—En realidad no sé porque razón te permití mirarla ayer, la verdad es que ni eso te mereces.—me miraba atento sin ninguna expresión.—Sea cual sea la razón por la que te permití mirar a Harley, recuerdo muy bien haberte dicho que la verías el restó de la noche, no cuando quisieras. Deberías estar agradecido porque has pasado más tiempo del acordado con ella.—Abrío la boca algo molesto.—No regreses Evans.—lo interrumpí, pero no se quedó callado.

—Vendré en la tarde.—inquirió con la voz tensa, y se giró mientras caminaba hacía la puerta de entrada.

—Si vuelves a pisar mi casa te juro que llamaré a la policía.—se detuvo en seco pero no se giró, sólo estaba parado, ahí, en medio del recibidor dándome la espalda la cual empezaba a bajar y subir a un ritmo más veloz.—Ya obtuviste lo que pediste, ya viste a Harley ¿Que es lo que quieres ahora?

—Quiero a mi hija.—respondió dándose la vuelta y mirándome por fin.—Quiero convivir con ella, tenerla como la tienes tú. Quiero poder llevarla a que conozca a mi familia.— sentenció, estaba enojado, sin ningún derecho, pero enojado.

Yo reí cínicamente mientras negaba negué.

—¿Ahora ya no es el error que tiene que estar oculto para no dañar tu imagen?—cuestioné con desdén, él me miraba mal, pero no me importó.

—Lucía...— pronunció mi nombre a modo de advertencia y yo reí con burla.

—¿Qué creías, James? ¿Que regresarías y pedirías a Harley y yo te la cedería así como así?—pregunté con burla—¿Es que acaso tu esposa ya sabe que tienes una hija? ¿Tu familia?—mi enojó crecía en sobremanera de sólo pensar que él me estaba pidiendo llevarse a mi hija a un lugar dónde su esposa estaría.

—Mi familia sabe que tengo una hija— pronunció y mi enojo se desbordo. No era posible que estuviera insinuando que definitivamente pensaba llevar a mi hija con su esposa.

—¿¡Y que creiste!? ¿¡Que vendrías aquí y te llevarías a Harley para que junto a tu esposa completara tu perfecta imagen familiar!?—pregunté atónita y él se acerco.

—¡No tengo esposa, maldita sea!—respondió con el mismo tono de voz que yo, reí con amargura.

—¿Me crees estúpida?—me miro confundido y me enojé más, se estaba haciendo el desentendido.—¡Yo lo ví! miré el noticiero justo cuando estaban reportando que el “magnate de los negocios James Evans había contraído matrimonio”— Hablé de un modo muy cabreado, diciendo exactamente lo que escuché esa noche.

—Ya no estoy casado.—anunció mirándome con cuidado —Me divorcie ayer.— me quedé desconcertada, con la boca abierta; él había abandonado a Harley por un matrimonio que no llegó ni a un año.

—Dejaste a Harley por una mujer con la que no estuviste casado ni siquiera por un año.—reí con rabia, él iba a decir algo pero lo interrumpí ante la idea que surco mi mente.—Por eso estás aquí ¿Verdad? Por que ella te dejo, de otro modo jamas hubieras regresado.—la tensión aumentó un poco más.

—No Lucía, estoy aquí por que ansiaba estar con... Con mi hija...-Lo interrumpí con una carcajada de burla.

—Renunciaste a tu hija por una mujer, por una mujer con la cual te ibas a casar, renunciaste a Harley por un matrimonio que no duro ni un maldito año.—seguía riendo pero mi risa derrochaba rabia, rencor...

—No entiendes una mierda, Lucía.—pronunció enojado.

—Tampoco me interesa entender, menos sí es a tí.– dije con sequedad, ya no quería verlo.—Termina de largarte de una maldita vez de mi casa y no vuelvas más.—Hablé firme.

—Vendré en la tarde, Lucía.— repitió en el mismo tono que yo.

—Pones un pie en mi casa y te juro que voy a llamar a la policía...

—A la policía.– murmuró completamente enojado– ¿Quieres llevar esto por el tema legal? ¡Bien! Pondré una maldita demanda en un tribunal familiar.—amenazó y yo reí sarcástica.

—¡Hazlo! De igual manera saldrás perdiendo.—aseguré con burla.—Veamos que opina un juez sobre el cambió de opinión luego del abandono.

—Te equivocas, pequeña– dijo igualando la burla en su voz– Yo no abandoné a Harley, eso lo confirma una cuenta dónde bien sabes que hay una fortuna, lo confirma el apellido que esta en su acta de nacimiento y todos sus demás documentos. Legalmente yo soy el representante de Harley, yo no perdería absolutamente nada, Lucía porqué a diferencia tuya, nunca te he negado tus derechos. Es más, sí quiero puedo hacer que seas tú quien deba ir a visitarla a mi casa, así que no me provoques nena, no lo hagas.

Mi corazón se acelero aún más y de pronto sentí unas inmensas ganas de llorar, me estaba amenazando ¿Podía hacer eso? ¡maldita sea! Que sí. Él enviaba dinero todo el tiempo, Harley tenía su apellido, legalmente eso no era un abandono. Sentí miedo en el momento que dijo que si quería podría quitármela, él no tenía derecho a eso, no lo tenía.

—¡ERES UN MALDITO, JAMES EVANS! ¡TE ODIO! ¡TE ODIO!– grité exasperada sacando todo lo que en ese momento sentía por él– pero eso no te lo voy a permitir – hablé mas calmada– no te voy a permitir que me quites a mi hija, de ninguna manera harás eso.

—Entonces, no lo hagas más difícil, Luce, déjame estar con la niña, de otro modo me veré obligado a hacerlo.

Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora