Cap 22

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Hoy se cumple la primera semana de vida de mi princesa de ojos azules. Sí, tiene los ojos de su padre, tal y como todo lo demás. Cuando abrió los ojos fuí la primera en observarlos y la verdad no pude contener la sonrisa que me abordó al notar que había heredado el bonito color del mar que posee su padre en el iris.

Esta semana que he estado conviviendo con James, me gustó. Me gustó saber que al final del día él estaría con nosotras en el mismo lugar, que dormiría en mi cama.

La primera noche que durmió en casa, amanecí abrazada a él, Harley estaba en su pecho y me quede observándolos unos minutos, imaginando como sería nuestras vidas si él y yo estuviéramos juntos, pero solo fueron segundos, Cuando caí en cuenta que había dormido en mi cama aún después qué le había abvertido que no lo hiciera. Lo levanté e insulte, fue nuestra primera pelea del día y se excusó diciendo que si se había ido a dormir a otra habitación pero que luego escuchó el llanto de Harley y se levantó a por ella, y que quedarse dormido en mi cama fue sin querer.

Pero después lo dejé dormir en mi cama porqué la verdad no me molestaba, al contrario. En cuanto a su humor, últimamente no es el mismo, su ánimo a decaído un poco, y ciertamente me da miedo preguntarle y que me responda de una mala manera.

En cuanto a Harley, cada día se apega mas a él, en toda está semana he llegado a cargarla una o dos veces por día y es solo para amamantarla, ella simplemente quería y reclamaba a llanto los brazos de James.

—Lucía, apresurate— exigió tocando la puerta y sacandome de mi repaso mental, eran las siete de la mañana y él me estaba presionando para que dejará mi baño.

—James, Cada habitación de este pasillo tiene baño, también hay uno en la planta baja ¿Por qué quieres usar el mío?—pregunté desde adentro.

—Porque sí, este es el que me gusta — dijo simple.

—Pues, Entonces tendrás que esperar porque me voy a duchar — dije y escuché un bufido de su parte.

Me adentre a la ducha cerrando las puertas de cristal y encendiendo la regadera, me estaba duchando cuando sentí una mirada penetrante en mí, me giré y choque con la mirada de James, estaba orinando.

—¡¿Que haces aquí?!— le grité tapando con las manos las partes escenciales de mi cuerpo.

—te dije que necesitaba ir al baño— dijo, se lavó las manos y salió del baño.

James era un hombre muy difícil de descifrar y de alguna manera yo  podía entenderlo. Salí del baño envuelta en un albornoz blanco y una toalla en mi cabello. Me acerqué a la cuna donde mi hija aún dormía plácidamente y luego me dirigí al armario para vestirme.

Al salir ya vestida, escuche el agua altificial del baño y supuse que James se estaba duchando, las manitas de Harley se movían, Ya estaba despierta, me acerque a ella y la tomé en brazos para darle pecho.

Luego de darle pecho a mi bebé, la llevé a su habitación y le cambié el pañal y la ropa. Regresé de nuevo a mi habitación con ella en mis brazos y James ya estaba vestido. Se acerco a mi y me quitó a la bebé de los brazos dejando un Beso en su frente.

—Me iré en la noche—Dijo mientras desayunabamos sobre la cama, asentí y giré mi vista a el televisor. La verdad era que no quería que se fuera, de una u otra manera, esta semana me había acostumbrado a él, a nuestras rutinas en las mañanas, nuestras peleas sin sentidos... A dormir con él, y además de eso tenía un mal presentimiento.

—Lo sé —susurré

—Vamos al parqué que esta cerca.—su petición me sorprendió, el parqué estaba frente a la villa era un parqué privado, es decir pertenecía a las personas que vivíamos aquí, casi nadie iba, la mayoría eran adolescente que vivían en éste lugar y madres amas de casas con niños pequeños.

—Aah... Está bien—acepte aún sorprendida, la verdad es que necesitaba un respiró de estar encerrada y ahora más que estaba completamente curada.

Preparamos a Harley juntos y la colocamos en una de sus carreolas con su cobijita afelpada de color blanco. Decidimos ir caminando ya que el parqué no era tan lejos.

—Las... La voy a extrañar— dijo una vez que ya estábamos caminando en el parqué. Lo miré confusa.

—No la verás como hasta ahora, pero a aún así podras verla cuando quieras— respondí a sus palabras que se me antojaban a despedida, pero deseche la idea inmediatamente.

—No lo entiendes — susurró mirándome fijo, con esa mirada que decía algo que yo no podía descifrar y luego sonrió con una sonrisa que parecía triste. Pero no dijo nada más, solo siguió caminando y cambió el tema de conversación.

......

Habíamos pasado un muy buen día en el parqué, comimos helado y hablamos de trivialidades, me había mostrado fotos del momento en el que mi pequeña salió de mí, y donde estaba en un lugar donde habían otros recien nacidos, de vez en cuando se paraba en un lugar solo para tomarle una foto a Harley.

Ya estábamos en casa, él estaba terminando de meter su ropa en el mismo bolso que había traído una semana atrás cuando su celular sonó y el salió a contestar.

Cuando estaba a punto de salir para ir a la cocina lo escuché hablar y me quedé quieta en mi sitió.

—Lo sé mamá... Ya me iré... ¡Lo sé, madre, lo sé! ¡Sé de sobra que el domingo sera mi maldita boda!— dijo en un susurro-grito haciendo que mi cuerpo se congelara.

No puede ser, no ahora...

Mis ojos se llenaron de lágrimas pero rápidamente me las seque y entré de nuevo  a la habitación, tomando a mi bebé en los brazos. A los pocos segundos, entró él, estaba enojado, se podía notar por la tonalidad roja que estaba en su cara.

—Me tengo que ir — dijo seco, él estaba molesto, pero yo más y no solo molesta, también estaba decepcionada.

Lo seguí hasta la acera donde estaba su auto con Harley en los brazos, él se giró y me miró con nostalgia, besó la frente de Harley con un beso tembloroso, parecía que en cualquier momento iba a llorar.

—Adiós, Lucía —se despidió con voz ronca, dando un besó en mi frente y acariciando mi mejilla. Luego se dió la vuelta y empezó a caminar hacía el auto.

—Yo... Te doy dos opciones, James— dije una vez que logré conectar el cerebro con la boca, él se paró en seco pero no se dió la vuelta—Puedes perder todo ahora, todo eso lo que algún día dijiste que no perderías por ella... Sé que la quieres,—dije al borde de las lagrimas y la voz entre cortada— ganarás mucho más de lo que perderás, o puedes irte en este momento y seguir conservando lo que tienes ahora, pero te juró que a mi hija no la volverás a ver jamás, ella no se merece que la tengas como un secreto.

No dijo nada, solo ví como su espalda se tensaba y apretaba los puños.

—Te estoy dando opciones, James—Volví  a hablar ansiando saber su respuesta — puedes quedarte y perder ahora y ganar después, más. Mucho más de lo qué ahora tienes.

Su única respuesta fue, avanzar hasta el auto sin mirar atrás en ningún momento, se subió y estuvo unos minutos allí, dándole esperanzas a mi corazón que de alguna manera creía que en cualquier momento saldría y se quedaría con su hija y conmigo. Pero no fue así, el motor de su auto rugió y mis esperanzas murieron, cuando salió a toda velocidad de mi vista, Causando que todas las lágrimas que había retenido hasta ahora salieran frenéticamente.

Sólo miraba el lugar por donde se había ido con su hija entre mis brazos tan ausente de lo que sucedía y mi corazón hecho pedazos por su decisión, Porqué aún que no lo quería aceptar yo estaba malditamente enamorada de él.

Estaba enamorada de James Evans.



Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora