P.O.V. JAMES
Estoy enojado ¿Para qué negarlo? Ayer cuando fuí a la casa de Lucía y no la encontré fue la basé de mi enojo. Salí de ahí, no sin antes decirle a la señora de limpieza que no dijera que había estado en casa.
Cuando la llamé y me dijo que no podía ir a su casa mi molestia creció un poco más, hasta que me explico que sus hermanos irían, sin embargo cuando me dijo que se devolverían el lunes de la proxima semana mi enojo incremento no podría ir el viernes y eso me descolocó, quería verla y saber que tendría que esperar hasta la próxima semana me enoja. Pasé todo el día de ayer enojado por esa razón y todavía hoy sigo molesto.
El sonido de el telefono de mi oficina me hace regresar en mí.
—¿¡QUE?!—Grito de mala manera a mi secretaria.
—Señor Evans, tiene una llamada de una tienda del centro Comercial Blue Moon ¿Se la pasó?— Le digo que sí y enseguida me comunica.
—Bueno días, Soy James Evans, ¿Qué necesita?– hable firme.
—Buenos días, señor Evans, soy Lauren, la dependienta de la tienda baby swet, donde usted encargó una cuna y otros muebles. Le hablo porqué nos ha surgido un inconveniente con la dirección que usted nos dió para enviar los muebles, ¿Será que puede repetirnosla? Por favor.— habla la chica.
Es una buena excusa para volver a llamar a Lucía sin que se le haga extraño...
Una sonrisa se forma en mi rostro ante la idea. Le vuelvo a dar la dirección a la mujer y enseguida saco del bolsillo interno de mi saco el celular- ese que solo usó para llamarla a ella- busco su contacto el cual es el único en el celular y marco a su número.
—¿Hola?— escuchar su voz me hace sonreír. Su voz está llena de risa, sé el porqué al escuchar risas de niños.
Está con sus sobrinos.
—Hey, ¿Qué haces?—respondo amigable.
—Estoy preparando algunas cosas con los niños para ir a la playa, James, ¿Se te ofrece algo?—y eso es exactamente algo que me enoja, que es tan indiferente para conmigo.
Cada vez que le hablo por teléfono su forma de contestarme era como que si quisiera términar con la conversación rápidamente y la verdad no la culpo, después de todo lo que le dije e hice, pero aún así duele que la mujer de la que éstas enamorado ni siquiera quiera hablarte, es jodidamente desesperante.
—Bien— digo volviendo a mi estado de enojo que ya se estaba haciendo habitual en mí —. Sólo llamo para avisarte que en pocos minutos irán a entregarte la cuna y las otras cosas que compramos para la bebé– hablo más que enojado.
—¡Oh! Es cierto, de hecho te iba a llamar para preguntarte que había sucedido, puesto que quedaron en enviarlos el mismo día – responde con simpleza.
—Habian perdido la dirección, adiós, que les vaya bien en la playa– increpo, no quiero que siga contestandome como si estuviera obligada a hacerlo.
—Adiós, James, que tengas un buen día. —y cuelga la llamada.
No pude evitar sonreír con esas simples palabras. Siempre es así cuando se trataba de ella; mis emociones se disparan hasta el punto en que un día llegué a creer que me estaba volviendo un bipolar, y es que no era para menos, cuando estoy con ella, estoy feliz, luego dice o hace algo que me enoja y a los pocos minutos nuevamente estoy sonriendo. Me esta volviendo loco.
......
Son las ocho de la noche, preparo mis cosas y salgo de la oficina, todo está oscuro, hace dos horas que los empleados se habían ido. Bajo en el ascensor, salgi al vestíbulo, saludo al guardia, y me subo a mi auto conduciendo hasta la casa de mi madre dónde me encontraría con Irina y su familia debido a que mi madre ha organizado una cena con toda su familia a petición de mi padre.
Al llegar estaciono el auto en la acera del frente y Bajo, mirando el auto de los padres de Irina que me indican que ellos ya están en el lugar. Suspiro y sigo caminando hasta llegar a la puerta y tocar, tengo llaves de la casa de Lucía, pero no de las del lugar que fue mi casa alguna vez, que irónico.
—Joven Evans, Adelante — saluda Meri, la señora de limpieza — Buenas noches, joven.
—Buenas noches, Meri— la saludo sonriendo y me encamino hasta la sala de estar de la parte trasera que es donde Meri me ha dicho que estaban todos.
—Bue...
—¡Cariño! Te estabamos esperando para cenar — me interrumpe Irina enrroscando sus brazos en mi cuello para besar mi cara, yo sólo trato de separarla de mí.
Me pone incómodo que haga eso.
—Ven hijo, toma asiento, justo estaba hablando con tus suegros que teníamos que elegir una fecha para la boda—alude mi padre con una sonrisa radeante, y o enarco las cejas.
—Padre, no veo el porqué de la prisa...
—Pues, yo si James, ya tienen casi cinco años de compromiso, ya es hora de la boda.— me interrumpió Lorenzo, el padre de Irina.
—Si amor, en cinco meses cumpliremos los cinco años de compromiso— secunda Irina entusiasmada— ¡Tengo una idea! La boda será el día que cumplamos los cinco años de compromiso.
—Me parece una muy buena idea hija—concuerda su madre levantando una copa.
—Estoy de acuerdo.— alude mi padre luego el señor Lorenzo, después las hermanas de Irina. Miro a mi madre buscando un apoyo y ella sólo me esquiva y levanta su copa, Luego lo hace Irina y por último yo. Todos gritaron felices un salud menos mi madre que sólo bebe de su copa sin dirigirme ninguna mirada.
—¡Es oficial! ¡La boda será en cinco meses!— dice mi padre sonriendo.
—Si, padre la boda será en cinco meses.— repito con un nudo en el estomago.
No quiero casarme, Sé que hacerlo significaba dejar a Lucía y a mi hija, pero tampoco puedl negarme, no cuando mi padre me mira con felicidad y orgullo.
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Mi Hermoso Error
RomanceLucía Montenegro; es una joven de 24 años, acaba de terminar su carrera de diseño y moda. Hija menor de una familia muy bien posicionada económicamente. James Evans; un hombre magnate de los negocios, de 31 años, viaja a nueva york para cerrar negoc...