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El sonido del llanto de Harley, se escuchó de pronto, haciendo que entre James y yo, hubiera una tregua de por lo menos unos minutos. Ambos nos miramos desafiantes por una fracción de sengundos, hasta que por fin encontré la manera de conectar mi cuerpo con el cerebro y emprendí camino hacia mi hija, él venía detrás de mí, podía sentir sus pasos a mis espaldas.
Al llegar a la habitación de Harley, ella estaba parada sobre el colchón de su cuna, mientras se sostenía del borde para no caerse, su rostro estaba rojo por el llanto, al parecer nada había pasado, talvez sólo escucho mis gritos y se asustó. Me acerqué a ella, con James pisandome los talones y estiré mis brazos hacía ella que los recibió gustosa.
Ya en mis brazos, traté de calmarla un poco para dejarla de nuevo sobre su cuna, pero en el proceso, Harley, se estira sobre mi hombro con los brazos extendidos hacía adelante; Quería que su padre la tomara.
James no se lo piensa dos veces para consentirla y darle lo que pide, yo me giré para mirar a mi pequeña acurrucarse en su pecho, escondiendo su pequeña carita entre en el cuello de James, y él la arrullaba mientras palmeaba delicadamente su espalda.
El llamado de la sangre quizás, talvez eso es lo que pasa. Pero Harley no puede tomarle cariño a James, no de nuevo. Ella no se puede apegar a él, sería difícil para mi bebé tener que volver a adaptarse nuevamente a que su padre no esté con ella, sería difícil para ella que James se vuelva a ir... Que la vuelva a dejar.
—Creo que tiene hambre, Luce...– habló sacándome de mis pensamientos, yo asentí e hice un ademán para que me siguiera escalera abajo.
—Espera aquí, iré a la cocina a preparar su biberón – dije una vez que ya habíamos llegando al recibidor principal, el asintió y tomó asiento en el sofá.
Caminé a la cocina y una vez allí empecé a preparar el biberón de Harley, con la mente acuchillandome desde adentro. Ella necesitaba un padre, lo sabía, pero era jodido, y yo simplemente no podía confiar en alguién que ya una vez nos ha fallado; en cualquier momento James podría irse de nuevo, y no era justo para Harley, no era justo para mí, pero tenía otra opción, era aceptar su regreso o volverle a ver en los juzgados peleando por lo que él no se merece pero fácilmente podrían otorgarle.
Pero yo no he sido una mala mamá... La duda en mi cabeza me aprieta el pecho y con la mirada en la nada todo empieza a afectarme ¿Por qué me la quitarían?
El sonido del calentador de biberones me avisó que la leche de Harley ya estaba lista, la tomé y salí de la cocina rumbo al recibidor, al llegar, los miré a los dos, él sostenía a Harley con cariño, mientras acariciaba su rostro y ella sonreía.
—Ya no te voy a dejar nena, no otra vez, lo juro.– susurró mirándola encantado, en ese momento decidí salir del lugar dónde estaba.
—No le prometas cosas a la niña, que sabes muy bien que no serán ciertas.— inquerí con odiosida, él giró su mirada hacía mí, hasta que me posicioné frente a él.
—¿Que te hace pensar que no son ciertas?– dijo con un deje de enojo, entregándome a Harley para que le diera de comer.
—Tus acciones anteriores...– respondí rápidamente, él soltó un suspiro apoyando todo su peso sobre el espaldar del sofá dónde estaba sentado, y no dijo nada más, sólo observaba detenidamente como Harley tomaba de su biberón y una que otra vez pasaba su mirada a mí.
Una vez que Harley terminó de comer me levanté de mi lugar y empecé a caminar con ella en brazos por todo el livig mientras palmeaba suavemente su espalda.
—Luce...– llamó mi atención y giré a mirarlo, quedando demasiado serca de él, pero no hice ningún movimiento para separarnos y él tampoco – Luce, no quiero pelear contigo, solo te estoy pidiendo compartir tiempo con Harley, es mi derecho, no quiero alejarla de tí. Solo quiero poder cuidarla, cargarla, tenerla conmigo, no pido más.– sus palabras eran calmas, no había ninguna otra intención en ellas, y yo asentí, pero no lo hice porqué en realidad quería hacerlo, claro que no, lo hice, porque sabía que si me negaba, él pondría todo su empeño en ganar un caso dónde lo más probable es que él fuera el beneficiado en cuanto a los días que Harley tuviese que compartir con ambos.
—Lo pensaré, James, aunque no te lo merezcas, te prometo que lo pensaré – dije con calma y obligada, no me gustaba sentirme de la manera en que me estaba sintiendo entonces; manipulada, obligada a hacer algo que no quiero...Vulnerable ante él.
—Es todo lo que quería escuchar– dijo en un susurro, tomando la carita de Harley delicadamente en sus manos y dejando un casto beso en su frente– hasta luego mi amor– se refirió a ella– regresó en la tarde Luce– esta vez lo dijo hacía mí, ya no pelearía con él por la forma en que me decía, era algo imposible, de igual manera siempre lo volvía a repetir.
Yo asentí sin ganas hacía él que me ofreció una media sonrisa para continuamente caminar hacía la puerta de entrada, y yo me quedé ahí parada, en medio del recibidor viendo como se marchaba, pensando en sí en realidad regresaría.
—¿Quien mierda eres tú?– profirió un enojado James hacía la puerta de entrada que yacía abierta, pero no se veía a quien le hablaba ya que la persona estaba en la parte de afuera.
—Lo mismo pregunto.– Aaron, era Aaron, su tono de voz era uno completamente confundido.
Miré como Aaron, hacía aún lado a James y se habría pasó para adentrarse a la casa, sin esperar respuesta alguna de su parte, cuando nos miró sonrió abiertamente.
—Preciosa— Exclamó llegando hacía mí y besando mi frente, Harley aprovecho la cercanía y se abalanzó sobre los brazos de Aaron, los cuales la recibieron gustosos– ¡Mi princesa hermosa!–saludó besando su carita mientras ella reía a carcajadas– ¿Quién es él?– preguntó mirándome con duda.
La saliva se me hizo una bola enorme en la garganta.
—Ah...
—El padre de Harley, James Evans– me interrumpió presentándose a sí mismo, lo miré se había acercado a nosotros, su rostro estaba completamente rojo y no sabía porque exactamente.
Aaron giró su rostro hacía mí, estaba sorprendido, muy sorprendido. Sus ojos grises se habían abierto más de lo normal.
—¿El padre de Harley?– preguntó hacía mí.
—Si, así es. – respondió James, causando mi enojo.
—¡Callate James!– dije enojada.
—Me dijiste que Harley, no tenía padre.– volvió a decir Aaron.
—Es una larga historia, Aaron.– pronuncié en un susurro bajando la cabeza.
—Una larga historia que termina en que yo soy el padre de la bebé y no quiero que la vuelvas a cargar– escuché hablar a James y continuamente casi arrebatar a Harley de los brazos de Aaron que lo único que hacía era mirarme fijo.
—Lo siento, Lucí, tengo que asimilar estó, nos vemos después – dijo y se encaminó hasta la puerta de entrada dónde segundos después desapareció.
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Mi Hermoso Error
RomanceLucía Montenegro; es una joven de 24 años, acaba de terminar su carrera de diseño y moda. Hija menor de una familia muy bien posicionada económicamente. James Evans; un hombre magnate de los negocios, de 31 años, viaja a nueva york para cerrar negoc...