Cap 26

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Me desperté por el llanto de Harley, ayer en la noche después de darle de comer se volvió a quedar dormida, eso era un logró, ya que significaba que no extrañaba a James.

Me levanté de la cama y miré la hora en mi celular que estaba a mi lado 08:32am caminé hasta la cuna de Harley y la calmé acunandola en mis brazos.

—Lucía– me llamó Liana entrando a mi habitación con Sophia en los brazos, aún estaban en pijama– dice mamá que te prepares que saldremos al centro comercial con los niños,– añadió acercándose a mí, Sophi miraba a Harley atentamente y eso me hizo sonreír.– Aún no te perdonó que nos hayas avisado de su nacimiento una semana después – me miró mal.

—Ya te explique Lía...

—Igual, no te lo perdonó.– dijo seria, poniendo a Sophia en mis brazos y tomando en los suyos a Harley.– tu si eres hermosa, no como tu mami, ella es fea– dijo en dirección a la bebé con voz de niña.

Mi pequeña sólo la miraba fijamente.

Después que Lía salió de mi habitación fui al baño y preparé la pequeña tina de Harley para bañarla antes de salir. Luego la vestí y la acosté en la cuna de su habitación.

Después que me duché y vestí fui al dormitorio de mi bebé y le di su biberón, y trás dejarla dormirda de nuevo baje al comedor y desayuné con toda mi familia.

—¡Apresurate Lucía!– Grito mi madre desde el piso de abajo, yo estaba apunto de bajar las escaleras con la pañalera rosa de Harley en mi hombro, y mi pequeña niña en los brazos. Al verme sonrió.

—Lo siento mamá, Vamos– dije una vez que llegué a su lado, ella asintió y tomó la carreola para meterla en el maletero del auto.

Una vez afuera, mamá tomó una de las camioneta mas grandes y nos subimos todas, ella era la que conduciría. En el auto íbamos; Kate con Antonella y Liam, Líana con sophia, Harley y yo.

—Primero vamos  a ir al super mercado, compraremos algunos ingredientes que faltan para la cena que aré esta noche, – dijo mamá encaminándose al super que había en el centro comercial, Kate iba detras de ella, con Liam y Antonella de cada mano, Líana delante de mí con la carreola donde iba su hija, y yo detrás de ella con Harley en su carreola.

Nos detuvimos frente al supermercado y mamá entró, con Kate y los niños siguiéndole los pasos, yo me senté en unas bancas frente a la entrada del super, sabía que mamá se tardaría mucho con las compra de los ingredientes, y yo no estaba de ánimos para caminar.

—¿No entrarás Lucí?– pregunto Líana, en la entrada del lugar. Negué con la cabeza dándole una sonrisa, que más bien, parecía una mueca triste.

Ella se acerco a mí, y tomó asiento a mi lado. Me sonrió con ternura al mismo tiempo que colocaba un mechón de mi largo cabello castaño detras de mi oreja.

—Yo sé que tienes algo que no te deja ser feliz, ni siquiera por que tienes a esté pequeño regalo contigo– dijo acariciando la mejilla de mi bebita, y no pude evitar que mis lágrimas se asomaran en mis ojos, ella me regalo una sonrisa triste – Soy tu hermana, Lu, te conozco mejor que nadie en está familia, y sé que no te gusta compartir tu dolor, ni que las personas a tu alrededor se den cuenta de lo que en realidad sientes, pero a veces es bueno compartir eso con alguien– yo solo me obligaba a mantener las lágrimas en mis ojos.

—No estoy lista para hacerlo ahora, Lía – susurré. Ella me miro y sonrió de una manera dulce.

—¿Tiene que ver con el padre de Harley?– pregunto con cuidado, como si de alguna manera la pregunta me fuese hacer daño. Asentí una sola vez– No te preocupes hermanita, todo estará bien, y recuerda que cuando necesites desahogarte, aquí estará está hermosa psicóloga, para ofrecerte sus servicios gratuitos. – dijo con una sonrisa tratando de alivianar el ambiente, y la verdad, no sé, si es porque ella fuera psicóloga u otra cosa, pero Líana, tenía ese don de hacer sentir bien a las personas después de una conversación con ella.

—Gracias, Líana, lo tendré en cuenta – reí y ella lo hizo también.

—¡Mira! ¿Ves esa joyería de ahí?– asentí mirando el lugar que señalaba con su dedo– Anny, fue una vez ahí, y le llevó a su pequeño una cadena de oro, son personalizadas y las entregan al instante, ¿Que tal si vamos y encargamos unas para nuestras bebes?– pregunto alegré, sabía que mamá se tardaría mucho así que asentí y ambas empezamos a caminar hacía allá, empujando la carreola de nuestras niñas.

—Por favor, Escriban el nombre de las niñas aquí – dijo el chico detras del mostrador aquien le habíamos encargado las esclavas, con el nombre de nuestras niñas, y en la parte de atrás su fecha de nacimiento.

Líana tomó el lápiz y escribió; Sophia Bryce adjuntando también la fecha de nacimiento. Y luego me entregó el lápiz. El nombre Completo de Harley era Harley Luciana Evans Montenegro, ese era el nombre que salía en su acta de nacimiento y en todos sus documentos, pero yo no podía simplemente colocar en aquel papel “Harley Evans” si lo hacía todos se darían cuenta de la verdad. Eso era algo que me dolía, el no puder ni siquiera decir el verdadero a apellido de mi bebé.

Harley Montenegro fue lo que puse en aquel papel, que luego le regresamos al chico. Nos sentamos en el living de la tienda y esperamos por largos minutos a qué nos llamaran.

Señora Líana Vermonte– dijeron desde el mostrador y ambas nos giramos– Ya están listos sus encargos. – añadió y nos dirigimos hasta él.

Nos tendió dos cajitas de terciopelo negro, diciéndonos cual era de quién, la abrí y en ella estaba una pulsera de oro rosa, Tenía escrito en unas perfectas letras corredizas Harley Montenegro la tomé del lugar acorchonado dónde estaba y la gire mirando perfectamente los dijitos con su fecha de nacimiento en la parte de atrás, se la mostré a Líana y ella me mostró la de Sophia que era exactamente igual, solo con su nombre en vez de el de Harley.

~•~

Después de varias horas en el centro comercial, por fin estábamos acabando de llegar, habíamos dejado las bolsas en el auto para que marco y los demás las bajaran.

—¡Oh dios! Estoy tan cansada – dije sentándome en el sofá con Harley en mis brazos, la miré y tenía sus ojitos azules igual a los de James, abiertos– ¿tienes hambre mi amor?– le pregunte sabiendo que no me contestaría – estaré en mi habitación madre, bajeré luego– mamá asintió y me despedí de mi hermana y cuñada. Cuando iba a subir las escaleras la voz de mi padre hizo que me detuviera en seco.

—Lucía, – no fui la única que giro a verlo, mi madre, hermana y cuñada, también lo hicieron –ha llegado esto para tí– dijo posicionándose frente a mí, tendiendome una caja de color rosa, muy bien sellada.

La tomé y Murmuré un gracias y luego seguí mi camino hasta mi habitación con mi bebé en brazos.

Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora