Cap 37

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Cinco meses habían cinco meses, cinco meses en los que mi empresa había crecido a nivel internacional, proporcionándome la posibilidad de abrir tiendas exclusivamente para la venta de todos los productos Fashion Luce. Por los momentos estas boutiques están; en Nueva York, Los Ángeles, Seattle y Florida, y solo una en el extranjero- por los momentos- está se encuentra ubicada en la capital de Mexico.

Mi pequeña niña, estaba cumpliendo ocho meses. Harley, es una niña muy activa, le gusta reir, siempre está alegre, y su sonrisa es la más hermosa que hay en el mundo, y la mayor parte del tiempo se la pasa balbuceando incoherencias. Su cabello rubio ha crecido un poco más, ahora le llega un poco más arriba de sus pequeños hombros, y me fascina poder hacerle colitas.

En cuanto a mi familia, La última vez que fuí, fue en año nuevo.

—¡Hey! ¡Lucía!— Lázaro llamó mi atención y yo lo miré atenta de nuevo, estábamos en mi oficina hablando sobre algo que tenía que ver con la tienda de México.—Como te decía; Al parecer la encargada de la boutique, está presentando problemas con los envíos.

—¿Como así?— simplemente no podía ser, yo tenía un personal de confianza que se encargaba exclusivamente de que los enviós se fueran completos.

—No lo sé, esa es su queja, y si esto sigue así, Tendras que viajar para arreglar el problema, ya son tres veces la misma queja. No es normal...– dijo. Esto se tenía que arreglar, yo no quería viajar tan lejos con Harley.

Asentí y acordamos que si las cosa seguían así en la boutique de México, yo tendría que viajar.

Hoy después que saliera de la empresa, tenía que ir al super mercado, puesto que, Luna, Karla y Merci, estaban de vacaciones por un mes, las tres, y yo tenía que hacer todo su trabajo o por lo menos el de cocinar, de la limpieza se encargaba una chica de unos dieciocho años, Celina, es su nombre, ella va solo dos veces a la semana.

.......

Cuando el reloj de mi celular marco las cinco de la tarde, tomé a Harley de su silla portátil, dónde estaba dormida desdé hace un rato y luego salí.

Para cuando llegué al auto Harley estaba llorando porque la desperté a medio camino, la senté en la silla de nuevo y la aseguré, seguidamente metí su chupete en su boca y le di un juguete, rápidamente se calmó y colocó toda su atención en el juguete.

Conducí hasta el centro comercial donde estaba el supermercado y estacioné el auto, tomé mi celular, mi bolsa y luego fuí por Harley y la cargue hasta el interior del centro comercial.

Con Harley en brazos inicié la caminata por los pasillos, seleccionando y poniendo productos en el carrito que arrastraba con la mano libre. Era un poco incómodo pero podía con ello. Terminé de comprar las cosas y fuí a la caja, me formé en la pequeña fila que había para pagar delante de mí, solo habían unas cinco personas.

Harley empezó a quejarse entre gimoteos, mientras que seguía avanzando y yo la acomodaba en mis brazos. Se quedó tranquila mirando por encima de mis hombros.

Cuando llegó mi turno de pagar saqué la tarjeta y se la entregué a la cajera, Harley se reía a carcajadas por la persona que estaba detrás de mí, así que cuando me tocó pagar miré a esa persona.

Me encontré con unos ojos de color ámbar, en su mirada había dulzura y de alguna manera me sentí familiarizada con ella. Era una señora de aproximadamente unos cincuenta años, pero muy bonita, su cabello era rubio y le llegaba hasta los hombros, claramente se podía notar que era una señora muy elegante.

—Disculpa– dijo con un poco de vergüenza– no fue mi intención incomodarla...

—No, no se preocupe, muchas gracias por distraerla– agradecí con una sonrisa, La señora tenía un parecido a alguien que yo conocía pero no lograba distinguir a quién.

—¿Es tu hija? – asentí– ¿Como se llama?

—Harley– algo extraño pasó por su mirada, no supe reconocer que fue exactamente, ella pasó su mirada de nuevo a Harley y la miró de una manera extraña y la bebé le sonrió con inocencia.

Después de pagar me dirigí al estacionamiento dónde esperaría a Aaron, quien me había pedido que así lo hiciera. Vi su auto acercarse y luego de estacionar salió de los asientos de pasajeros, al parecer trajo a su chofer.

Cuando Harley se dio cuenta de su presencia empezó a saltar en mis brazos con emoción, ella le había tomado mucho cariño a Aaron y cada vez que lo miraba se emocionaba y levantaba los brazos para que él la cargará. Apenas estuvo con nosotras Aaron tomó a la niña con una enorme sonrisa, como cada vez que la miraba. Besó la cabecita de la bebé en su brazos y luego mi mejilla.

—Nos iremos en mi auto– dijo, hoy cenaría en mi casa – Carlos, se llevará el tuyo ¿Esta bien?.

— Si– Murmuré acariciando la mejilla de Harley que había recostado su cabeza en el pecho de Aaron.

Nos subimos al auto y emprendimos camino hacia mi casa, con Aaron, todo seguía igual, sólo éramos amigos y esperó que así sea siempre, por los momentos mi corazón y mente estaban puestos en Harley y mi empresa.

Aaron sin duda se había ganado un lugar no solo en mi vida y sino también en la de Harley, y eso tenía un valor muy especial para mí, y me dolia saber que en cualquier momento iba a sufrir por mi culpa, porque de todos los hombres que había conocido a lo largo de mí vida Aaron Gonsteins era uno que valía toda la pena del mundo.





Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora