La miraba sentada tan tranquilamente en el sofá que él mismo había elegido cuando se mudaron.
Era su sofá, no de ella.
Ella cambiaba canales de vez en cuando, sin embargo no miraba ninguno porque ninguno le parecía interesante.
Se dedicaba a observarla detenidamente siguiendo todos y cada uno de los movimientos que hacía y aparte del ruido del televisor, no había otro sonido más en la enorme casa.
Por unos momentos se llenó de rabia recordando lo lindos que eran sus fines de semana antes que ella viniera, ahora los fines de semana tenía que pasarlos encerrado en la casa o saliendo a algún lugar "seguro para mujeres embarazadas"
La diversión se había ido por el caño desde hacía casi 5 meses.
Y ya no soportaba.
Por un momento quería ponerse de pie e ir a la cocina a traer un cuchillo y apuñalarla en el vientre para que todo se acabara, pero luego recordaba que ese bicho también era de Wonho, su Wonho y a él si lo amaba.
Suspiró con molestia llamando la atención de Natalia quien lo miró rápidamente.
- Hyungwon... ¿Te sientes bi-
La puerta frontal se abrió interrumpiendo la charla que estaría a punto de comenzar, afortunadamente para Hyungwon.
Wonho ingresó con una sonrisa y varias bolsas en la mano y cuando lo vio, el corazón de Hyungwon parecía derretirse y todos los malos pensamientos que tenían antes se habían esfumado.
- He traído almuerzo y un par de cosas...
Hyungwon se levantó y se fue a la mesa de comedor donde Wonho había dejado las bolsas de comida y las abrió percibiendo de golpe aquel delicioso aroma que amaba.
Camarones.
Sonrió contento porque sabía que Wonho siempre pensaba en él pero mucho antes de que él pudiera siquiera formular una palabra, una voz se escuchó en la sala y tuvo que voltear.
- ¡Gracias Hoseok!
Levantó su mirada de los platos de comida y notó como Wonho había ido a dejarle una bolsa a ella, no sólo con comida si no también con chocolate, aunque fueran de los baratos, eran chocolate.
Chocolate que debía ser para él y que ella no debería comer en su pulcro sofá blanco.
Se sentía herido de alguna manera.
Aunque no pudiera evitarlo su corazón dolía cada vez que algo así pasaba, no se sentía molesto con Wonho, sin embargo compartir su atención dolía.
Sobretodo con personas a quienes le tenía odio.
Sin embargo no dijo nada y se sentó a la mesa a comer, no le importaba estar comiendo mucho últimamente.
Desde siempre había tenido la manía de comer cada vez que estaba triste, por eso en tiempos anteriores tenía un problema de obesidad y no le importaba volver a tenerlo.
Estaba demasiado cansado de la situación.
Abrió la bolsa y sacó la comida dejándola al frente suyo, pero esta vez no le apetecía nada.
Suspiró con cansancio y sintió como los brazos de Wonho lo envolvían por los hombros mostrándole algo.
Miró lo que Wonho le enseñó y se quedó sorprendido.
- ¿Qué demonios?
Wonho se rió y se sentó a su lado.
- Pensé que te gustarían...