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  - Estás... muy mal de la cabeza.

- No más que tú. - Minah saboreó sus labios con la lengua. Wonho, ahora bajo el caliente cuerpo de su insaciable novia, seguía con la vista los movimientos de esa lengua. Demonios, su erección crecía, y sentía el placer en la punta de ella.

El móvil no dejaba de sonar. Wonho observó en la pantalla. Oh, mierda, esto sería una venganza.
Respiró hondo. Minah lo miraba salvaje desde arriba. Sus piernas estaban abiertas y acomodadas a cada lado del cuerpo de Wonho. Esto se pondría realmente candente.

- Buenas noches señor. – saludó Wonho. Su jefe en la otra línea. Que linda coincidencia. Esperó a que el señor Kim le respondiera. Mientras tanto, bajó la mirada y se quedó quieto ante el movimiento de las manos de Minah sobre sus pantalones. Tan metódico. Ella acarició su erección, suave, delicioso, tan exquisito y sutil. Vaya explotaría.

- Que tal Lee, disculpe la hora. – Kim Shi Dae se aclaró la garganta.

- No... no hay ningún problema señor. – mintió. Tragó saliva. Sus ojos se retorcían por la vista. ¡Necesitaba gritarle algo sucio! Joder, esto era tan irritante. Observó como Minah relamía sus labios una vez más, mojándolos y dejándolos brillando.

A continuación, la tortura aumentó. El juego había empezado.

- Recibí un mensaje sobre la oferta de trabajo que había...

- ¡Oh! – Wonho soltó un gruñido desde lo más profundo de su garganta. ¡Mierda! Minah había desabrochado y bajado sus pantalones a la velocidad de la luz. Lo tenía empalmado, ahora entre sus finas manos. – lo siento señor.

- ¿Algún problema?

- Ninguno, prosiga por favor. – soltó un suspiro. La imagen que tenía sobre él se hacía más intensa.
Kim hablaba en la otra línea. Pero la cabeza de Wonho estaba en otra parte. Arqueó las caderas y la sonrisa de Minah se hizo más grande. Desesperada, bajó de la misma manera el bóxer de Wonho hasta dejarlo a la altura de sus rodillas.

- Mnh, vaya vaya... - murmuró ella. Podía escuchar la voz de Kim desde el móvil de Wonho y eso no hacía más que excitarla. Se frotó las manos, juntándoselas y bajó lentamente. Inclinándose.

- Minah, por favor, detente... - trató de decirle apartándose el móvil de la boca. – sabes que no voy a soportarlo. – susurró. Pero no hacía nada para detenerla. Miró sus ojos. Llenos de lujuria. Estaba poseía. Y él también. Pero no podía demostrárselo ni gritárselo.

Mierda...

Las manos de Minah encerraron su erección. Había sido todo.

- Joder... - murmuró Wonho, ronco.

- ¿Hoseok, me ha escuchado? – preguntó Kim, un tanto irritado, pero sin llegar a enfadarse.

- Cl... cla.. .claro señor. – soltó un respiro.
Formando una "o" con la boca sin emitir algún sonido. Su mente solo podía registrar las manos de Minah moviéndose en toda su erección. Qué bien lo hacía.

- ¿Y qué opina sobre lo que le dije?

Oh no.

Wonho tragó saliva.

- Voy a darle los tres días que necesita para irse a New York, pero cuando vuelva quiero unas cuantas horas extras para cubrir sus faltas. – le explicó de nuevo, deduciendo que Wonho no había prestado atención.

Wonho cerró los ojos con fuerza. ¡Mantén la maldita calma, ya casi cuelga!

- Sí, señor, me parece justo. – logró articular sin dejar de mirar las pequeñas manos de Minah en toda su gran longitud. Mnh, que jodida delicia. Se retorció sobre la cama. Ella podía llegar a ser tan poderosa.
El señor Kim le explicó un par de cosas más al teléfono.

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