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Se armó de valor y apartó las cortinas de baño.

Un Wonho desnudo de pies a cabeza la miraron intensamente. Sus ojos estaban oscuros y los de ella no tardaron en cambiar de intensidad.

Minah tragó saliva.

- Entra, por favor. – le volvió a rogar Wonho.
Minah asintió y se quitó las Converse con las manos, quedándose descalza. Necesitaba encontrar un punto de concentración que no la llevara a observar lo que no debía.

Puso un pie en la ducha e hizo lo mismo con el otro. Y estaba dentro. Junto a él. Junto a ese Dios griego completamente desnudo y radiante que la miraba deseoso a un punto no muy lejano. Podía sentir su respiración agitada y no dudó lo que eso podía estar produciendo en toda la longitud de su miembro. Pero no bajaría la mirada. Por nada del mundo se atrevería a observar su inquieta erección.

- Date vuelta. – rogó Minah. Su voz había cambiado y era tan solo una pequeña muestra de cómo ella también se encontraba.
Wonho se dio vuelta lentamente y dejó que el agua de la ducha cayera sobre la herida y se la refrescara. Fueron varios segundos satisfactorios, hasta que sintió una vez más los dedos de Minah palpar sobre su hematoma. Endureció los pómulos e hizo lo mismo con los puños. Pero esta vez no se debía al dolor producido por la herida. Era más bien el hecho de tener a Minah tras él y no poder voltearse y devorarla como tanto quería. Sus deseos afloraban en todo su miembro. Esto definitivamente podía con él. Estaba excitado. Erecto. Necesitado. Deseoso. Listo... completamente preparado para ella. ¿Por qué no podía hacerle el amor todavía? El juego empezaba a gustarle y solo esperaba ansioso el momento de poder meterse en todo su cálido cuerpo.
Minah lo tocó lentamente, echando agua sobre las partes más profundas del gran raspón. También dolía. Pero dolía más el no poder besarla.

Cerró los ojos suavemente e hizo la cabeza para atrás, dejando que el agua le mojara el cuello.

- ¿Mejor? – preguntó ella en susurros.

Y lo que podía ver solo frustraba más todo lívido. Wonho se retorcía bajo el agua tibia que caía sobre su cuerpo y se derretía bajo su tacto. Y ella que lo observaba todo. Y ella... que necesitaba con todas sus fuerzas a ese hombre. Se mordió un labio y su propio instinto hizo que sus dedos subieran poco a poco por la espalda de Wonho. Su tacto se hizo suave. Lento. Divino. Su mirada subía, llena de lujuria y malditas ganas de hacérselo, por donde sus dedos tocaban... y tocaba... y él seguía retorciéndose bajo el agua. ¿Esto podía ser más torturador? Sus dedos pararon en la nuca de él y acariciaron su cabello suavemente. Su otra mano se enredó también entre el cabello de Wonho y empezó a masajearlo con suavidad.

Se sentía perdida... ahora definitivamente lo estaba...
Wonho se volteó de inmediato al sentirse en el límite de poder aguantar un solo toque más de su parte. Bajó la mirada y sus ojos oscuros y empapados por la lujuria, la comieron despacio...

- Quítate la ropa. – le dijo suavemente, ahora manipulado por cada pequeña cosa que sentía en ese momento.

Y ella no pudo contenerse.

Desabrochó sus pantalones y los arrastró hasta tirarlos fuera de la ducha. Oh... esto era tan excitante... Wonho tragó saliva y endureció la mandíbula, realmente tenso por no poder tocarla todavía.

- Toda la ropa nena. – recalcó y se alejó unos centímetros para poder observar la siguiente escena en un ángulo mejor. Miró a Minah moverse mientras se quitaba la camiseta de tiras y la tiraba fuera del lugar.

Y era solo ella en ropa interior... su piel... su deliciosa piel estaba desnuda y solo la cubría unas bragas y un sujetador del mismo color.

Bajó la mirada y sus ojos se cerraron suavemente al divisar como su erección crecía ante la escena que estaba percibiendo. Ni siquiera el agua que caía sobre él podía calmarle. Al contrario, sentía las gotas de esta cayéndole sobre la erección, haciéndole cosquillas y solo lograban ponerlo más duro.

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