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- No puedo irme ahora... - insistió ella, pero había sido demasiado tarde. Los brazos de Wonho la elevaron y la subieron sobre su hombro derecho. Cargándola sin previo aviso. Minah entreabrió los labios. - ¡no! – gritó asustada. No podía irse. No debía irse. – por favor, ¡Wonho! – le gritó de nuevo. Pero este no haría caso a ninguna palabra que Minah le dijera. Sus piernas caminaron rápido hasta las puertas cerradas del banco. Las abrió con la punta de su zapato y salió con ella entre brazos.


La gente alrededor se volteó a mirarlos. Todo había pasado tan rápido. La escena era conmovedora y a la vez confusa. Minah que no dejaba de gritar en medio de la calle, y Wonho, que no la dejaría bajar de entre sus brazos hasta que recibiera una buena explicación.

- ¡Bájame! – le gritó una vez más.

- Deja de gritar, cualquiera pensaría que te estoy secuestrando. – le dijo y divisó su auto. Justo en la esquina en donde lo había dejado. Caminó rápido. Al llegar, antes de abrir las puertas de este y depositar a Minah dentro... giró la cabeza y observó sin disimulo el culo de ella. – extrañaba esta vista. – sonrió para él mismo, escuchando a Minah refunfuñar detrás.

Quitó los seguros y abrió la puerta copiloto, bajó a Minah de entre sus brazos e hizo que se sentara en el asiento. Cuando pudo verla sentada ahí... sentada en su auto... no pudo contenerse en pensar ciertas cosas nada sanas en ese momento. Co.ño, pero que bonita estaba. Se había pintado los labios de un color rosado encendido que le hacía ver jo.didamente provocativa. Y la falda. Y ese pu.to escote. Y esas piernas. Y esa boca. Y esos ojos. Sonrió para sí mismo al verla con él de nuevo. Cierta nostalgia había entrado en su cuerpo, en sus propios sentimientos. El hecho de tenerla con él, de nuevo, a salvo, después de tantas cosas que había imaginado pudieran pasarle... le hacía sentir tan bien. Le hacía provocar comérsela a besos y restregarle lo preocupado que había estado por ella entre ellos. Comérsela... comérsela a ella entera... porque solo así, podría calmar todo lo que sentía.

Rodeó el auto y entró a su asiento.

- Deberías agradecerme. – le dijo encendiendo el Mustang. Minah giró la cabeza para mirarlo. – supe que la policía iba a llegar en menos de cinco minutos y te he salvado.

El auto avanzó. La pista estaba libre. Wonho pisó fuerte el acelerador sin miedo a nada. Como casi siempre. Minah abrió la ventanilla, dejó que el viento le desacomodara el cabello. Sería una noche realmente larga.

Pero de pronto, ambos se quedaron callados. A pesar de que había mucho por explicar, mucho por decir. La música saliente de los amplificadores era lo único que ahí se escuchaba ¨Do i wanna know?¨ de Artic Monkeys, a un volumen prudente. 

Wonho la miró de reojo. Era imposible parar de mirarla con lo bonita que iba. Aunque de ese modo, solo le entraban más celos de los que ya tenía. ¿Habría conocido a otro en Tentation? Otro...¿Cómo él?... Necesitaba hablarle. Decirle y preguntarle muchas cosas, ¿pero cómo hablar sin que ella también lo hiciera?... tenía que romper el hielo entre los dos.

- ¿Cuándo vas a contarme? – le preguntó sin más rodeos. Se atrevió a bajarle el volumen a la música. Lo único que necesitaba y quería, era escucharla a ella.

- Han pasado muchas cosas...

- Eso ya lo sé, créeme.

- Y te he extrañado muchísimo... - Minah giró el rostro. A continuación, Wonho pudo sentir como sus tibias manos le acariciaban el brazo derecho. Se tensó. Se tensó tanto. Su piel, a la misma vez, se erizó fugazmente. Vaya terrible sensación.

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