Los personajes no me pertenecen. Le pertenecen al gran autor, Akira Toriyama.
"La risa no es en absoluto un mal comienzo para una amistad, y es lejos el mejor final para una" Oscar Wilde.
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Miraba sentada la fachada de esa construcción que anteriormente solía llamar "hogar". Ahora la palabra sonaba muy lejana. Los recuerdos la carcomían en el alma, cuando su vida, para ella era: "perfecta". Se dio cuenta en ese instante que le faltaba "él" solo "él" y, aunque tenía a su madre, su padre siempre fue su motor de vida y apoyo incondicional; era como su cómplice... su modelo a seguir...
...
—Papi, ¿qué es eso?—cuestionó una niña de cinco años de edad, mirando maravilladamente el invento que tenía frente a sus ojos azules.
—¿Te gusta?—le preguntó el Dr. Brief. La pequeña solo pudo asentir con una enorme sonrisa dibujada en el rostro—. Pronto cumplirás seis años, linda. Se suponía que no lo verías hasta ese entonces.
El doctor Brief solo pudo sonreír al ver la expresión de enojo de su pequeña cuando ella escuchó sus últimas palabras. Bulma solo hizo un pequeño puchero y frunció el ceño. Observó a su padre presionar un pequeño botón rojo en la parte superior del invento convirtiéndolo así en una cápsula.
—Ya es tarde, y tú tienes que ir mañana temprano a la escuela— Bulma solo asintió decepcionada, tenía tantas ganas de tener su regalo—. Vamos, linda.
...
Las lágrimas no pudieron faltar. Siempre, cuando recordaba a su padre, estas salían desesperadamente deslizándose por sus mejillas. Miró su reloj que llevaba puesto en su muñeca izquierda, y se paró de un brinco.
«Mierda» pensó.
Metió su mano en el bolsillo delantero de su short, sacando una cápsula que cuidaba como si fuera su propia vida y la activó. En ella apareció una moto en la que algún tiempo atrás fue el mejor regalo que había recibido en su corta vida. Claro que Bulma la mejoró haciéndola más a su agrado y mucho más sofisticada. Subió en la moto rápidamente, y tomó rumbo hacia el instituto.
(...)
Otra vez en la dirección, y por algo tan bizarro. Ya no podía más, tenía mucho que sacar, mucho que decir, mucho que gritar. Que diría su padre si la viera en ese estado tan deplorable. Contuvo sus lágrimas, no quería que nadie la viera derrotada. Echó un vistazo en la sala y se dio cuenta que no había nadie, salvo la señorita secretaria que tenía puesto unos audífonos mientras ponía toda su atención en la pantalla de su computadora de escritorio. Bulma no pudo evitar sonreír, sí que esa mujer estaba enfocada en su telenovela. Su atención en la mujer fue interrumpida cuando la puerta que dirigía a la oficina del director se abrió. Bulma tembló. ¿Y si ahora la expulsaban? ¿Qué diría su madre? Esos pensamientos fueron interrumpidos por la voz del director.
—Pasa, señorita Brief.
Y así lo hizo, miró hacia atrás mientras veía como la secretaria disimulaba encontrar papeles en su desordenado escritorio; volvió a sonreír. Siguió al director al interior de la oficina y esperó que él tomara asiento, después ella hizo lo mismo. Mientras estaba ahí, recorrió con su mirada el lugar. No había cambiado mucho desde la última vez que estuvo allí, salvo que había un nuevo librero (que cubría una de las ventanas) haciendo que la oficina se sintiera más pequeña. El silencio la estaba desesperando, ni se tomó la molestia de mirar al director directamente a los ojos. Bajó su cabeza, prestándole su mayor atención a sus manos que estaban entrelazadas y sudadas.
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"El amor de una amistad" +18 ~TERMINADO~
FanfictionUniverso Alterno: Bulma y Vegeta se conocen mientras estudian juntos en la preparatoria. Su relación comienza con una linda amistad hasta convertirse en algo más que eso. Ella tiene que superar la muerte de su padre y él una triste noticia que cambi...