Capitulo 23 "Con el orgullo herido"

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Los personajes no me pertenecen. Le pertenecen al gran autor, Akira Toriyama.

"Y es que el amor no necesita ser entendido, simplemente necesita ser demostrado" Paulo Coelho.

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Las primeras dos semanas en la capital del norte fueron días llenas de sorpresas para Bulma. Desde que se fue vivir con Vegeta, la relación entre ellos era muy cortés y algo silenciosa, pero para nada incomoda. Habían hecho una tregua de aprender a convivir civilizadamente sin caer en disputas y peleas absurdas, porque ambos sabían en cómo iban a terminar las cosas si las discusiones llegaban a un punto de ebullición. El deseo de entregarse febril y mutuamente los consumía durante el tiempo que estaban juntos, compartían cama y eso hacía mucho más difícil en no caer en la tentación. Los primeros días en la empresa, Vegeta le había cedido un importante cargo a Bulma como ser la segunda al mando, encargada de las áreas tecnológicas y científicas, trabajando junto con un reconocido físico-matemático: el Dr. Collie. Como se lo había prometido, Vegeta se encomendó en darle un recorrido por las instalaciones de la empresa, presentarla con los colaboradores, explicarle las funciones de cada sector, enseñarle las ideologías y la segmentación de mercados. Durante su primera semana la pasó trabajando arduamente a lado de Vegeta, comenzando muy temprano y terminando a altas horas de la noche, sin embargo siempre tenían tiempo para salir y hacer algo divertido.

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Era sábado por la mañana, y Bulma comenzaba a maldecir su reloj biológico. Volvió a cerrar los ojos después de divisar el despertador, eran las 8:20 a.m. Se removió de la cama y vio a Vegeta que seguía dormido, otra vez le daba la espalda. Suspiró con pesadez y aprovechó esa ocasión para meterse a bañar primero. Tuvo mucho cuidado en no hacer demasiado ruido mientras sacaba su ropa y una toalla desde su armario. Luego de unos 30 minutos estaba lista. Salió de la recamara dirigiéndose a la cocina. Llenó un recipiente con agua para luego colocarla en la cafetera y a esperar que hirviera, entretanto se dedicó a preparar unos huevos con tocino. No era tan fanática de la cocina, pero se negaba a comer comida enlatada y artificial; ese día aprovecharía para llevar a Vegeta al centro comercial y comprarían todo lo que hacía falta como: productos de limpieza, muebles, películas, libros, comida saludable, entre otras cosas. Una vez listo el desayuno y el agua para café, se dispuso a sacar dos platos y dos tazas de la alacena. Había escuchado el agua de la ducha caer, así que supuso que Vegeta no tardaría en terminar de bañarse. Comenzó a servir su obra culinaria, dividiendo el huevo y el tocino en partes iguales, y sirviéndolo en los platos; los llevó al comedor y regresó por las dos tazas de café junto con un envase de leche. Colocó dos servilletas de tela encima de la mesa para por fin sentarse. Levantó su rostro en el momento en que escuchó la puerta de la habitación cerrarse.

Vegeta cruzaba la sala en dirección al comedor, sin decir nada se sentó a lado de Bulma quien lo miraba fijamente. Tomó un cubierto y empezó a engullir su desayuno, a la primera prueba pudo percibir que le faltaba un poco de sal, pero aun así no sabía nada mal. Los minutos pasaban y solo se escuchaban sonidos de sorbos, masticados, cubiertos y respiraciones. Vegeta fue el primero en terminar, tomó su servilleta y se limpió la comisura de los labios con elegancia. Seguidamente de contemplar embelesado a Bulma que revolvía su café con leche. Cada vez la temperatura disminuía en la capital del norte, se acercaba las épocas frías, y eso provocaba que Bulma ya no vistiera con sus típicas blusas strapless y shorts; ahora llevaba encima un blusón rojo que hacía juego con un pantalón negro y botas. A pesar de que la ojiazul llevaba puesta esa ropa abrigadora, se veía sumamente sensual, le sentaba muy bien. No sabía cuánto tiempo llevaba mirándola, no estaba siendo demasiado discreto porque en el momento en que iba a desviar sus ojos hacia su plato vacío, se encontraron con los zafiros de ella. Vegeta se quedó sin habla por unos instantes, maldiciendo su estúpida actitud nerviosa; Bulma lo había desarmado una vez más.

"El amor de una amistad" +18 ~TERMINADO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora