Capítulo 27 "Explicaciones" Parte 1

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Un sabio dijo: Aprende a distinguir quién merece una explicación, quién merece sólo una respuesta y quién no merece absolutamente nada.

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(Gokú y Bunny)

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—Bulma vamos—la alentó Gokú con voz solemne, tomando delicadamente el brazo de su amiga—. Te enfermarás.

La temperatura era frígida, que irónicamente combinaba con la situación que se respiraba en el ambiente. La lluvia seguía cayendo, junto con estruendosos relámpagos que retumbaban en el cielo gris. Bulma tembló al sentir la mano de su amigo, acrecentando la ira que la seguía dominando.

—¡No me toques!— escupió con frivolidad. Al ver al muchacho herido por su rechazo, la acechaban unas inmensas ganas de golpearlo, a pesar de saber que él también perdió, y que compartían el mismo dolor—. Nos dejó, Gokú. Mi Vegeta nos dejó.

Mortificado por la situación, Gokú se detuvo a tiempo a abrazar a su amiga. Sabía que si se acercaba a ella, solo complicaría más las cosas. El enojo de Bulma era comprensible, podía imaginarse en su lugar, necesitaría tiempo para que ella lo superara, y él le ayudaría a hacerlo.

—Él no tuvo que pasar por esto. Si no fuera por Turles...—masculló el muchacho por lo bajo.

Bulma lo miró de soslayo, comenzando a caminar hacia la salida del panteón, evitando voltear atrás.

—¿Qué tiene él que ver con la muerte de Vegeta? —se extrañó Bulma, frunciendo el ceño. De sus ojos azules aún podían notarse lágrimas silenciosas a pesar de que la lluvia le mojaba el rostro.

—Te contaré todo cuando lleguemos a mi casa—le prometió.

—Quiero ir a corporación cápsula. No tengo ánimos de ir a la capital del norte— refunfuñó la chica con hostilidad.

Gokú suspiró en desgana, no deseaba comenzar una discusión.

—Como quieras.

Llegaron al auto de Gokú en cuestión de minutos. Si no fuera porque Son estaba obligado a darle infinitas explicaciones, Bulma se hubiera ido sola por su lado. Una vez dentro del auto, los amigos se envolvieron en un incomodo silencio, que en segundos fue roto por los sollozos de la devastada muchacha. Al verla en ese estado, Gokú no pudo evitar sentirse un miserable. Le había mentido a su amiga, le había hecho sufrir y eso nunca se lo perdonaría. En su momento no tuvo opción, su decisión fue ecuánime, quiso apoyar a Vegeta hasta el final, al costo de hacer sufrir a la personita que tenía a lado suyo. Con varias enredaderas en la cabeza, por poco se le olvidaba que tenía que entregarle un objeto anticuado a su amiga. Gokú se giró a los asientos de atrás, hurgando entre las cosas de Bardock, asiendo algo de ahí y se lo tendió a Bulma.

—Vegeta me entregó esto—dijo Gokú irguiéndose en su asiento—. Me dijo que te lo diera.

La lluvia repiqueteaba en tono uniforme, que parecía que no iba a terminar pronto. Bulma reaccionó sin importancia a lo que Gokú quería darle, sin embargo sintió curiosidad que volvió la mirada a él. Sus ojos se clavaron en ese objeto gris anticuado, que se agrandaron ante la sorpresa y la congoja. Las lágrimas volvieron a ser más abundantes como al principio, acariciando con sus delicados dedos aquel objeto que le había obsequiado a Vegeta.

"El amor de una amistad" +18 ~TERMINADO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora