Los personajes no me pertenecen. Le pertenecen al gran autor Akira Toriyama.
"Lo doloroso de nuestro pasado, tiene mucho que ver con quienes somos hoy" William Glasser.
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.La noche era apacible. Afuera de las tiendas de acampar, la velocidad del viento se incrementaba abruptamente, produciendo a su vez una exorbitante ráfaga. Gracias a una esplendorosa luna llena, "el bosque montañoso" estaba eminentemente iluminado, tanto, que se podían apreciar unas pequeñas rocas que adornaban un leve caminito que conducía a la cascada. El sonido de la naturaleza era cautivador, avasallante y ameno; no se comparaba con el ruido de la ciudad. Esos elementos eran motivos suficientes para que los amigos se encontraran durmiendo apaciblemente dentro de sus tiendas. De repente, un leve crujido de unas ramas partidas se hizo presente. Se oyó un golpe seco y un susurro.
Milk abrió los ojos, miró a su alrededor y pudo ver a Gokú a su lado, quien tenía la boca levemente abierta y babeaba. Otro crujido. La chica se quedó quieta entre las sábanas y agudizó el oído. En ese instante recordó la historia de Broly y, un pánico la envolvió. Entró en shock cuando una sombra pasó cerca la tienda, otra rama partida.
—Gokú— la morena trató de llamarlo en un balbuceo —. Gokú, despiértate—siguió insistiendo jalándolo por el brazo.
En ese momento, Bulma despertó producto de los chillidos de su amiga. Lo primero que vio cuando abrió los ojos fue el rostro placido de Vegeta, se volteó un poco para, esa vez, observar a un semblante aterrado.
—¿Milk? ¿Qué pasa?— preguntó la ojiazul, soñolienta.
La aludida se incorporó un poco, sin dejar de despabilar a Gokú.
—Bulma— dijo con voz entrecortada—, creo que alguien está afuera de la tienda.
La ojiazul la miró con suspicacia, se erguió un poco y en esos segundos un leve dolor en la cabeza hizo que volviera a acostarse.
—Debe ser uno de los chicos—jadeó la ojiazul—. Aún no se me ha bajado la fiebre— espetó con fastidio.
Milk ignoró lo último, con un leve puñetazo hizo que Gokú abriera los ojos.
—¿Qué... qué... pasa?— preguntó soñoliento y, luego, volvió a roncar.
— ¡Gokú, levántate! —gritó Milk haciendo despertar también a Vegeta—. ¡Maldición! Hay alguien allá afuera y ustedes como si nada.
Vegeta se talló los ojos para ver con claridad que Gokú y su mujer se erguían con pesadez. Podía sentir el fuerte impulso de sacar a patadas a Milk de la tienda con el pretexto de actuar como un sonámbulo. Sonrió ante esa opción.
—Milk, ¿por qué nos despiertas? ¿Te ocurre algo?— Volvió a preguntar Gokú.
— ¿Segura que no fue una alucinación tuya, Milk?— cuestionó Bulma dando un bostezo.
— ¡No estoy loca!— exclamó indignada—. Escuché claramente pisadas alrededor de la tienda y vi una sombra que se acercaba a nosotros— terminó de explicar la morena con voz entrecortada.
A Bulma le temblaba el labio inferior, a Gokú le dio un escalofrío y Vegeta solo la insultaba mentalmente; estaba a punto de reclamarle por el simple hecho de haberlo despertado, hasta que escuchó pisadas y el crujido de algunas ramas.
— ¡¿Escucharon?! ¿Ahora me creen? Hay alguien que nos acecha.
—Ya te lo dije, Milk— balbuceó la ojiazul—, debe ser alguno de los chicos.
—Imposible— habló Gokú rebulléndose más en su lugar —. Ninguno se levanta en la madrugada, ni siquiera para ir al baño.
Los cuatro guardaron silencio, tratando de escuchar algún otro indicio de esa "presencia". El único sonido que se podía oír eran las ráfagas de viento que azotaban los tallos de los árboles. Después de un par de minutos de suma tranquilidad en el ambiente, volvieron a acomodarse para dormir, hasta que otra vez ese chasquido muy singular a pisadas. Efectivamente no estaban solos.
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"El amor de una amistad" +18 ~TERMINADO~
FanficUniverso Alterno: Bulma y Vegeta se conocen mientras estudian juntos en la preparatoria. Su relación comienza con una linda amistad hasta convertirse en algo más que eso. Ella tiene que superar la muerte de su padre y él una triste noticia que cambi...