CAPÍTULO 2

175 11 1
                                        





ALAN

Me bajo del auto con agilidad vestido completamente de negro para ocultar un poco la identidad. Keila se baja después de mí, vestida de la misma manera. Abro la bodega y saco dos metralletas y dos pistolas. Le tiro una Keila, y asiente poniéndosela en el hombre, la otra en la cadera.

Le pedí al detective y al teniente que iba a llevar a mis hombres de confianza para atacar los puntos blancos, mientras ellos nos cubren. Antes de salir de casa, formamos un plan apuntando en cada propiedad de Scott, con la intención de allanarla y capturarlo y si no es así, buscar pistas. Conozco bien los otros hombres de confianza de Scott, por lo que solo lo vamos a capturar, y a los demás darles de baja.

Dejo el auto en un viejo parqueadero, y camino con rapidez hacia el parque. Ver este lugar me remueve el estómago. Aquí fue en donde practicaba tiros, en donde me sentí poderoso cuando en ese entonces, era cobarde. Aquí empezó, fue el primer inocente que mate. Cierro los ojos y siento el viejo Alan en estos momentos; con los mismos pensamientos, las ganas de matar, y todo, por una razón.

Keila me mira, me toma del brazo porque sabe lo que pienso y me lleva al lugar.

Los hombres están parados en la mitad del parque, con sus armas. Unos apuntan a los tableros, ensañando puntería mientras que, escorpión les da algunas ordenes que alcance a escuchar sin ser visto mientras me aproximo.

- No quiero ningún error, y ninguna queja. Por si alguno ese a llorar, díganlo desde ya y se puede ir. Recuerden con quien están tratando para que sepan cuidar su inteligencia y su boca. ¿Queda entendido, mis muñecas? – le dice escorpión a los hombres.

-Sí, señor. – dicen todos a la misma vez.

-El patrón viene para darnos las instrucciones y el buen trabajo que tenemos que hacer.

Me aproximo a ellos, y todos se ponen firmes cuando me ven. Escorpión, suelta una sonrisa y a paso firme se adelante para darme un abrazo que, lo acepto con emoción.

Escorpión fue uno de mis mejores hombres, y al que más lidia me dio por entrenar. Ahora es uno de los sicarios más firmes de la cuidad. Es muy pedido por grandes narcotraficantes de otros países, como lo fui yo. Me separo de él.

-Es un gran honor poder volver a trabajar con usted. – dice. – Han pasado muchos años y no sabes lo mucho que lo espere. Los buenos soldados nunca olvidan.

Le doy un apretón de mano.

-Eso es ser uno leal, por eso llame al más testarudo. - reímos. Me giro tomando a Keila por la espalda para que se una a nosotros. – Ella es nuestra nueva acompañante. – el hombre enarca una ceja cruzándose de brazos. – Nos ayudara en todo.

- ¿Sabe manejar un arma? – pregunta, incrédulo. – Todas son delicadas.

Keila se acomoda el arma en los hombros y sonríe de lado.

-Te lo puedo demostrar. Muñeco.

Escorpión le guiña un ojo. Blanqueo los ojos y dándole un golpe en el hombro me aproximo a los hombres que están en fila. Los seis hombres acomodan sus armas a cada lado y los miro uno por uno. Algunos rostros se me hacen conocidos, como otros que desconozco.

-Están muy bien elegidos. Cada uno tiene títulos y trabajan para grandes narcotraficantes, políticos, empresarios retorcidos y en otras. – señala el hombre a cada uno.

-Lo único que me importa que actúen y tengan buena puntería. – mascullo. – Bien, les explicare lo que vamos hacer. Nuestro punto blanco es la cosa más sucia, Scott Grey. Lo necesito vivo o muerto traído en mis manos. Sera nuestro punto blanco. Tienen el permiso de matar al que se entrometa. No quiero ningún escolta de Scott suelto y ningún sapo, solo a Scott, en preferencia traerlo a mí. Hay dos cabecillas más, Williams y Jaime. A ellos dos, me lo traen vivos y sin ninguna herida. ¿Queda claro, o tengo que ser más específico?

ESTOY CONTIGO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora