ESTOY CONTIGO #2

CAPÍTULO 10

ALAN.

Estar un día más con ella me llena de mucha energía, no podrá haber mejor persona que la pueda cuidar como yo, ni mis hombres que están preparados para atacar. Emma se ha comportado muy bien desde la última noche, no quería que se viera con Stefan pero no podía impedirle que hiciese lo que quería; es su amigo y por más que me deje claro que solo me quiere a mí, me entra una electricidad de celos. Entiendo que para ella tampoco fue fácil que viniera Keila, pero nunca me sobrepase con ella como lo hacía Stefan, en todo tendré que vivir con eso y con los ojos puestos en ese hombre. No cabe duda que cada día que pasa se va mejorando y su estado de ánimo crece más, porque antes el poder manejarse sola le ponía los pelos de punta. Han pasado tres días y siempre a la misma hora salimos a caminar, no me importa dejar mis deberes como jefe, mi padre ha sido una gran ayuda y por fin encontré a un socio que pudiera trabajar y estar pendiente de la empresa de Alemania lo que me hace estar más tranquilo.

En el patio trasero esta poco iluminado y es la hora perfecta para iniciar una cena con Emma. Me ha discutido varias veces para que la deje hacer la cena, pero le repito con malos gestos que puede ser peligroso, se reniega, me chilla y se enoja hasta dejarme solo en medio de patio.

Puedo soportar a Emma de muchas maneras, enojada, feliz, celosa, extraña y con cualquier pasado porque la amo; fue la única mujer que puso mi mundo lujoso de putas patas arriba por obtener una vida más tranquila que ahora disfruto más que nunca.

Me siento más tranquilo que los malos entendidos quedaron claros, pero menos lo que quiero hacerle a Williams, Scott y Jaime, juro que cuando los tenga arrodillados frente a mí, los pondré a penar hasta que mueran.

-Alan, ha llegado tu padre. – anuncia la nana llamándome la atención cuando entro a la cocina.

Le dedico una sonrisa y salgo en su busca, para cuando llego lo veo hablando con Emma que está sentada en uno de los sillones con las piernas estiradas.

-Espero que no me traigas problemas. – inquiero al acerarme a ellos.

Mi padre se levanta para saludarme y solo le doy un fuerte apretón en el hombro para que vuelva a tomar asiento. Lo imito junto a Emma.

-Tranquilo. Hay algunas cosas que no me caben en la cabeza sobre tu madre.

Doy un largo suspiro al escuchar esa pequeña palabra que nunca fue grande para mí. "Madre" me quedo en silencio para que prosiga, sabe que no le preguntare nada sobre ella ni lo esté a su alrededor porque no me importa.

-Nunca habla de ti, ni pregunta tu relación con Emma, pero hace unos días la veo más activa, religiosa y pendiente de la familia. Dejo el club privado y cambio de número para que sus amigas no la llamaran. – se detiene para mirarnos. – No sé qué le sucede a tu madre y eso me asusta.

Me despreocupa lo que haga o deje de hacer.

-Se le pasara, es muy loca. – digo elevando los hombros y Emma gira para fulminarme con la mirada.

-No solo eso, su médico va contactemente, toma mucha medicina para dormir, creo que esta depresiva.

Blanqueo los ojos irritado, e incómodo me acomodo sobre el sillón.

-No quiero malinterpretar, pero lo que pase con ella no es de mi cuidado.

-Hijo...

-Tú más que nadie sabes cómo fue ella conmigo. – lo interrumpo. – No le quiero darle importancia a ella, y si quiere cambiar pues que lo haga a mí no me importa. Ella nunca dejara de ser la peor madre. – la voz me sale forzada y doliente porque lo Emma y mi padre se quedan mirándome.