CAPÍTULO 7

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ALAN.


-Tengo que ir a la oficina para resolver unos problemas. Vendré lo más pronto posible, bombón. – le digo a Emma dejando su bolso a un lado después de buscar algo.

-Vete tranquilo, no pasa nada. – me guiña el ojo.

Ha pasado una semana y me siento más tranquilo al verla en buenas condiciones, puedo respirar con más fluidez y descansar. Desde que despertó no he ido a casa para asearme; mando a traer ropa para bañarme y organizarme sin despejarme de Emma, pero hoy tendré que hacerlo. Ya que estoy al mando de los hoteles requieren de mí y no puedo descuidarlo, aunque mi padre se empeña en solucionar mientras estoy con Emma. Quiero estar con ella y no despegar el ojo de los suyos, pero necesito ir a la oficina y ver cómo van las cosas, como también estar pendiente de cómo va el negocio que tengo que cerrar con unos tailandeses que se hospedaran una semana en el hotel ya que un gran evento se vendrá con personas del extranjero.

Emma no se quiere despegar de mí, pero entiende que tengo obligaciones. Me soba el brazo de arriba abajo penetrándome con la mirada con sus hermosos ojos azules. Sus ojos ahora toman un color mucho más claro con más vida, y me enamoran. Cuando cierro los ojos me la imagino debajo de mi cuerpo desnuda mirándome fijo, lo que me pone a mil.

-Prométeme algo. – dice frunciendo la nariz, lo que causa ternura.

-Dime. – le pido inclinándome hacia adelante para quedar más cerca de su rostro.

-Tráeme helado de frutos rojos con galletas dulces. – pide con una sonrisa.

Me encanta su apetito, pero no creo que un helado le alimente.

- ¿Qué tal si te traigo una ensalada de frutas, y un buen caldo?

Frunce el ceño alejándose de mí para admirarme.

-A ver, me dispararon y por un milagro estoy mejor, pero no enferma, Alan. – reniega.

No me gusta que mencione cuando le dispararon, fue horrible. No hago ningún gesto de desaprobación porque de seguro peleara conmigo si no le llego a traer el helado. Me sonríe con emoción moviendo las pestañas.

-Lo haré si me recibes como bien lo sabes hacer. – susurro.

-Oh... esta camilla nos espera, y las enfermeras pueden esperar.

Rio por su imprudencia.

Me organizo el traje para después inclinarme y besarla antes de salir. La dejo a cargo de una de las enfermeras que contrate solo para su cuidado, y cuando logro desprenderme de sus brazos salgo a trotes. Dejarla me deje algo preocupado, sé que está en buenas manos, sin embargo, nada me pone más tranquilo que tenerla a mi lado y saber que todo está bien. Me despido de su madre y de su tío cuando me los encuentro, quedando más tranquilo al saber que su madre está allí.

El chófer me abre la puerta cuando me ve y el escolta me sigue hasta estar dentro del auto.

-Al hotel. – les digo. Pone el auto en marcha asintiendo.

La autopista esta despejada permitiéndonos acelerar y llegar lo más rápido posible. Me pone feliz saber que todo lo de Emma está en pie y que por fin esta fuera de peligro, pero Scott me sigue preocupando. Me quite un peso de encima matando al mexicano. No le quiero contar a Emma todos los detalles, la preocuparía mucho pero si tengo que ponerle mucho cuidado porque si se llegan a enterar que está viva, vendrán por ella.

ESTOY CONTIGO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora