ALAN
Llevo un largo mes de abstinencia, con la cabeza hecha una mierda y sin ganas de nada. No sé en donde carajos se metió Emma, llevo días sin saber de ella y ni su madre me toma el teléfono, y mucho menos mi hermana, solo dice que está bien. Me tiene mal todo esto, me la paso tomando y fumando hasta que caigo rendido y no he tocado mi antigua habitación; no puedo sin ella. Sé que si logro sentir su aroma me volveré loco hasta matar. La nana está al pendiente de mí al igual que mi familia. Emma está loca, no debería de haber tomado esa decisión, ella cree que se puede cuidar sola y salir sin mí, mientras esos malditos la están acosando, no cae en razón y eso me enoja. Me provoca tumbar la puerta y darle unas nalgadas para después follarla con tanta fuerza que le duela y sienta el castigo. Se me pone dura la polla con sola imaginármela. Desde que se fue no he tocado a una sola mujer y cuando la necesidad me vengo con solo pensar en sus ojos claros sonrientes.
Han pasado horas que parecen días y la frustración me sigue cargando como la mierda que el gato no tapo. La rutina de antes ha vuelto y me aburre tener que volver a lo mismo sin ver esa luz que me inspiraba para cambiar y levantarme con más ánimo. Me la paso trabajando de casa a la oficina y de la oficina a casa, rechazando cualquier invitación de los chicos.
Termino de mandar el último mensaje acompañado de una taza de café, es la primera desde hace semanas. Salgo de la oficina y la casa está en un completo silencio, bueno, desde siempre. Me encamino hacia la cocina y no me encuentro a nadie, ni algún escolta. Dejo la taza sobre la encimera y al salir me encuentro de caras con Ramírez a través de la oscuridad. Arrugo la frente y lo alcanzo.
-Señor. – saluda inclinando la cabeza.
-¿Alguna novedad? – pregunto pasando por su lado para que me siga hasta la sala.
-Tenemos hombres rodeando la casa de la señorita Emma, y no hemos notado algo que nos llame la atención. – me entrega una carpeta oscura con los horarios de las veces que ha salido. – Han entrado pocas personas; sus amigas y el novio de su madre. – asiento, nada que me preocupe. – Pero el paradero de la señorita Emma no hemos podido verla desde la última vez que la vimos salir con sus amigas.
-¿Cómo que no has seguido? – me giro lentamente para verlo. –Ella tiene que salir de casa, tiene que ver algo que les llame la atención ¿Si hacen lo que les ordeno, o se paran a verle los traseros a las mujeres?
Ramírez se muestra algo indiferente. Me mira por unos segundos y asienta.
-No señor. Aquí está el expediente del todo el mes, nadie la ha visto y aunque usted no lo crea, a mí también me preocupa. Seguiremos cuidando la casa.
Algo me dice que nada está bien, pero quiero pensar que solo está en casa llena de miedo.
-Bien. Quiero que me traigan reporte de todo. Scott debe de estar enterado y él se aprovechara, quiero que para donde vaya, así sea para el supermercado tengan sus ojos sobre ella. ¿Queda claro o tengo que ser más específico? - le digo ofuscado. Desde entonces me enoja hablarle a la gente.
-No, señor. Todo queda claro.
Asienta. Se retira del lugar. No me llena que la hayan visto salir con maletas de viaje. Necesito una manera de saber que pretendían, pero tampoco puedo dejar que el desespero arruine todo. Suelto un suspiro lo bastante fuerte que el pecho me duele. Me levanto con esfuerzo y las piernas débiles del sillón. Busco algo de comer y me encuentro con un postre, me saboreo la boca antes de meterme el primer bocado a la boca. Estoy muy débil, no volví a tomar la rutina del ejercicio y me siento como un nerd de universidad, flaco y lleno de granos. Me siento contento de poder encontrar algo que me llene la panza y me devoro el postre con unas ganas que mi cuerpo queda antojado.

ESTÁS LEYENDO
ESTOY CONTIGO #2
Romance[COMPLETA] La vida de Emma cambiara de una manera que no pensó que podría vivir, pero a pesar de las circunstancias lograra superar todos sus miedos junto con Alan, que más que su primer amor, es su amigo incondicional. Todos los secretos saldrán a...