ESTOY CONTIGO #2

CAPÍTULO 28

CAPÍTULO 28

EMMA

En la cena, comemos en silencio y por momentos Axel me sonríe. No dejaba de decir lo sorprendido que lo ponía ver a Alan con una mujer bonita y comprometido, haciéndome sentir alagada. Por este día lo pasaremos aquí, el viaje fue muy largo y es justo descansar para seguir con el viaje.

Axel aparentemente es muy intimidante, me dio incomodidad cuando lo vi. Es más alto que Alan, de cabello largo y más musculoso que una piedra. Su imperio es... exagerado. Alan, me comento que es dueño de uno de los casinos más grandes de Londres.

Al día siguiente nos desdimos de todos y nos vamos a pasar nuestro momento solos. Después de una hora de viaje, llegamos a una urbanización gracias y muy privada. Descargamos las maletas y suelto un suspiro largo. Me tumbo en la cama, dejado los pies en el aire. Alan prepara la tina con espuma, mientras me desvisto ante sus ojos. Me observa con deseo, mordiéndose el labio.

Pasamos el resto de la noche juntos, olvidándonos de los problemas y de lo que se vendrá. Comprendo que nada está bien en casa, no creo que mi madre este bien y todo me estén ocultando algo. No discutiré sin tener pruebas ni le preguntare a Alan, cuando sé que no responderá. Puedo estar más tranquila con mi madre, a pesar de lo que suceda, está en buenas manos. Con la cuestión de mi padre estaba claro que tuvimos que huir de San Andrés, y solo espero que aquí estemos tranquilos. Pasamos toda la noche comiendo y bebiendo vino ( yo café, gracias al frio) viendo películas y husmando el internet programando los próximos lugares por conocer.

Me paro en la ventana a observar las calles solas y llenas de neblina. Apenas los faroles se ven como los pequeños puntos de las estrellas. Con una taza de café, pienso en mi vida sin aceptar lo que ha sucedido. No comprendo cómo ha pasado todo en tan poco tiempo, como un ventarrón. Todo se ve tan tranquilo desde aquí, sin un alma sintiéndome la única persona que husmea el invierno. Cuando pienso en irme, una niña aparece en medio de la calle acompañada por una mujer mayor que al parecer es su madre. Se inclina para tomar un puñado de hojas y con pequeño salto, que casi la deja caer, tira las hojas en el aire.

-Sin conocerte ya te amo. – le susurro.

Me toco el vientre queriendo sentir sus movimientos o alguna patada que confirme del todo que si hay alguien aquí. Le doy palmaditas imaginándome tenerlo en las manos o como la niña de ahí.

La niña se detiene para verme y sacude su mano escondida por la gran chamarra con orejas de monstruo. Le devuelvo el saludo sonriéndole. Su madre sin prestarle atención saco el celular y teclea. A esa edad yo apenas empecé a conocer la maldad, y ni un mínimo de esa sonrisa la tenía. Abro la ventana para verla mejor y tal vez preguntarle cómo se llama, y al hacerlo la pequeña se acerca a los barrotes. El fantasmal frío congela mis adentros. La pequeña es de cabello castaño con unos ojos grandes verdes y las mejillas rosadas. Cuando se acerca me extiende la mano con una hoja reseca.

-Me llamo, Lola ¿y tú? – pregunta en su perfecto inglés.

Le respondo en el mismo idioma.

-Emma. Tienes un hermoso nombre. – le recibo la hoja áspera.

-Yo vivo aquí, ¿tú también?

-No pequeña, estoy de viaje por unos días. Me alegra verte conocido. –le digo en tono bajo.

-Si no tienes con quien jugar, yo tengo muchas muñecas para compartir. – el tono de su voz me derrite. Se lo agradezco.

Se acomoda su perfecta colecta debajo de las orejas de monstruo. La mujer mayor no se ha dado cuenta en donde está la pequeña, por seguir concentrada en la pantalla.