CAPÍTULO 26

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EMMA

Llegamos a la isla y tras caminar por el muelle, dejándome encantada por lo hermoso. La mayoría de las casas a lo lejos están decoradas por luces y muchas palmeras cerca del mar, dividiendo el lugar.

Me paro enfrente a una casa grande de color gris con luces diminutas por todos lados y decoradas por flores de varios colores. Alan se detiene conmigo con una sonrisa al verme sorprendida.

-Esta es una propiedad de mi padre, hoy la vamos a invadir. – bromea. – Solo he venido una vez de pequeño, nadie la familia viene. Es hermosa.

-Sí que lo es. – musito. La casa es grande, lejos de las demás.

Cuando retomamos el camino, cerca de la entrada hay una pequeña sala al aire libre con tres sillones, una mesa de centro y una escultura tallada en madera. Un muro divide la casa por fuera, donde al otro extremo hay una sala diminuta. Al entrar la luz resplandeciente de los techos ilumina el último rincón del lugar. Todo de color blanco, mesas, sillones, paredes con algunas decoraciones en azul agua marina. Un hombre alto, y moreno aparece de la nada.

-Bienvenidos a casa, señores.

-Gracias. – respondo.

-Estamos para lo que necesiten. Que disfruten la estadía. Con permiso, señor Miller.

Con modales se retira dejándonos de nuevo solos. En realidad no estamos tan solos, hay tres autos parqueados con más diez hombres rodeando la casa, entre ellos Ramírez que ha estado detrás de mí, hasta ofuscarme.

-Ya quiero ver todo el lugar, es hermosa y ni esperar el mar. San Andrés es hermoso de lejos.

-Ya tendrás tiempo para conocer, quiero que lo disfrutes poco a poco. – me da un beso en el cabello. – Vamos a conocer la habitación. – me tiende la mano y me dirige hacia la habitación de la primera planta.

-¿Alguno sabe que estamos aquí? – pregunto, arremangándome el vestido. Me lo quiero quitar, llevo horas con él y ya siento que me da comezón.

-No, y ni han llamado. Lo más seguro es que estén ebrios y se les haya olvidado que existimos, pero ¿alguien le debe de importar? Quiero que desaparezcamos hasta el siguiente viaje. – dice tranquilo tirando de mi brazo para llegar más ligero.

-Eso es lo que siempre he querido, pero tengo una madre que despreocupar. Lo hare mañana, ella me guardara el secreto.

Abre la puerta y nos encontramos con la habitación principal. Una cama para dos, de madera, una tv y una sala pequeña que da a la parte trasera de la casa. Por la gran ventana se puede visualizar el mar, y muy al fondo la torre de control.

-Y es aquí donde el novio entra a la novia en brazos, le quita el vestido y...

-Se me olvido ese pequeño detalle, pero tengo tiempo de quitarle el vestido a la novia y hacer el amor, ¿es eso lo que quieres? – pregunta en tono seductor, camina hacia mí con las manos en los bolsillo y se para detrás de mí, mirando el panorama.

Su aroma me penetra la piel, provocando que una suave electricidad suba por mis pies. Quiero mi noche bodas como me lo merezco, junto a él donde solo la luna sea testigo del amor que prometemos para siempre.

-Serás el esposo más sexy y feliz de la tierra.

-Soy feliz desde que te vi. No hay nada que lo cambie. - Posa una mano en mi hombro y me hace cosquillas con los dedos hasta el cuello. Deja el un beso húmedo en la clavícula. – Hoy te comeré toda, y te besare toda, porque como tu ninguna.

ESTOY CONTIGO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora