CAPÍTULO 27

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ALAN

-Relájate un poco y deja que investigue lo que pasa. ¿Estás seguro de eso? – pregunta mi padre por tercera vez. Me tiro sobre el espaldar y me cruzo de pies controlando la respiración.

No puedo creer lo que ha pasado, no quiero arruinar un día con ella, esta fecha tan importante para los dos. Maldigo en voz baja a esos hijos de puta. Respiro tan profundo que los pulmones me duelen para no tirar la computadora al suelo y hacerla añicos. Cuando la vi pálida y temblando me supuse que algo está mal.

-Solo me pidió el teléfono para hablar con su madre y jura que algo está mal. La vi llorar con mucho miedo, en todo el día no ha estado así.

Escucho que le da arden a alguien y con un gruñido habla.

-Iré con los escoltas a ver qué sucede, sin embargo sigo extrañado porque hoy en la mañana la vi en Victoria y parecía normal, e incluso hablo mucho tiempo por teléfono con tu madre.

-No me fio de eso. Cuando Scott esta silencioso es porque algo pasa y está cerca. – respiro hondo y suelto una fuerte bocanada de aire. – No quiero que le arruinen su luna de miel.

-Que sorpresa la que me has dado. De nuevo felicitaciones, estoy orgulloso de ustedes. – prosigue al tragar hondo. - Esta bien, iré ya mismo antes que él haga algo, si esta con ella. Para cualquier cosa te llamare y cruza los brazos. – dice al fin.

Cuelga.

Un dolor de cabeza me crece la frente hasta las cejas y la nariz. Ni por un momento de mi puta vida puedo estar tranquilo. Emma no está en condiciones para desesperarse. La deje en cama dormida. No pude contenerme y la acurruque en mis brazos escuchando sus suplicas para que buscara a su madre. Me rompió por dentro su voz desgarrada y las gigantescas lágrimas que humedecieron mi playera. Le prometí que nada le pasaría, ni a ella ni a sus hermanos. Me pude imaginar a los dos pequeños llorando por buscar ayuda.

Me muerdo la piel de los dedos mirando fijo el celular. Salgo de la pequeña biblioteca y llamo a Ramírez que rodea la casa con las manos en la espalda y dos armas a cada lado. Se acerca ágil y entra seguido de mí.

-Al parecer la madre de Emma está en problemas. Sea Scott o Williams la tiene. Llama a todos los hombres de casa, y manda cinco hombres a cubrir la casa de ella, y otros que vigilen el barrio.

-Hijos de puta, merecen morir. – modula Ramírez y le doy la razón.

-Eso es lo que debemos de hacer, matarlos. Y ordene que si los ven, no duden en disparar.

-Sí señor, ya mismo me pongo en eso. – inclina la cabeza y sale tomando el teléfono.

No puedo estar quieto, miles de ideas me pasan por la cabeza y solo una me atemoriza. Si le llegan hacer algo a la madre de Emma, la destrozaría igual que mi hijo. He visto casos de mujeres que pierden sus hijos con solo una alteración. Me guardo el celular en el pantalón y regreso a la habitación. La encuentro acostada de espaldas respirando tan tranquila con su cabello rubio esparramado por toda la almohada. Su cuerpo sube y baja como si nada pasara, como si disfrutara de un largo y agradable sueño, no queriendo despertar. Tiene una mano en el vientre, protegiendo lo nuestro y me pasa una corriente por el estómago.

Le doy un beso en la frente.

El celular empieza a vibrar y sin tener cuidado lo saco rápido.

-¿Si? – preguntó en voz baja volviendo a salir de la habitación.

ESTOY CONTIGO #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora