ESTOY CONTIGO #2

CAPÍTULO 30

PRÓLOGO.

EMMA.

-Cariño, estas creciendo tantísimo que casi no te queda la ropa. – digo, sonriendo frente a la hermosa vista al mar. – Ya es tiempo de ponerte la ropa de tu tía Sara.

Le doy besos en las mejillas hasta más no poder.

-Estos tres niños me tiene loca. – me sorprende Julia tirándose sobre el colchón con la ropa manchada de biberón. – Por fin se han dormido y espero que duren así el resto de la tarde, necesito una copa de vino.

-Ese es el don de una buena madre, tú con tres te digo que no quiero estar en tus zapatos. – ladeo la cabeza forzando una sonrisa.

-Ni lo creas, me está dando miedo tener sexo con Niko, el sí que es bueno engendrando cantidad. – suelto una carcajada tan grande que mi angelito se asusta y se aferra de mis manos. – Bueno, no invoquemos los niños. ¿Vas a ir a la cena?

Miro el cielo, negando.

-Tengo planes mejores. Nos iremos de viaje Alemania, tengo una empresa que controlar además, Alan quiere unos días de descanso.

-Recuerdo cuando fuimos como unas pelotas andantes a chupar frío y nos dejó de servir la ropa. – dice estirando las manos para que le entregue la bebé.

El recuerdo el último viaje fue un desastre. No podíamos andar con panzas infladas y el frío nos hinchaba los pies impidiéndonos salir, así que le mejor plan era comer helado y chocolate frente a la Tv, terminando de engordar como vacas. Julia le hace caras a la niña que apenas la mira con curiosidad frunciendo el ceño como su padre y Julia le dice cientos de cosas que me hacen reír. Apenas oye a los trillizos llorar, blanquea los ojos.

-Y tú llorabas por todo. No llegue a comprender porque molestabas tanto a Niko. Pobre él, sí que sufrió contigo. – le recuerdo.

Hace un mohín con los dedos en la barbilla.

-Bueno... estaba hecha un rollo de carne, las alemanas estaban bien bonitas y no dejaban de mirarlo. – admite encorvándose. – Lo que ayudo fueron las bonitas palabras de...

Tomo un mechón de cabello rosa y se lo acomodo detrás dela oreja. Sonrió con tristeza sintiendo las lágrimas salir, no puedo con su recuerdo.

-Lo siento. Se lo mucho que la extrañas. – baja la cabeza en forma de disculpa. – Yo también la sigo queriendo.

Me limpio los ojos, respirando hondo con el vacío en el pecho.

-Sí, y ella a nosotros. – acudo la cabeza. – Ve con los pequeños, te necesitan. Más tarde te ayudare a cuidarlos.

Me da un fuerte abrazo diciendo al oído que todo está bien. Yo aún no lo supero. Borro su recuerdo para seguir jugando con la niña.

-Aquí acabo mi descanso. Juro que matare Niko. – matiza blanqueando los ojos. Me da un beso en la mejilla y se va. Esta es la tercera vez que pierde un descanso.

La hermosa vista de la mansión es hermosa. El hogar que forme con Alan y juntos hemos construido nuestro nido de amor, después que todo cambio. Cuando pude captar que nuestras vidas por fin eran de otra manera "libre" supe que era en realidad la felicidad. Adoro sentarme con Celeste en las tarde a tomar el sol en la terraza y dale de su biberón.

Alan y yo conocimos la felicidad en realidad cuando vimos salir de mi interior a nuestra pequeña hija, que ahora tiene nueve meses y parece de un año de lo mucho que crece. Es hermosa, tiene cabellera clara y los mismos ojos de Alan, tan oscuros de vida y alegría. Me he convertido en la mejor madre con la ayuda de la mía dándole el amor más grande, y Alan es todo un héroe con ella; la protege más que su vida y juntos seguimos aprendiendo hacer los mejores padres. Vivimos con más tranquilidad, puedo salir a las calles con Celeste en las manos sin el miedo de ser perseguidos o que alguien le quiera hacer daño. Adoro pasear por el gran jardín, lleno de plantas y árboles que rodea la mansión junto con Aston y otros dos cachorros que adoptamos. Entre los dos decidimos comprar una enorme casa a las afueras de la cuidad, con la hermosa vista a la naturaleza con el fin de conservar nuestra privacidad. La mansión inmensa, tiene piscina, un parque apto para bebés, una cancha de fútbol y un parqueadero para sus autos. De verdad esto es una maravilla y ni recordar el interior, acepte en seguir con los gustos rústicos de Alan.