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Se encontraba en una esquina del enorme jardín que su hermana pequeña había alquilado para celebrar la boda.

Estaba apartada del montón de gente que lo único que hacían era gritar "beso, beso" y no paraban hasta que la recién casada se besaba con su ahora marido.

Se sentía impaciente. Pero no porque su amada hermana se hubiera casado, si no porque estaba cerrando un contrato con una de las modelos más prestigiosas de Estados Unidos.

No podía apartar la vista del teléfono, no cuando podía vibrar en algún momento confirmando la asistencia de Jennifer Turner a la próxima sesión de fotos.

- ¿Podrías dejar de trabajar tan solo el día de la boda de tu hermana?- sonó una voz que reconoció de inmediato.

Se giró para encontrarse cara a cara con un pelirrojo, que le miraba con los brazos cruzados, como si estuviese esperando que dejase el teléfono a un lado y que fuera con los invitados y la recién casada. Como haría cualquier persona que no tuviera la cabeza metida en el trabajo las veinticuatro horas del día.

Simplemente lo ignoró y volvió su vista al móvil, como si mirarlo hiciese que la llamaran antes.

Mordió su labio con impaciencia. Le sabía mal no estar con su hermana un día tan importante, pero sabía que ella no se tomaría a mal que el día de su boda estuviera pendiente del trabajo. Después de todo, la menor sabía que el trabajo era la cosa más importante para la vida de la mayor, vivía para trabajar.

Suspiró de frustración. Sabía que a lo mejor tardaban horas en llamarla, pero necesitaba estar ahí cuando lo hicieran.

De la nada dejo de sentir el aparato entre sus manos, el pelirrojo tenía su móvil y levantaba la mano evitando así que la más baja lo pudiera atrapar. Pero por más que la morena intentara coger el teléfono no podía, sus intentos eran inútiles ya que su amigo le sacaba más de veinte centímetros.

- Chris, tengo que cerrar la sesión de fotos para la próxima semana- le reclamó a su mejor amigo mientras miraba sus ojos verdes con seriedad.

- Te lo daré con una condición- la más baja se cruzó de brazos e hizo una señal con la cabeza para que continuara hablando- Ves con tu hermana y con los invitados. No te pido que hables con ellos. Sólo intenta demostrar que te importa tu hermana.

- Mi hermana me importa- habló de repente y el levantó una ceja- Pero sabes de sobra que no creo en eso del amor eterno y esas chorradas- Chris puso los ojos en blanco al oírla.

- ¿Entonces aceptas o no?

- Si, si acepto pero devuelve me mi teléfono- el chico sonrió victorioso y bajó el móvil a la altura de sus manos. Rapidamente la mujer desbloqueó la pantalla y le puso la voz al máximo. No quería que llamaran y que no lo contestara por estar en una celebración tan tonta como una boda.

Así es, odiaba la bodas, el san Valentín o cualquier cosa que tuviera que ver con el amor eterno, ya que según ella, eso no existía. Todos, absolutamente todos se terminaban cansando de estar con una persona. Era imposible solo estar con una persona toda la vida, y aún más imposible amarla para siempre.

Caminó por el camino de piedritas junto a su amigo hasta llegar donde estaban todos los invitados y los recién casados.

Algunos estaban tomando algo de comida en unas grandes mesas que habían a un lado. Otros bailando mientras la música sonaba. Unos pocos estaban algo apartados hablando entre ellos. Y en medio de todo este alboroto de gente se encontraba su hermana hablando con las damas de honor de la fiesta. Sus mejores amigas, las cuales desconocía por completo quienes podrían ser.

En la cimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora