𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shouta

Capítulo IX

[パイ]
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—QUIERO HACER UN PASTEL.— dijo con determinación mientras se le hacía la boca agua, casi podía imaginarselo, dos capas de bizcocho y una de crema en el interior, con glaseado por encima y distintos chocolates para añadirle sabor. Apesar de estar más dormida que despierta, Akane no dudó ni un segundo de su opinión al respecto. —No.—

—¿Porqué no? Yo quiero pastel. — Dijo Rush molesto, su estomago rugía pidiendo dulces y él estaba dispuesto a complacerlo, pero Akane, que hasta ahora había estado durmiendo, no parecía tener la más mínima intenció de dejarle cocinar. —Rush, son las putas tres de la mañana. Por Dios, vete a dormir.—

—Pero quiero pastel.— Ignoró la palabrota dicha por la albina e hizo un puchero, la joven rodó los ojos, se los frotó para despertarse un poco y se recostó en el respaldo de la cama; estaban en la misma habitación, la lavandería no era muy grande y apenas tenían espacio, Akane dormía en la cama y Rush en un colchón que habían puesto sobre el suelo, ella bostezó cansada. —Y yo quiero dormir.—

Él le echó una mirada asesina y se levantó para ponerse unas zapatillas, el suelo estaba frío. Akane lo miró sin entender lo que hacía por estar medio dormida, se envolvió en la colcha y entornó los ojos casi cerrándolos. —Voy a hacerlo y no te voy a dar ni un trozo.—

Le sacó la lengua y se dispuso a bajar por las escaleras, con un suspiro Akane le siguió aún envuelta en la manta, cuando él hubo bajado ya un par de escalones Akane le recordó lo mal que se le daba cocinar.—No, no creo que a la vieja loca le guste que quemes su cocina.—

—¡Solo fue una vez y fue apenas un pequeño incendio!— Por decirlo de alguna manera, Rush tenía antecedentes de haber quemado la cocina de su casa. Es peligroso dejar solo a Rush cerca de fuego, o de cuchillos, o de cualquier objeto afilado... La verdad es que es peligroso dejar solo a Rush en general. —Las llamas se veían desde mi casa... Así que, por la seguridad de todos, no vas a cocinar.—

—Pero yo quiero pastel.— Volvió a subir los escalones decepcionado, Akane se sentó en el colchón donde dormía Rush y se tapó bien con la colcha, no hacía mucho frío pero a Akane le encantaba envolverse en mantas. —Vete a dormir.—

—No puedo, tengo hambre.— Su barriga rugió cuando se sentó al lado de Akane apoyando su cabeza en su hombro, se quedaron allí, con Rush deseando un pastel que jamás tendría y Akane durmiéndose de nuevo. El mayor se mordió la lengua, dudando si hacer o no esa pregunta. —¿Quién es Aizawa?—

Akane sintió todo el cansancio y el sueño desparecer como si le acabasen de echar un jarro de agua fría, un molesto escalofrío la inundó y el horrible dolor que le causaba en el pecho recordar la pelea de aquella mañana volvió. Rush siguió apoyado en su hombro susurrando en voz baja.—Has dicho varias veces su nombre mientras dormías.—

La albina se acurrucó más en su manta, sintiendo que nada podía calmar el horrible frío que de repente parecía haber llegado hasta sus huesos, Akane se sentía verdaderamente mal por haberle mentido, se tragó las ganas de llorar y contestó. —Es el héroe que te derrotó.—

Dijo casi en un suspiro, era mejor describirlo así que como es el héroe que me echó de su casa porque me odia, Rush contestó con un simple "Oh" y se arrepintió de haber preguntado.—No me habías dicho su nombre.—

Cuando Akane llegó aquella mañana hecha un mar de lágrimas, le contó entre sollozos lo ocurrido, cada detalle, cada palabra y cada grito, necesitaba a alguien en quien poder confiar, alguien a quien no le importase de quien era hija. Pero por mucho que intentase convencerse de que junto a Rush estaba mejor que con los héroes, no podía evitar desear volver con ellos.