Capítulo XIV

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[顔]
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AKANE AGUANTÓ ERGUIDA, tensa, como si sus articulaciones fuesen incapaces de moverse, con el corazón a mil y los nervios a flor de piel, estaba aterrada y ansiosa al mismo tiempo. Era él, el hombre que le había arruinado la vida incontables veces, el hombre que la había dejado huérfana de padre, el que había destruido su hogar y asesinado a su hermano, lo tenía solo a medio metro de distancia. Hasta ese momento la imagen de Doom había sido tan irreal, como un villano de película, una sombra que siempre te está acechando pero que nunca llegas a alcanzar, pero ahora lo tenía enfrente, ya no era un enemigo inalcanzable ni un ente incorpóreo, ahora podía por fin pelear contra él y finalmente arreglar las cosas con Aizawa.

Pero no quería, había ido hasta allí y lo había arriesgado todo por hacer las cosas bien de una vez, pero en el momento de la verdad, no quería atrapar a Doom, quería matarlo. Y lo habría hecho sin dudarlo en el instante en el que se dio cuenta de que era él quien se ocultaba bajo el aspecto de Rush, pero había algo, un instinto básico que le hacía estar en tensión absoluta y pensar las cosas dos veces antes de actuar. Porque Doom no era el único enemigo que la acechaba en la oscuridad.

-—¿Has visto a algún miembro de la Liga de Villanos?— Preguntó sin poder evitar que su voz temblase un poco, necesitaba saber quien era aquel otro enemigo que vagaba por aquella nave industrial. Doom la miró con la sonrisa de Rush, Akane se sintió asqueada de que una basura como él utilizase el rostro de su amigo, miró a su alrededor y señaló a una puerta a su izquierda, avanzó hacia allí. —Sígueme, he de enseñarte algo.—

Ella apretó los labios, era un suicidio meterse en un lugar desconocido con alguien como Doom, pero necesitaba información. Por precaución volvió a clavarse las uñas en el dorso del brazo, hizo una mueca de dolor y esta vez dejó la sangre correr sin darle forma. Entró en la habitación, estaba todo oscuro, no vió a Doom, solo había en el fondo una televisión encendida, se acercó dudosa, estaban puestas las noticias. —"La liga de Villanos ha atacado, apenas hace unas escasas horas, a la clase A y B de primero de la Academia Yūei mientras estos estaban de campamento. Bakugo Katsuki, el ganador del festival deportivo ha sido secuestrado"...—

—Aizawa.— Akane sintió que le daba un vuelco el corazón al ver al ojeroso hablando con la prensa, lucía preocupado, sintió un nudo en la garganta. Se había distraído tanto con la televisión que había olvidado por completo que Doom estaba allí, pero una voz le hizo volver a la realidad, una voz que le dió escalofríos como si acabase de oir a un fantasma, una voz que hacía años que no oía. —La Liga de Villanos ha causado muchos problemas, ¿Verdad?—

—¡Vamos! ¡¿Porqué me miras así?! ¿Es que no te alegras de ver a tu querido padre?— Se río cruelmente mientras Akane lo miraba con los ojos desorbitados, estaba completamente congelada, las palabras no le salían y su cuerpo era incapaz de moverse. Era como en Chisanamura mientras vió morir a su hermano, estaba petrificada. Doom se aprovechó de ese miedo, era experto en ello. Se río abiertamente y se acercó amenazante hacia ella. —Oh, zorrita, no me mires con esa cara de miedo. Le estas rompiendo el corazón a tu papi.—

Cuando sus piernas parecieron responder, Akane echó a correr hasta que sintió que le ardían los pulmones. Estaba acabada, era plenamente consciente de ello, no podía pelear contra su padre. Sabía que él no tardaría en encontrarla así que tenía que pensar rápidamente en un plan, necesitaba escapar de allí. —¡Puta! ¿Donde te has escondido putilla? Es una broma, no hace falta que te lo tomes así.—

Pegó su espalda a una columna, deseando fundirse con ella y desaparecer, deseando haber sido ella la que hubiera muerto en Chisanamura, deseando que hubiera sido a ella a quien Doom asesinó hace trece años, si hubiera sido así las cosas habrían sido mucho más fáciles. Akame estaba harta de sufrir, los muertos no sufren, son los vivos los que tienen que vivir con el dolor, la culpa y el anhelo de alguien que nunca volverá. De alguna forma Akane siempre conseguía sobrevivir, y por ende, siempre acababa sufriendo. Intentó que no se oyeran su llanto, se encogió en el suelo y se abrazó buscando algún tipo de consuelo, oyó la voz de Doom no muy lejos de ella. —Tú y tu familia no tenéis sentido del humor.—

𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shoutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora