Capítulo XXXVIII

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[冗談で]
——•——

AIZAWA SE SENTÍA PERDIDO, como si alguien hubiera arrojado al mar toda su razón y lógica, era un hombre a la deriva. Atrapado en un mar de sentimientos que quería ignorar, cerrar los ojos para fingir que no existían. Pero por mucho que no mirara, el mar seguiría allí.

Cerró los ojos mientras seguía imaginando el sabor de los labios de Akane sobre los suyos, piel contra piel. Abrió los ojos y se miró al espejo, se lavó la cara para después mirarse a los ojos con una mueca de seriedad. No podía seguir así, habían pasado dos días, solo dos, y ya sentía que estaba perdiendo la cordura. Si ignoras los sentimientos de los demás les harás daño, pero si ignoras los tuyos propios acabarás destruyéndote a tí mismo.

Deslizó la maquinilla de afeitar por su piel en un mecánico y sistemático gesto, la mojó en el agua y la volvió a deslizar por su mandíbula, era algo tan banal y a la vez tan inusual. Afeitarse, peinarse como es debido y ponerse un traje y corbata, algo normal en la rutina de la mayoría de hombres. Una acción que repetían cada día, pero Aizawa no era como la mayoría de hombres. Odiaba la rutina, lo banal, los trajes incómodos y el escozor de su piel al afeitarse. No era como la mayoría de hombres. Por eso algo tan simple y banal como afeitarse y ponerse un traje para él era algo excepcional.—¿Te queda mucho?—

—Ya casi estoy.—Mic estaba esperando fuera, a fin de cuentas todo aquello era idea suya. Había aparecido de repente en la puerta de su casa, con una amplia sonrisa en el rostro y un retorcido plan que estaba seguro de que iba a funcionar. Le había preparado una cita a Aizawa, una cita con aquella chica que le estaba causando tantos problemas. Había reservado una mesa en un restaurante caro y lo había dejado todo planeado. Le había contado el plan a Aizawa y este había aceptado por complacer a su amigo. Aizawa odiaba afeitarse, era una de las cosas que más odiaba hacer junto con levantarse temprano, pero aún así estaba encantado de hacerlo si era por Akane.—Ya estoy. Todavía no sé cómo has descubierto quién es la chica.—

—Ah, eso es un secreto. Pero tampoco era muy difícil, has sido bastante obvio. No puedo decir que me parezca bien, pero si te hace feliz...—Aizawa sonrió, Mic era demasiado bueno para él. Se subieron a un taxi y Mic comenzó a murmurar todo el plan, llegaron rápido a un restaurante a las afueras, cerca de un mirador desde el cual se podía ver toda la ciudad. Aizawa observaba a su alrededor y se reajustaba la corbata nervioso por entrar mientras Mic no paraba de mirar el móvil.—Akane está de camino, todo saldrá bien.—

—Eso espero...—Un carraspeo sonó a su espalda, él se giró y se encontró cara a cara con ella. Una chica hermosa de cabello verde y vestido negro que le miraba con una gran e imborrable sonrisa plasmada en el rostro. Se acercó ambos y Aizawa la observó con una mezcla entre confusión y temor.—Joke... Esto ha de ser una broma.—

—¡Hahaha! Que gracioso, vamos a dentro.—Miró a Mic con terror mientras este alzaba los pulgares, le guiñaba un ojo y le empujaba al interior. Aizawa quería huir de allí, no quería tener una cita con ninguna chica que no fuera Akane, ni mucho menos quería tener una cita con su exnovia. Se sentaron en una mesa con velas y vistas a la ciudad. Miss Joke no dejaba de mirarlo con una sonrisa.—He de decir que me sorprendes, no me esperaba esto de tí.—

—Uh, ¿A qué te refieres?—Frunció el ceño y miró a su alrededor en busca de una vía de escape, el camarero vino a dejarles las cartas y Aizawa hizo ver que hojeaba los platos. Ella lo miró confusa pero sin borrar su sonrisa.—Bueno, después de ver porqué cortamos me extraña que hayas decidido volver a llamarme. Creo recordar que te negaste a casarte conmigo.—

—No quiero casarme, no es nada personal es solo que el matrimonio no es lo mío. Ya está, deberías entenderlo.—Estaba molesto, todas las discusiones pasadas, todas las peleas y las horribles bromas que ella no dejaba de hacer cada vez que se veían sobre el matrimonio. Odiaba cuando hacía eso, era como recriminarle algo que hubiera hecho mal. Pero él no había hecho nada malo, no quería casarse, simplemente eso. Él y Miss Joke tenían distintas opiniones sobre aquel tema, eso no quería decir que ella tuviera derecho a recriminarle nada. Ella rió por lo bajo mirando la carta de vinos.—Ya, claro. Aizawa, porqué no admites que le tienes miedo al compromiso, te aterra el hecho de querer a alguien tanto como para dejar a un lado todo lo demás. Por eso siempre acabas saboteando tus relaciones.—

𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shoutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora