𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shouta

Capítulo V

[不寝番]
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DOOM ES PERDICIÓN, destrucción, muerte u otro terrible destino; esa es su definición en inglés, para la mayoría era simplemente eso, una palabra en un idioma extranjero, para unos pocos era el nombre de un viejo juego de los noventa, pero para Akane, Doom era un monstruo.

Aquel ser le había destrozado la vida, había matado a su padre, había matado a su hermano y solo Dios sabía lo que había hecho con su madre, y mientras tanto ella estaba tumbada en el futon de Aizawa, pretendiendo que todo estaba bien.

Nada lo estaba, se frotó la cara y miró la hora 2:17, una semana atrás Akane estaría pensando en sus exámenes, en como mejorar su kosei y en Rush, el chico guapo de la lavandería. Es increíble lo mucho que pueden cambiar las cosas en una semana. Se levantó, se había resignado a no poder dormir pero se estaba muriendo de sed, bajó los escalones procurando no hacer ruido, no quería despertar al ojeroso.

Las tablas de madera crujieron bajo sus pies, ella se detuvo, se asomó un poco hacia el comedor pero no vio a nadie despierto, suspiró aliviada, ya le había causado suficientes problemas al azabache como para ahora no dejarlo dormir.

—¿Qué haces?— Akane dió un salto asustada al ver al héroe parado a su lado. Él la miró con una ceja alzada, tenía sueño y no esperaba verla despierta aun que no le sorprendía, hubiese sido raro que pudiera dormir después de ver el cadaver de su hermano. Akane intentó relajarse, no eran horas para hacer ruido. —No puedo dormir.—

Aizawa asintió suspirando, él tenía trabajo, acababan de llamarlo para una patrulla, había habido una señal de alerta por unos barrios cercanos los últimos días, al parecer un villano se había dedicado a atemorizar a los vecino y a robarles, aquella noche ya había robado en un par de casas y le habían asignado a Aizawa la misión de atraparlo. Era agotador, tenía que levantarse temprano para ir a la Yūei, después se pasaba la tarde corrigiendo exámenes y preparando ejercicios, y por la noche tenía que hacer su trabajo de héroe, ya no recordaba cuando fue la última vez que durmió ocho horas seguidas como recomiendan siempre los médicos. —¿Y tú qué haces despierto? Creo recordar que mañana has de estar a las seis en la Yuei.—

—Tengo trabajo, ahora mismo iba a salir.— Sola, se iba a quedar sola, él se iba a ir a trabajar y ella se quedaría completamente sola, de repente sintió miedo a que él se fuera, miedo a no tener a nadie a su lado, porque aquella era la verdad, casi todos a los que conocía estaban muertos o desparecidos. No quería estar sola, pero no dijo nada al respecto. —Oh, ya veo. Espero que todo vaya bien.—

Él la miró, Akane apartaba la mirada con los nervios a flor de piel, parecía una niña pequeña que le tiene miedo a la oscuridad y que se empeñan desesperadamente en mantener la luz encendida para alejar a los monstruos, pero Akane ya no era una niña, y los monstruos que la atormentaban en la oscuridad eran demasiado reales. Aizawa sabía que iba a arrepentirse de lo que estaba apunto de hacer. —¿Porqué no vienes conmigo?—

Aizawa sabía que aquella era una mala idea, habían pasado diez minutos y él la estaba esperando en la entrada a que Akane terminase de cambiarse de ropa. Era prácticamente pedir a gritos que algo malo ocurriese, nunca la había visto pelear, ni siquiera sabía cual era su Kosei, era un suicidio mandarla a una misión de héroes profesionales.

—Ya estoy.— El ojeroso la miró, había sufrido un cambio radical de ropa, sus tejanos habían sido sustituidos por un pantalón holgado de Aizawa que había conseguido apretar lo suficiente como para que no se le cayera, llevaba una camiseta negra de tirantes ajustada y su cabello estaba recogido en una coleta. Aizawa le indicó el camino. —Vámonos, acabemos rápido con esto.—