𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shouta

Capitulo XLVI

[ケシ]
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AKANE LE HABÍA DICHO una vez que su color favorito era el rojo. Como la sangre recién derramada, como los ojos de su padre, como un campo de amapolas. Desde entonces Aizawa adoró las amapolas, campos infestados de ellas, una explosión de color. Nunca le habían gustado las flores pero ahora las amapolas le encantaban, no podía evitar pararse un momento a observala cada vez que veía una, admirando su color, como rubíes, como los ojos de Akane. El rojo había dejado de ser un simple color para él, ahora era una idea, un ideal deseable. Y ese ideal era Akane.

Sonrió con el simple hecho de verla sonreir, dar vueltas sobre sí misma haciendo volar su vestido rojo. Seguía débil y herida pero no había manera de retener a un alma tan libre como la suya en una cama de hospital. Rush cogió una de sus manos y la ayudó a dar vueltas, la persiguió por el jardín del hospital y la cogió en brazos, no paraban de reir. Rush la dejó en el suelo y se apoyó en la pared, Akane se preocupó y Aizawa se acercó con sus muletas en la mano.—Ten cuidado mocoso, no debes excederte.—

—Cállate viejo, no me digas lo que tengo que hacer. Yo estoy fresco como una flor.— A pesar del comentario Rush cogió las muletas. Cada vez podía aguantar más, ya podía cargar con peso y correr, pero no podía arriesgarse, debía ser muy cuidadoso y ese nunca había sido una de sus virtudes. Aizawa rodó los ojos con una ligera sonrisa cansada, había dormido tan poco las últimas semanas. La albina se acercó a él, acarició su barba con cariño y le miró a los ojos. Aizawa pudo ver como le brillaban, preciosos rubíes rojos. Se besaron con suavidad, no había nadie allí para decirles que no podían hacer eso, que seguían siendo profesor y alumna, no había nadie para molestarles. Nadie excepto Rush. —¡Wow, wow! ¡Que estamos en horario infantil!—

—Eres idiota.—Dijo con una sonrisa, le encantaba ver que Rush volvía a ser el bribón de siempre. Los de la cafetería del hospital confirmaron que había vuelto a ser él mismo al encontrarse con que varios pasteles habían sido robados. Rush no se quedó mucho más, había quedado con su novio. Midnight había ido a visitarla en varias ocasiones, habían hablado durante horas de lo que fuera, Mic la visitaba casi cada día y cuando no lo hacía siempre le dedicaba su programa de radio que Akane siempre escuchaba. Shinsou le había traído una tarjeta de "RECUPÉRATE PRONTO" con gatitos en ella, a Aizawa le gustó mucho. Todoroki había ido a verla en varias ocasiones, algunas de ellas acompañado por su padre, Enji aún no acababa de asimilar que ahora era el héroe número uno y Akane tenía que ayudarle a veces con sus inseguridades. En cuanto a Aizawa, él nunca la dejaba sola. Tenía varios días libres que había acumulado a lo largo de los años y los estaba utilizando todos en pasar el día junto a Akane en el hospital. No hacían mucho, veían Pasión de Gavilanes, hablaban, se besaban o simplemente pasaban el rato juntos. Era el día que le daban el alta y porfín habían acabado de recoger todas las cosas, un jarrón lleno de amapolas medi mustias descansaba en el mueble, habían sido un regalo de Todoroki. Aizawa cargaba una bolsa llena de regalos y cosas que le habían ido trayendo mientras estaba en el hospital. —Ya está todo, he hablado con el médico y ya tengo toda la medicación que debes tomar. Tendrás que venir a una revisión de aquí a quince días.—

Al llegar al piso Akane tenía el corazón en la garganta, tenía muchas ganas de volver a casa pero a su vez se encontraba insegura. Al fin y al cabo ese era el lugar donde había tenido tantos altibajos con Akane. Abrió la puerta y se fue a dejar las cosas en el comedor, perdió de vista a Akane quién se fue en busca de los gatos. Shota la recibió entre maullidos y ronroneos de emoción dándole la bienvenida a casa. Ella feliz de volver a ver al felino lo cogió en brazos con emoción.—¡Shota te quiero!—

—Yo también te quiero, cariño.— Dijo sin pensar, las palabras salieron simplemente de sus labios al oir las de Akane. Ella sonrió con las mejillas sonrojadas mientras abrazaba con fuerza al gran gato negro de Aizawa. Fue en su busca aún con el gato en brazos, lo encontró en el comedor. —Se lo decía al gato.—