Capítulo XXVII

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[轟]
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NO PODÍA ENTENDER NADA DE LO QUE LE DECÍAN, su mente estaba absorta en escenas que le perseguían como demonios, cazándole y destruyendo cualquier rastro de algún buen recuerdo. Su corazón bombeaba sangre desbordado, sus oídos pitaba y su respiración era inestable, miró a su alrededor en busca de una salida, en busca de una manera de callar al las voces del pasado que le atormentaban. Hacía mucho que no tenía uno de esos ataques de pánico, sucedían sin previo aviso y sin razón aparente causándole mucho estés. Alzó una mano temblorosa queriendo llamar la atención del profesor Aizawa.—Puedo salir un momento... Por favor.—

—Claro que sí, Todoroki.— Asintió el azabache al ver el estado en el que se encontraba su alumno, se ofreció a llevarlo a la enfermería pero el chico de cabello bicolor negó levemente diciendo que solo tenía que tomar el aire. Salió al exterior del edificio y se aflojó un poco el nudo de la corbata sintiendo que esta le estaba ahogando. Suspiró y se recostó en la pared cogiendo grandes bocanadas de aire.

Sus terrores eran siempre los mismos, su padre y su madre, por razones muy distintas. Le atormentaba la crueldad con la que su padre le había tratado de niño, los golpes, los insultos habían sido una tortura que aún le atormentaba después de tanto tiempo. Y su madre, recordaba su rostro de terror al mirar a sus ojos, iguales a los de su padre, su ira y su miedo hacia él eran peores que los golpes.

Nadie sabía sobre aquellos ataques de pánico, y nadie debía saberlo. Era algo que procuraba mantener oculto, en un inicio había sido porque no confiaba en sus compañeros, pero ahora que sí que lo hacía simplemente no quería preocuparlos. Se enderezó y limpió su uniforme para quitar cualquier rastro de polvo que pudiera haberse quedado en este, rehizo el nudo de su corbata y se enderezó, caminó por los pasillos de vuelta al aula pero se vio interrumpido al ver a una chica parada delante de la puerta de la clase A.

Llevaba su larga melena blanca atada en una coleta dejando unos pocos mechones sueltos que caían en su rostro, llevaba una carpeta en las manos y la apretaba con fuerza y con nerviosismo, tenía el ceño fruncido haciéndola parecer mayor y los ojos irritados, miraba al interior de la clase con una mezcla entre dolor y ansiedad, en el interior de esta, Aizawa daba sus indicaciones a los alumnos desde su característico saco de dormir, Akane no quería tener que volver a verle.

A pesar de sus muchos defectos, Rush es un hombre de palabra. Así que si había prometido matar a Aizawa si este volvía a hacer llorar a Akane, lo haría sin un ápice de remordimiento.

Por eso Akane no lloró. Estaba frustrada, confusa y enfadada, por mucho que hubiera intentando pensar en alguna razón por la que Aizawa la quería lo más lejos posible de él, no podía y eso solo le hacía sentir aún peor. Era como viajar en el tiempo a aquel momento en el que el azabache la había echado de su casa un par de semanas atrás, las cosas habían cambiado pero el sentimiento de rechazo era el mismo.

Intentó no mostrar lo mucho que le afectaba aquello, le dolía su indiferencia y apatía hacia ella. ¿Cómo alguien que ha significado tanto para tí puede volver a ser un completo extraño? Era algo doloroso. Procuraba no pensar mucho en eso, escuchaba música o iba al hospital a visitar a Rush, todo con tal de tener la mente ocupada. Todoroki se quedó un rato observándola.—¿Estás bien?—

Akane se sobresaltó y casi crea una cuchilla en sus manos, la última persona que le había asustado así era Doom y aún le quedaban secuelas de aquel incidente. El chico que tenía enfrente era un poco más bajito que ella, tenía el cabello dividido en dos colores y una cicatriz de una quemadura en el ojo, no tardó en reconocerle, Todoroki Shoto. Por el susto se le cayeron los libros y torpemente se puso a recogerlos con ayuda del chico bicolor.—Gracias, no hacía falta que me ayudases.—

—No hay problema.—Después de aquella corta y concisa conversación ambos se quedaron parados frente a la puerta, ninguno de ellos deseaba entrar pero por razones completamente distintas, se miraron el uno al otro de reojo como queriendo saber lo que pasaba por la mente de el otro. Akane fue la primera en dar un paso atrás, Todoroki aprovechó e hizo lo mismo. Ella se rascó la nuca con nerviosismo y dirigió su vista a sus zapatos intentando buscar una excusa o razón para justificar que quisiera salir de allí.—Ahora mismo no puedo entrar ahí, no puedo.—

—Te entiendo.—Akane dudó que él la entendiese pero no dijo nada, no podía hablar de la manera en la que la trataba Aizawa con los alumnos de este, no sería correcto. Giró en dirección al patio exterior pensando en que ya hablaría con Midnight sobre sus faltas a clase aquella misma tarde cuando esta fuera con ella de compras y le ayudase a acabar de coordinar su traslado. No era que no le agradasen los de primero, eran amables y ya había conseguido entablar amistad con Midoriya, Yaoyorozu y Tokoyami, pero ninguno de ellos era Aizawa. Ni siquiera el chico que caminaba ahora a su lado le hacía sentir remotamente lo que le hacía sentir él.—¿A dónde quieres ir?—

—Me da igual.— Se sentaron en el césped, en silencio, a ninguno de los dos les gustaban aquellas conversaciones absurdas que se tienen cuando uno quiere llenar el silencio, no, ellos preferían la calma, la incerteza, la posibilidad de una conversación que era esfumada por la suave brisa que golpeaba la hierba. Akane lo observó. —Eres el hijo de Enji, ¿Verdad?—

—Sí...—No pido ocultar su sorpresa, Todoroki podía contar con los dedos de una mano las veces que había oído a alguien llamar a su padre por su nombre de pila por lo que era completamente inusual e inesperado que Akane, aquella chica nueva con la que apenas había intercambiado palabra, se refiriera a su padre de tal forma.—Lo conozco, fue amigo de mi padre, hace muchos años...—

—Sé que para tí ha debido de ser un padre horrible, oí lo que te hizo y sé lo que se siente, pero yo no puedo evitar pensar en él con cariño.—Él arrugó el ceño creando una pequeña llama en su mano que evaporó tan rápido como la vio aparecer, su padre había cometido errores imperdonables, había herido a su madre, había marginado a sus hermanos y le había presionado hasta romperlo con tal de conseguir su objetivo, no era alguien en quien puedes pensar con cariño.

Pero para la albina la situación era muy distinta. Akane había tenido que convivir con muchos más monstruos que Todoroki, solo con pensar en Doom la piel se le erizaba y el pánico empezaba a inundarla. Para ella, Enji no era más que el amigo de su padre, el que hacía las mejores barbacoas que había probado en la vida y quien había creado un fuego con su aspecto por su cuatro cumpleaños, era una imagen lejana pero era lo único que tenía.—Me gustan los días calurosos en los que hay brisas de aire frío.—

Después de que Todoroki dijera eso, queriendo ignorar los anteriores comentarios de ella sobre su padre, no dijeron nada más. Se saltaron por completo la hora de clase y al sonar el timbre se despidieron como dos conocidos a un paso de ser amigos. Cada uno se fue por su lado. Akane se dirigió a la sala de profesores con la esperanza de encontrar a Midnight antes de tener que cruzarse con Aizawa, por desgracia tuvo que verlo.

Vestía con su característico traje de héroe, con el saco de dormir a la espalda y un par de hojas bajo el brazo, estaba cansado, somnoliento y triste, el verle así hacía que Akane quisiera acercarse a preguntarle cómo estaba, pero se contuvo. Inconscientemente sus pensamientos fueron hacia Rush, su querido y molesto amigo que jamás había parado de repetirle que a ella le gustaba Aizawa.

¿Y qué problema había con que le gustase? Era atractivo, inteligente, divertido y le alegraba los días con su presencia. Era normal que le gustase, con su sonrisa torcida, su barba de dos días desaliñada y sus características ojeras que acompañaban a sus ojos cansados como si de una pareja inseparable se tratase. Le gustaba, nunca lo admitiría en voz alta pero le gustaba.

Ese era el problema.

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*轟 es el kanji del apellido Todoroki.

*Ahora publicaré una nota.


𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shoutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora