𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shouta

Capítulo XXXII

[秘密]
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CUANDO AKANE REMEMORABA las calidas mañanas de verano, correteando por los campos plagados de flores silvestres que brotaban sin patrón alguno, recordaba con un cariño especial a Todoroki Enji.

Sabía qué clase de persona era, sabía que era alguien obsesivo que aspiraba al éxito a cualquier precio y sabía que aquello no era bueno, sobretodo para su familia. Pero durante aquellas mañanas de verano, llenas de calma, risas y felicidad, Enji era un miembro más de su familia, era un hermano para su padre, un amigo para su madre y un tío para Akane, la muerte de Ryūsei no afectó a nadie tanto como a él.

Era su amigo, su hermano de otra sangre, su apoyo y su brújula cuando su obsesión se salía de control. Sin él a su lado no era más que un náufrago a la deriba. La última vez que Akane lo había visto en persona había sido durante el funeral de su padre, su esposa también estaba, iba vestido de negro y llevaba gafas de sol, no quería que vieran sus ojos irritados y llorosos, no quería mostrar lo débil y desesperado que se sentía al haber perdido a su mejor amigo. Durante toda la ceremonia permaneció en silencio, cuando esta se acabó, se acercó a la pequeña Akane que observaba a su alrededor sin alcanzar a comprender qué sucedía a su alrededor. Se quitó las gafas, la miró a los ojos y le dijo con la voz completamente quebrada.—Lo siento.—

Fue entonces, al ver el alma rota de Enji, cuando Akane comprendió que su padre no iba a volver.

Enji no volvió jamás a hablar con ellos. No los fue a visitar, no los llamó ni fue a ayudarles a recomponerse de su pérdida, estaba tan atrapado en su propio dolor que lo único que pudo hacer fue pagarlo en sus propios hijos y en su esposa. Cada verano Akane esperaba, sentada en el porche de su casa con unas bengalas apagadas en la mano, a que Enji volviera a aparecer con sus trucos de llamas y su habilidad con los fuegos artificiales. La albina solo buscaba desesperadamente recuperar, aun que fuera un mísero fragmento, la felicidad que había sentido durante aquellos veranos. Cuando su hermano no la despreciaba, cuando su madre no la odiaba, cuando Enji estaba a su lado... Cuando su padre estaba vivo.

No le tenía rencor alguno a Enji por haber roto cualquier relación con ellos, no porque no tuviera razones para hacerlo, sino porque la emoción por volver a verle eclipsaba cualquier otro sentimiento. Incluyendo el dolor que le había provocado Aizawa. Todoroki había tenido una brillante idea al sugerir que hiciera sus prácticas de heroína en la agencia de Endeavour. Dudaba que el héroe supiera que ella iba a trabajar para él, dudaba que Todoroki se lo hubiera dicho, no tenían una buena relación. Pero esperaba firmemente que un ápice de alegría se implantarse en el rostro de Enji.

Estaba en la sala de espera junto a la oficina, Todoroki se había ido, había una secretaria a lo lejos que la estaba mirando mal, balanceaba sus pies con nerviosismo y observaba a su alrededor intentando no pensar demasiado. Pensar demasiado nunca había sido bueno para ella ya que normalmente acababa frustrada, deprimida o a escasos segundos de sufrir un ataque de ansiedad. Todoroki volvió con la acreditación que Akane necesitaba para subir a los pisos superiores, la albina le sonrió.—Gracias Todoroki.—

—No hay porque darlas. Vamos, Endeavour debe de estar arriba.—Subieron por el ascensor em silencio, Akane pensaba en lo importante que era aquel momento para ella y no solo porque se iba a reencontrar con Enji. Cuando Toshinori se retiró de su puesto de héroe número uno, hubo un caos, la gente no sabía qué iba a ocurrir y estaban inquietos y ansiosos. Endeavour fue nombrado lo antes posible como nuevo héroe número uno y eso solo quería decir uns cosa, todos los casos e investigaciones en los que trabajaba All Might ahora pasaban a Endeavour, incluido el caso de Doom. Akane ya había tenido distracciones suficientes, Aizawa solo había conseguido volverla sentimental y desconcentrarla de aquello que deseaba hacer, entregar a Doom ante la justicia.

Seguía teniendo pesadillas sobre él, su forma de hablar, su risa, la horripilante manera en la que adoptaba la forma de aquellos a a quienes ella más quería.... De una manera u otra, sus pesadillas siempre acababan con Doom tomando la forma de Aizawa y aprovechándose de ello para jugar con sus sentimientos, quería a Aizawa, apesar de todo. Y eso la hacía sentir estúpida.

La última vez que habían peleado y Doom se convirtió en Aizawa, la albina se había quedado paralizada, no iba a permitir que aquello le volviese a ocurrir. Todavía quedaban muchas incógnitas en la enrevesada historia de su pasado, la muerte de su padre aún tenía muchos secretos ocultos que Akane tenía miedo de descubrir pero que tarde o temprano acabaría descubriendo, por mucho dolor que le causase.

—Ya estamos.— Las puertas se abrieron y Akane alcanzó a ver a Endeavour a lo lejos, el pánico la invadió. ¿Qué ocurría si él no quería verle? ¿Qué pasaría si no quería tener nada que ver con ella? ¿Qué iba a hacer? Era lo más parecido a una figura paterna que le quedaba, él y Rush eran lo único que tenía, no podía soportar la posibilidad de que él no quisiera estar en su vida. Caminaba altivo, sin molestarse en mirar a la gente, tenía el ceño fruncido pero no tanto como normalmente se le veía en las noticias, parecía más relajado, menos violento. Cuando sus ojos notaron aquellos cabellos blancos combinado con esos ojos del tono de la sangre, se quedó estático, viendo por unos instantes a la figura de su difunto amigo.

—Ryūsei...— Observó a Akane con los ojos bañados de dolor, el mismo dolor que había intentado inútilmente ocultar durante el funeral. Se acercó a ella sintiendo la culpa devorarlo a cada paso que daba, cada dialogo, cada conversación y cada pequeño gesto con la familia de Akane se repetía en su memoria como una tortura incesante. —Hola Enji.—

—Has crecido.— Dijo con una sonrisa torcida y un gesto incómodo, claro que había crecido en trece años sin verse, no había sabido qué decir o hacer. Akane estaba en la situación opuesta, había tantas cosas que quería decir y hacer que se encontraba desbordada e incapaz de saber por donde empezar. Ella estaba delante de la única persona que entendía su dolor, la única que sabía lo que era perder a Ryūsei. Enji miró a su alrededor sin querer mirarla a los ojos, esos ojos como los de su padre.

—Vamos a mi despacho.— Ella asintió y ambos caminaron a la par dejando a Todoroki con los demás héroes de la sala, no dijeron nada ni cuando las puertas se cerraron a sus espaldas. A cada segundo que pasaba Enji se sentía peor, como si una enfermedad se extendiese por su cuerpo poco a poco causándole un insoportable dolor que le hacía sufrir en silenciosa agonía, en este caso, la enfermedad que sentía era la culpa. Se sentía culpable por callar lo sucedido detrás de la muerte de su amigo. —Akane... Antes que nada he de contarte algo, algo que debería de haberte explicado hace mucho tiempo...—

Lo miró con una mueca de incomprensión, no sabía de qué estaba hablando y no le gustaba el tono de lástima que estaba utilizando con ella. Era horrible, era el mismo tono que había utilizado para pedirle disculpa durante el entierro, no soportaba ese tono. Era doloroso. Enji la miró no queriendo decir lo que iba a decir pero sintiéndose en la obligación de hacerlo.—Tu padre murió por mi culpa.—

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Uh, sé que he tardado en actualizar apesar de que estamos en Semana Santa pero es que estoy em casa de mi padre y aquí no tengo mucho tiempo para escribir, eso por eso que probablemente tardaré en publicar el próximo sino es que encuentro alguna manera de hacerlo.

Dejando esto a un lado, espero que os haya gustado el capítulo. Quería dejar un poco de lado la trama con Aizawa (sin olvidarme de ella por supuesto) y retomar el hilo que estaba siguiendo la historia personal de Akane después de la batalla contra All For One.

Si Aizawa sale en alguno de los próximos capítulos será de forma ajena, Akane no quiere ni verle así que no participará de momento en la trama de Doom pero sí tendrá su propia trama personal. Bye bye! Nos vemos en el próximo capítulo!😉✨

El título significa secretos, you know why.