Capítulo XLIV

2.4K 381 83
                                    

[うつ病]
——•——

ESTABA FLOTANDO EN EL AGUA, su mente se dejaba llevar mientras su cuerpo flotaba sin rumbo. No había dolor, no había nada más que un paisaje nublado ante sus ojos, nada. Levantó su mano hasta el cielo en un gesto no intencionado, entonces vio el color rojo. No estaba empapada de agua, era su propia sangre. Fue en aquellos instantes entre la adrenalina y el shock que se dió cuenta de que se estaba muriendo.

Se sorprendió por lo casual que había sido el pensamiento. Morirse, así de fácil. Era tan tentador, simplemente dejar de existir, dejar de sufrir, de llorar, de estar atrapada en aquel círculo vicioso causado por Doom. Descansar. Miró la sangre en sus dedos, ni siquiera podía controlarla, sabía que se estaba desangrando por segundos, más muerta que viva, era solo cuestión de tiempo. Se preguntó cuánto faltaría, ¿diez minutos?¿veinte? Agonizaría por el dolor en silencio o sería tan pacífico como ahora? Era como flotar. Ni siquiera sentía sus heridas.

—Maldi-ta zorra—Vio como Doom se acercaba, herido y moribundo, se preguntó si su cabello se habría teñido con su sangre. No se movió, no dijo nada y no intentó huir ni atacar, estaba cansada ya de todo eso. De una forma u otra siempre había sabido que su história acabaría así, un capítulo final con ella y Doom como protagonistas, un trágico epílogo que coronaba su vida llena de tragedias. La muerte de su padre, la de su hermano, la de su madre... las cartas estaban sobre la mesa, ya había pasado el momento de luchar, ahora solo podía esperar. Cerró los ojos cuando Doom alzó un cuchillo hacia ella, no por miedo sino porque prefería mantener la imagen de ella flotando en su mente en vez de afrontar la realidad. Medio enterrada en escombros, con su piel manchada como un lienzo pintado de rojo. Entonces sintió una calidez cercana a su cuerpo, como si el agua fría donde flotaba hubiera sido calentada.

—¡Aaahhhggh!—Abrió los ojos. Doom tenía en sus ojos la misma mirada que había tenido Akane apenas unos instantes atrás, la mirada de alguien que acaba de darse cuenta de que está apunto de morir. Pero ella había estado calmada, como si la muerte no fuese más que un simple descanso, él estaba horrorizado. Gritaba, lloraba y gimoteaba desesperado por vivir, había tirado el cuchillo y ahora se retorcía sobre sí mismo en un inútil intento por alargar su vida, su piel se deshacía mientras sus gritos cortaban el aire. Akane le miró sin pestañear, con un suspiro retenido en los labios. Las llamas envolvían a Doom cada vez más hasta que los gritos cesaron, al final no quedó nada más que un leve olor a ceniza en el aire. Akane miró a Enji con ganas de llorar.—Tranquila, pequeña, ya estoy aquí. ¡Que alguien traiga a un médico!—

—Ya está, se acabó. No hables, aguanta.—La cogió en brazos, Akane vió que él también estaba herido. Quería preguntarle si estaba bien, quería preguntarle por Aizawa y por todos los demás que habían sido afectados por la explosión, pero ni una sola palabra dejó sus labios. No podía hablar y cada vez que cogía aire sentía como si sus pulmones se llenaran de agua. Era tan agotador respirar. Todo a su alrededor era cada vez más borroso, las formas eran abstractas y los colores se difuminan a su alrededor. Cerró los ojos deseando que aquel no fuera el final.

No sentía dolor, no sentía nada en absoluto y era incapaz de saber qué sucedía a su alrededor. Aizawa acarició su mejilla con cuidado, temiendo hacerle daño. Cinco días llevaba inconsciente, el médico había dicho que era mejor así, que sanase mientras dormía. Había estado dos en coma. Al menos estaba viva. Le debía mucho a Recovery Girl, si no hubiera sido por ella y su idea de sacarle sangre a Akane para poder hacerle una transfusión sin riesgos era lo que le había salvado la vida. No sabía cuándo le había sacado la sangre a Akane pero no le importaba mientras ella estuviera viva. Mic entró por la puerta.—Sabía que estarías aquí, deberías hacer caso al médico y descansar en vez de escaparte de tu habitación. Aún no puedes caminar bien.—

Miró sus manos llenas de vendas, sus piernas y su cuerpo, más cicatrices que nunca se borrarán de su piel. Mic, con su brazo en escayola se acercó a su amigo con una mueca de tristeza en el rostro y una mirada de desolación cuando sus ojos vieron a Akane. Era apenas una niña, había sufrido demasiado.—No puedo dejarla.—

—Necesitas recuperarte.—Se sentó en una silla cercana y observó a su amigo. Tenía las mejillas hundidas y sus ojeras habían aumentado, tenía una palidez enfermiza y siempre parecía estar perdido en sus pensamientos. No dejó de mirar a Akane en ningún momento.—Lo que necesito es que ella se recupere, eso es lo que necesito.—

—Aizawa porfavor. Has de curarte primero, el médico me ha dicho que apenas comes.— Aizawa rememoró la primera vez que había visto a Akane inconsciente en la camilla de la Yūei, como habían cambiado las cosas desde entonces. La vida es injusta, te da todo aquellos que necesitabas cuando ni siquiera sabías que lo querías y te lo arrebata cuando no puedes vivir sin ello. Aizawa no quería vivir sin Akane. Mic suspiró al ver la poca atención que le prestaba su amigo y le habló con un tono autoritario.—Mira, a todos nos importa Akane y todos nos preocupamos porque se recupere ella. Todos la queremos como tú.—

—No es lo mismo...—Sí, todos querían a Akane, sus compañeros de clase, profesores y amigos, todos habían ido a visitarla porque la quería y querían ella volviese con ellos. Todos la querían pero solo él la amaba. Mic insistió.—¿Por qué no es lo mismo?—

—Tú no lo entiendes...—¿Cómo iba a entenderlo? Incluso él mismo había tardado semanas en comprender y aceptar que estaba enamorado de Akane, de alguien con quien se llevaba más de diez años de diferencia. Mic podrían entenderlo pero quizás no podría aceptarlo. Aizawa no podía decirle porqué él era distinto, porqué el ver a Akane así le dolía más que morirse porqué no podía dormir por las noches pensando en ella. No podía decírselo, pero hay veces donde no hace falta decir nada.

—Claro que lo entiendo, soy idiota pero no tanto.—Había sonreído ligeramente intentando que Aizawa imitase el gesto, consiguió que se girase hacia él, con el ceño fruncido y los ojos llenos de temor y confusión. Mic pensó en cuánto tiempo llevaba sabiéndolo, quizás había sido desde el principio. Las miradas, las horas juntos, la incondicional felicidad, la desesperación el uno con el otro, el dolor, los celos... el amor. Miró a Aizawa con seriedad y habló como sentenciando algo indiscutible.—Estás enamorado de ella.—

Hubo unos instantes de silencio en los que Aizawa alzó la mirada al techo y cerró los ojos dejándose caer en la silla donde estaba sentado en un gesto parecido a una rendición. Estaba enamorado de ella, era el amor de su vida, la única persona a la que quería ver a su lado cada mañana al despertarse, la única persona que podía alegrarle el día con una simple sonrisa. La amaba y por eso dolía tanto.

——•——

Sé que vais a querer matarme y con razón. Quería acabar esta historia y en vez de eso me he pasado mucho tiempo sin actualizar a pensar de que no tenga nada que hacer. Lo siento pero espero que os haya gustado el capítulo.

No he querido que sea Akane quien mate a Doom porque eso me parecía la típica resolución que en realidad no le aportaría nada a Akane, me parecía más apropiado que lo hiciera Enji por la culpabilidad que siente por la muerte de Ryūsei

Tampoco quería centrarme mucho en lo que sucede después de la explosión porque me interesa más centrarme en lo que pasará con Akane y Aizawa.

うつ病 significa "depresión"



𝐇𝐄𝐑𝐎; aizawa shoutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora