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Adorando el rostro somnoliento de su novio, YoonGi se apresuro a colocarle la capucha de la sudadera. Sus amigos y compañeros de banda, le esperan en la salida del departamento, justo donde un par de guardaespaldas le escoltaran en una camioneta hasta la estación. JiMin decidió que lo prefería así y además sería una sorpresa para los reporteros que a esas alturas, ya sabrían sobre su pequeño escape.

Jin se despidió con un abrazo, consiente de que era tiempo de darles un espacio a los dos. Lo necesitaban, habían tantas cosas malas de por medio que por un efímero segundo, parecían ganar a todas aquellas buenas acciones que algunos mantenían para con ellos.

Se despidieron de cada uno y prometieron regresar con energías renovadas para el próximo tour que se les venía encima. No hubieron miradas malas, reproches o burlas, nada mas que buenos deseos y saludos para la familia del menor.

Ambos subieron y se encargaron de colocar los cinturones de seguridad. Dieron una mirada al barrio y agradecieron los vidrios polarizados que impedían miraditas nada simpáticas por parte de algunos de los vecinos. Resultaba casi irreal que las personas pudieran cambiar en un solo chasquido y es que hasta unos días, esos mismos vecinos les habían saludado con todo el respeto y en esos instantes, estaban a nada de arrojarles cualquier porquería que se cruzara en su camino.

YoonGi suspiró y acomodó el cubre bocas bajo su barbilla, ellos tendrían que usarlos para evitar ser reconocidos del todo y que así no pasaran por malos ratos. Incluso si su mánager insistió en que alguno de los choferes les llevara hasta su destino, se negaron. Querían, necesitaban de ese tiempo a solas y agradecían las medidas para protegerles de actos desagradables, pero.. no podría ser así por siempre.

JiMin bostezó adorablemente. Sólo eran las 6:57 AM y la adorable bolita de arroz, optó por acurrucarse en el pecho de su novio y dormitar durante el trayecto de treinta y cinco minutos.



—Listo, buen viaje y por favor, no duden en avisar si algo no anda bien. —Uno de los hombres, al que YoonGi no reconocía del todo, los despidió amablemente luego de comprar los boletos.

Asintió hacia él y se colgó la mochila sobre los hombros. JiMin tenía la suya y sus pequeños ojos estaban ocultos con su flequillo. Colocó correctamente el cubre bocas y de nuevo, tomó la mano mas pequeña y entrelazó sus dedos.

Nadie pareció reconocerlos y bueno, ¿desde cuando algo así no les pasaba? en ocasiones llegaba a ser tan cansado y en otras.. solo un poco atemorizante. YoonGi culpó a la costumbre de saberse siempre acechando.

—¿Quieres la ventanilla? —Preguntó a JiMin.

—Por favor. ¿Puedo dormir ahora?

El tiempo de viaje era de alrededor de dos horas y treinta y cinco minutos, así que fácilmente podrían dormitar. Pero YoonGi prefirió no hacerlo y dejar que JiMin sí lo hiciera. Ahora estaba un poco paranoico, ¿quien le podría culpar?

Casi podía sentir la mirada de todos, clavada sobre su nuca. Pero no estaba pasando, nadie estaba apuntándoles en ese momento. Aunque.. casi sentía que sí.

Se preguntó si el molesto sentimiento de ser rechazado, duraría toda su vida.

Innegable © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora