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Mientras YoonGi espera en la habitación por JiMin, escucha los ladridos de su Holly desde el otro lado, donde seguramente continúa correteando, alegre de tener sus nuevos juguetes y un par de papás que más tarde le mimaran.

El lugar se mantiene a oscuras y casi en silencio, porque odiando cualquier pronóstico, esa tarde el dolor de cabeza parecía estar golpeando de una forma brutal. Era casi como si su cuerpo estuviese tan acostumbrado a su propio ritmo de vida, que estar sin hacer nada también le afectaba.

JiMin abrió la puerta e ingresó casi de puntitas, como si realmente creyera que estaba dormido y cerró los ojos para darle más credibilidad. Los pasitos fueron silenciados y pronto el cuerpo chiquito pero firme de su novio, lo envolvió con su calidez.

Apreció el detalle de tenerlo a su lado en cada momento, llenando todos sus espacios y haciéndolo más feliz de lo que alguna vez fue.

—Gracias por acompañarme.

JiMin casi saltó del susto, pero se compuso y metió una de sus piernas contra las suyas.

—Me asusté, tonto.

Guardó silencio de nuevo, mientras las punzadas continuaban en una zona en específico de su cabeza. Las aspirinas aún trabajan por ello.

—¿Quieres ver la televisión después?

Sonrió contra la piel del hombro ajeno, recostandose un poco más cerca para tener una agradable vista de ese punto en especifico que le volvía sensible ante JiMin. Él era suave, incluso si parecía duro por el ejercicio o al menos YoonGi siempre lo comparaba con un osito.

—¿Qué clase de pregunta es esa? Uhmm.. luces nervioso.

—S-solo..

El menor se quejó, abrazandose más y rompiendo cualquier pedazo de separación en ambos.

Su aroma le tranquilizó y el sueño pareció rozar de cerca, enviando una corriente feliz a cada parte de su dolorido cuerpo y una sonrisa se plasmó en sus labios.

—Es solo que mis papás estaban molestando con eso de que ahora parece que prefiero pasar las vacaciones con uhmm.. como dijo.. uhm..

YoonGi abrió los ojos de nuevo, imaginando las palabras con los que la madre de JiMin solía molestarlos luego de algún tiempo.

—¿Cómo esposos?

Suspirando, JiMin guardó silencio de nuevo.

En ocasiones como esas, el mayor agradecía haber creado ese tipo de lazo invisible con su chico. Tan fuerte y tan capaz de comprender cuando las cosas se ponían difíciles en su cabeza.

—Algún día se podrá y de no ser así.. haremos que funcione. Aquí o en otro lugar. —Prometió, igual de seguro que como lo estuvo desde el primer momento.

Desde que lo había visto de otra forma, de una que rayaba en lo personal. Cuando descubrió que esa sonrisa preciosa era el motivo por el cual el estrés no terminaba de consumirlo y por el cual ardía en celos cuando lo veía con alguien más.

Fue casi al mismo tiempo de cuando se enamoró de ese desastre preguntón que seguía siendo una de las personas más importantes y necesarias en su vida.

Algún día se casaría con él.

Lo haría cuando por fin fuese el tiempo, cuando sus vidas personales estuviesen un poco más asentadas y definitivamente lo haría frente a todas las personas que algún día dudaron de sus sentimientos. 

Y si Corea no era suficiente para eso, entonces viajarían hasta el fin del mundo si era necesario.

—Algún día voy a poner un anillo en tu dedo y cuando tu lo aceptes, voy a ser el más afortunado del mundo. Pero antes que eso suceda, quiero que sepas que pase lo que pase y digan lo que digan, tú eres para mi y yo soy para ti, porque te amo.

Las suaves caricias en su espalda le dieron una respuesta tímida que siempre era bien recibida.

Y cuando sus ojos al fin se cerraron y el dolor pareció disiparse con lo mismo, YoonGi entendió que ese era su plan de vida y ese su lugar; siempre a su lado. Sin importar nada mas.

Innegable © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora