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Aún es de madrugada cuando YoonGi abre los ojos.

Sobre la comodidad de la cama, suelta un suspiró y lleva sus manos hasta frotar ambos ojos. Su cuerpo de siente caliente y es debido a que ha estado un poco enfermo en esos días.

El cansancio y el estrés demostraron no ser buenos amigos y su humor sólo pareció empeorar la situación.

Durante el transcurso de la mañana, le gritó a sus amigos e incluso lo hizo cuando JiMin intentó darle las medicinas. Pero era sólo que se sentía jodido e inútil al respecto.

Sabe perfectamente que las cosas no funcionan asi y que, ya no está sólo para velar por si mismo.

YoonGi se disculpara y asumirá sus propios errores.

Mientras sus ojos se acostumbran a la oscuridad de la habitación, detecta el suave sonido de la respiración de JiMin y mueve una de sus manos por las sábanas, hasta dar con el cuerpo suave que tanto ama.

Se siente incluso más torpe al saber que le gritó a la única persona que ha demostrado amarle más allá de todos sus arranques emocionales. Sin contar a sus amigos, por supuesto.

Se golpea la cien con la mano abierta y deshaciendose de las sábanas, busca dar vuelta al cuerpo de JiMin. Cuando al fin lo logra, no pierde tiempo en sus quejas desorientadas y se sube sobre él, atrapando sus labios en medio de un balbuceo.

JiMin tarda un poco en reaccionar, pero cuando le reconoce, él responde al beso y enreda sus pequeños dedos en su cabello revuelto.

Las manos de YoonGi se deslizan por las curvas del bailarín, mientras se encarga de quitar la estorbosa ropa que cubre cada pedazo de su piel y la suya también.

Está pensando en lo imbécil que es y en las muchas veces que tendrá que pedir perdón, porque ama a ese chico y nunca ha sido su intención lastimarle con palabras o de cualquier otro modo.

Mientras eso pasa, YoonGi se encarga de preparar su cuerpo y de hundirse de una estocada, recitando palabras que sólo JiMin conocerá porque todas van dedicadas a su sublime persona y a la forma en que su cuerpo acepta el suyo, como si estuviesen destinados a ser.

Embiste de nuevo y murmura cosas sin sentido, mientras besa cada espacio de su piel y se deleita con la respiración entrecortada, los chasquidos, el movimiento de la cama y las chispas que parecen envolver el momento.

Min YoonGi asegura por una vez mas, que JiMin es su cielo al cual volver, incluso si todo se cae a pedazos.

Le dedica versos enteros entre cada canción y entre cada nota del piano que tanto quiere. Le dedica su admiración y sus logros. Y también le dedica cada pequeña cosa que va dedicada a sí mismo, porque le ama tanto que JiMin también conforma esos trocitos que deberían ser suyos y de nadie mas.

En ocasiones puede ser un frío y un idiota, pero él siempre le amará debajo de todo ese carácter tan frustrante.

Innegable © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora