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Al final pasaron la cena para otro día, mejor para mi, supongo. Faltaba solo dos días para entrar al colegio y no le dije nada a mis amigas, hablé con Mari, mi hermana estaba enojada conmigo, le había dicho que no me iba a ir y me fui, no estuve en su cumple y ella quería jugar conmigo, me sentí mal pero esta tristeza tal vez no se comparaba con la de mi papá, él no estaba en el cumple de su hija y eso seguro le dolía mas que a mí.

Los tres terminamos de desayunar, estábamos limpiando la mesa, el timbre suena varias veces, no dejaban de tocar.

-¡Ya voy!-gritó mi abuela-¡¿Quien es?!-no respondían, con mi papá fuimos detrás de ella, miró por el agujerito, abrió-¡¿Que pasó esta vez?!

-Creo que Gabriel y Ludmila pelearon enserio-dice Adam, sosteniendo a Gabriel.

-¿Y por qué no lo llevas a su casa?-pregunté, me sentí mal por eso.

-Hija, no seas tan mala-me dijo mi papá bajito.

-Por qué su mamá se pondría loca-dijo Adam, mi papá lo ayudo a poner a Gabi en el sillón.

-Mentira-dice Gabriel borracho, miró a su abuela-te quiero abuela.

-¿Que hiciste ahora?-preguntó mi abuela.

-Le oculté algunas cosas-se ríe, rodé los ojos.

-Me tengo que ir-dice mi papá mirando su celular y después a mi mamá-¿Puedes con él? Me quedo si...

-Yo puede, solo va a hablar un rato y después se duerme-dice.

Mi papá se levanta del sillón, se despide y se va a trabajar, miré la puerta cuando la cerró, después vi a Gabriel, miré a Adam, que me estaba mirando, me sentí incómoda.

-¡Jop!-dice Gabriel sorprendido de verme, estaba con el labio partido y un moretón en el ojo-dame un abrazo-se quiere parar pero Adam lo vuelve a sentar.

-No creo que quiera acercarse a ti-dice Adam.

-Voy a traer un balde-dice la abuela.

-¿Que le pasó?-pregunté a Adam, miré sus nudillos y estaban raspados, con sangre.

-Gabriel arrancó una pelea y tuve que defenderlo, está lo bastante borracho como para dar una piña bien-dice, aunque yo seguía viendo su mano.

-¿Por que lo dejaste tomar?

-No puedo meterme en sus decisiones-me fulmina.

-Por lo menos le hubieses parado.

-Acabó de hacerlo, le paré para venir acá.

-Si, cuando está lo suficientemente ebrio y golpeado.

-Perdón, pero no soy su niñera-dice más enojado.

-Pero si su amigo.

-No lo deje tirado, lo traje-dijo parándose-si él no me hubiese llamado ni siquiera sabría que estaba tomando.

-Cuando te llamo lo hubieses traído.

-Trate de hacerlo, pero me empezó a contar por que estaba así.

-¡Que te lo cuente viendo!-dije lo obvio.

-Lo siento por no hacer lo que pensabas, nena, hice lo que pude-dijo más enojado.

-¿Pueden dejar de pelearse?-dijeron mi abuela y Gabriel al mismo tiempo.

Gabriel estaba con el balde en la mano, la abuela estaba parada atrás del sillón.

-Ya estoy acá-dice Gabriel.

-Si, pero tomado-dije, cruzándome de brazos-¿Así vas a solucionar las cosas con Ludmila? ¿Crees que a ella le va a gustar verte así?

La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora