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Miré a Adam que estaba durmiendo a mi lado, la luz del día entraba por la ventana y dejaba ver su cara con las pestañas largas, su nariz perfilada y sus labios rosados entre abiertos, daban paz y era la primera vez que lo veía así de tranquilo. Miré para la ventana estaba todo nublado, volví a mirar a Adam y me estaba mirando.

-Buenos días-me acarició la cintura y sonrió sin mostrar los dientes.

-Buenas-le sonreí también, se acercó y me acarició la nariz con su nariz y me reí-¿Qué haces?-sonreí sin alejarme de él, me sentía bastante cómoda y me gustaba verlo así.

-Caricias-dijo riendo también-me gusta verte despeinada cuando te despiertas-me moví nerviosa e intente peinarme-no te peines-se ríe y me despeina, me gustaba verlo así, riendo, para estar tan roto tenía linda sonrisa.

Su risa hacía que el mundo no existiera, que solo éramos los dos en el medio de la nada, fuera de todo la mierda que pasaba a nuestro al rededor, pero lamentablemente esta escapada al espacio solo duraba unos segundos, porque no podíamos olvidar por completo a la cruda realidad.

Su celular sonó, vi su pantalla y era Zack, le pasé su celular y él miró la pantalla, se tensó y me miró.

-Ahora vengo-se levantó y salió respondiendo el llamado.

Miré el lugar, Adam había arreglado el techo, las ventanas nuevas, una mesita de luz, habían estrellas de alambres que colgaban del techo, algunas fotos que nunca vi de mi cuando era pequeña, me levanté de la cama y fui a ver las fotos que estaban en la pared, estaba con mi mamá, un nudo se formó en la garganta, no podía ver esas fotos, me hacían mal, vi que había un álbum de fotos en la mesa, empecé a despegar las fotos de la pared y las volví a meter.

-Primero voy a ir al departamento y después voy a la funeraria-dijo entrando y yo lo miré, colgó.

-¿No vamos a desayunar?-pregunté.

-Tengo que ir al departamento a buscar una foto de mi papá y de ahí más tarde ir al velorio-dijo agarrando su campera, pero al agacharse le dolió la costilla.

-Con cuidado-me acercándome-voy contigo.

-Gracias nena-me besa la frente y suspira-cuando lleguemos caliento agua y te preparo café-dijo mientras me peinaba con su mano.

Salimos de la casa del árbol y vi a mi papá hablando por teléfono, Adam me puso el casco, mientras miraba a mi papá, pero él entró a la casa, hacía mucho calor y me resultaba raro después de la tormenta, pero el clima en Argentina era raro en primavera.

-¿Vamos?-Adam me llamó, lo miré y asentí, fui con él quedándome con las ganas de saludar a mi papá.

Adam como siempre manejaba rapidísimo y se pasaba algunos semáforos, odiaba que hiciera eso y más cuando él no tenía casco, llegamos a su departamento, una señora estaba ahí en la puerta.

-¡Adam! ¡¿Qué pasó?!-Adam se enojó, estaba con el ceño fruncido.

-Nada que le importe-dice y me quedé sorprendida, se acercó a la puerta y sacó el candado-entra nena.

Entré y después pasó él, cerró la puerta, prendió la luz y se fue para la cocina, todo estaba tirado y roto en el piso, Adam se había encargado de destruir todo ayer después de los que le habían lastimado, fui para la cocina y estaba llorando con la cabeza para abajo apoyado en la mesa de la cocina con un cigarrillo en la mano.

-Adam, se que es difícil...-dije sobando su espalda asiente y se limpia las lagrimas, sus ojos estaban rojos y el color verde se volvieron mas transparentes.

-Tengo que buscar una foto de mi papá-dijo abriendo uno de los estantes y sacando café.

-Primero desayunemos-quería que se tranquilice para después poder limpiar todo y buscar la foto.

La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora