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Austin me estaba llevando a casa, y yo estaba llorando, me sentía horrible, me quería ir, quería que algo borrara todo lo que me pasó, Austin se disculpaba, mientras le decía que no pasaba nada, solo quería ir a mi casa y terminar este horrible día, estaba bastante enojada, cuando llegamos a mi casa, salí sin decir nada del auto y entré a casa, mi papá me vio desde el sillón, no quería hablar con nadie.

-¿Estás bien?

-¿Quieres que te responda que si?-le respondí mal, subí a mi cuarto molesta, sentí los pasos de mi papá.

Me senté en la cama, aún llorando, me quería volver a casa, no quería seguir acá.

-¿Qué pasó? ¿Por qué me respondes así?-negué llorando.

-¡Trate de ser fuerte papá!-grité-¡Me quiero volver a casa! ¡¿Crees qué no me hace mal estar acá?! ¡Todo los días recuerdo a mamá y sueño en cómo la encontré desde que venimos! ¡¿Por qué te separaste de Marilyn?! ¡Estábamos felices allá! ¡¿Por qué no me preguntaste si quería viajar?! ¡¿Sabes lo horrible que es estar acá?! ¡Intentó! ¡Te juro que lo intento! ¡Trato de ayudar como no lo hice con mamá!-mi voz se desgarró pensando en cómo no pude hacer nada y recordando-¡Me siento tan inservible e inútil! ¡No encajo acá!-trate de tranquilizarme porque la garganta me dolía y mis lagrimas no me dejaban ver-Solo quiero volver a casa, jugar con Zoé y hablar con Marilyn-lloré y mi papá me abrazó-las extraño papá, trate de comprenderte, pero no puedo, si la amas y es mutuo no tienes que dejarla ir, y si ustedes ya no se quieren, esta Zoé, es tu hija, no puedes dejarla sola.

-Cariño, lo siento, no sabía que te dolía tanto estar acá-escuchar llorar a mi papá me hizo sentir peor-no quería hacerte daño, yo solo pensé que sería bueno que cambies de aire, perdón, perdón.

Me quedé dormida en los brazos de mi papá mientras lloraba, al despertarme todavía era de noche, miré mi celular que no podía ver bien por la luz, eran las 4 de la mañana, mi papá estaba durmiendo en el sillón pequeño que había a un costado, cuando dejé el celular, vi la caja que me había dado Marissa, la abrí y había una hoja pequeña doblada, la saqué y vi un collar de unos zapatos de ballet y como no podía faltar, era completamente de oro, abrí la hoja y leí.

Era el collar de tu madre, sé que no soy buena demostrando, pero eso fue lo único que tú madre heredó de mí, le enseñé ballet y ella te enseñó a ti, estoy orgullosa de ti y sé que tú madre también lo está.

Lloré otra vez pero no hice ruido para que mi padre no se despertara, miré el collar y atrás tenía grabado la inicial del nombre de mi madre, lo puse debajo de la almohada.

*

Era 25 de diciembre, mi padre me regaló los libros que quería, al menos 7 de ellos, estaba yendo al centro de rehabilitación a visitar a Zack, estaba esperándolo en el patio que tenían, lo vi acercarse, estaba con un libro en la mano, se sentó a mi lado.

-¿Cómo estas?-pregunté.

-Supongo que mejor que él-señaló al escritor del libro y reímos-¿No era que no podían verme?

-Por navidad si-dije y él asintió.

-Peter me regalo esto en la mañana-sacó un cubo mágico-dijo que solo les dejan regalarnos juegos mentales...

-¿Vino Peter?-asintió, no había visto a Peter desde que Zack entró.

-Es uno de los mejores regalos, todos quieren jugar con esto-ríe y sonreí, él estaba cambiando de tema para no hablar de Peter.

-Y si te traje comida ¿Supera su regalo?-lo miré.

-Me encanta la comida que sobra en navidad-dijo alegre, me gustaba verlo así, agarré mi bolso y saqué comida.

La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora