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Mi papá me lo hubiera dicho, él nunca me ocultaría eso. Miré a mi primo que miraba a mi abuela enojado, él sabía que estaba mal lo que hacía pero no decía nada o tal vez no quería que Adam esté suelto.

-Policía lleve...

-No lo lleven-dije parando a mi abuela-me quedo acá si lo sueltan-miré a Marissa y se sorprendió.

-Todo por salvarlo ¿Él hizo algo por ti?-no obtuvo respuestas y suspiró-lo supuse, no hagas cosas que no harán por ti-miró al policía-Suéltalo por favor, disculpe por la pérdida de tiempo.

-No pasa nada señora-dijo el policía y fue con la llave a abrir la puerta-te salvaron otra vez-tira de Adam y le saca las esposas.

Adam pone los brazos en jarra mirándome enojado, odiaba que me miré así después de que lo haya hecho soltar.

-En una semana puedes venir a hospedarte, tienes tiempo para decirle a tu padre-dijo mi abuela antes de irse con mi primo.

La patrulla desapareció de mi vista y estaba ahí parada con Adam al frente sin decir nada, me sentí incómoda al mismo tiempo, sus ojos verdes eran muy penetrantes.

-Hola-dije tímida, se sobó las muñecas-¿Estas bien?-me acerque a él mirando sus manos, tenía los nudillos rojos, alejó su mano.

-¿Que hiciste para que me suelten?

-No importa-dije.

-¡¿Que hiciste?!-dijo mas enojado.

-¡¿Que hiciste tu para meterte en esto?!-pregunté más enojada que él.

-Hice lo que tenía que hacer-se acerca más.

-¡¿Seguro?! ¡Nunca haces lo que tienes que hacer! ¡Solo buscas el lado fácil! ¡Porque no sabes arreglar las cosas!-dije más cerca-¡Siempre te metes en problemas!

-¡¿Cuando me metí en problemas?!

-¡El policía dijo que te volvieron a salvar!

-¡Porque me tomaron de ladrón!-se voltea y va para su moto, murmuraba cosas molesto-¡No puedo creer que te vengas a vivir con esta señora!

-¡Quiero ayudarte!-me acerqué

-¡Nunca te dije que lo hagas! ¡No quiero tu ayuda! No puedo creer que hagas eso por mi.

-¡Créelo por que lo hice por ti!

-No quiero que hagas cosas por mi-dijo más tranquilo-no soy bueno para recibir tu ayuda.

-No me vengas con que no eres bueno, estás pagando la deuda de tu papá, odias que hablen mal de tu familia, te preocupa si la relación de Gabriel con su novia anda mal, me ibas a dar tus zapatos cuando me dolían los pies...

-Eso no significa ser bueno...

-Tal vez expresas mal tus sentimientos, pero salen a flote de vez en cuando-sonreí al ver su cara de desgracia, sabía que no le gustaba demostrar sus sentimientos y que le parecía absurdo.

-Deja de hablar-dice riendo y me pone el casco-vamos a mi casa.

-¿Y tu papá?-pregunté.

-Hoy llega tarde-subió a su moto-te llevó a tu casa si quieres.

-No, está bien, vamos a tu casa-dije subiendo, me agarré de atrás y él comenzó a manejar.

Como siempre, Adam manejaba rapidísimo y se pasaba los semáforos en rojo, entramos al callejón donde pasábamos la otra vez, solo que ahora había luz, subimos en el ascensor y entramos a su departamento, todo seguía desordenado como antes, fuimos para su cuarto, abrió la puerta que lo había cerrado con llave y cuando entramos también la cerró con llave. Su cuarto estaba todo ordenado y limpio, me quedé mirando sus cosas, tenía unos libros en la esquina de la habitación que eran del mismo autor Stephen King.

La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora