Capítulo 14: Lobos árticos

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El reloj marcaba las diez de la noche. Frente a él, una pila de platos se escurrían lentamente y tan sólo un par de vasos más esperaban bajo sus mojadas manos llenas de jabón para ser fregados. Sus ojos se desviaron entonces hacia la ventana. Tan sólo había oscuridad al otro lado, una intensa y aterradora oscuridad que se disipó en cuanto las nubes siguieron su curso y dejaron que la luna llena iluminase su jardín.

Las noches de luna llena siempre eran difíciles. Cuando era un niño, ni siquiera caía en qué luna habría, tampoco le interesaba saberlo, pero desde que conocía la existencia de aquellas criaturas que rondaban en la noche, todo había cambiado. Siempre miraba los calendarios, no para fijarse en qué día era, sino para fijarse en la pequeña anotación en la que nadie se fijaba, esos pequeños dibujos que indicaban qué luna habría cada día al caer la noche.

Terminó de fregar los últimos dos vasos y los apiló junto al montón que había dejado ya para secar. Era lo único que podía hacer hoy para ayudar en casa. A Kushina la habían llamado de emergencia para ir al hospital. Estaban teniendo algunos casos raros. ¡Era luna llena! Minato sabía bien a lo que se enfrentaban, pero los médicos... sólo veían entrar pacientes creyendo que habrían sufrido algún accidente. No le gustaba la idea de que su esposa fuera al hospital esas noches, pero la verdad era que solían llamarla por los casos inesperados que surgían.

El timbre de la casa sonó en el momento en que buscaba algo más que poder hacer. Quería mantenerse ocupado por dos motivos; uno, para ayudar a su esposa y que pudiera descansar por la mañana tras una ajetreada jornada laboral nocturna, y la otra, porque él tampoco podría dormir sabiendo que su hijo estaba ahí fuera en plena luna llena.

No hacía falta ser muy inteligente para imaginarse quién podría estar al otro lado de la puerta. Seguramente Kakashi estaba preocupado por él, era rutinario que vigilase su casa en noches como ésa aunque pocas veces se dignaba a entrar y, mucho menos, le molestaba tocando el timbre. Tan sólo hacía vigilancia desde fuera. Estaba claro que algo le tenía preocupado en los últimos días.

Abrió la puerta dispuesto a decirle que estaba bien, que no necesitaba un niñero, pero al ver un par de juegos de mesa bajo su brazo y esa sonrisa de "niño bueno", las palabras se le atoraron en la garganta y empezó a reír al ver esa faceta de Kakashi frente a él.

- ¿Noche de juegos? – preguntó Kakashi.

- ¿En serio? ¿En plena luna llena?

- No voy a morderte y me siento más tranquilo estando contigo.

- ¿Hoy no vas a vigilar mi casa desde fuera?

- Prefiero estar dentro contigo.

- Yo preferiría que protegieras a mi mujer – le sonrió Minato.

- Kurenai está ahora mismo en el hospital vigilándola y confío plenamente en las capacidades de mi beta. Conozco a Kurenai... le arrancaría literalmente las pelotas a cualquier "lobito" que se acercase a tu esposa. Créeme, yo no me metería con ella. Las hembras suelen ser más radicales que los machos.

- Eso es cierto – comentó Minato al haber estudiado el comportamiento animal durante los últimos años – las hembras suelen ser más extremistas. Si salen pacíficas son más pacíficas que los machos, pero si salen con genio... pueden ser hasta más peligrosas que ellos.

- Sí – sonrió Kakashi.

- No suelen tener un punto medio, o a un extremo o al otro. O tranquilas o agresivas – sonrió – créeme, tu mujer está en las mejores manos posibles. ¿Monopoly o carcassonne? – preguntó Kakashi elevando las dos cajas.

Twain Harte (Naruto: Naru-Sasu, Kakashi-Minato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora