Twain Harte (Naruto: Naru-Sasu, Kakashi-Minato)

Capítulo 15: Agresividad

Kakashi frunció el ceño ante las palabras de Zabuza.

- Tú lo verás así, pero te equivocas, no es ninguna debilidad, es una fortaleza. Amar a alguien nos hace más fuertes porque haríamos lo que fuera para proteger a esa persona, por conseguir su felicidad incluso si no es a nuestro lado – dijo refiriéndose a su situación con Minato.

- Ñoñerías y cursiladas típicas de los lobos árticos – se burló Zabuza – enamoraros es vuestro punto débil porque tan sólo hay que ir tras vuestra persona amada y caéis directos en una trampa.

- En este caso, os hemos pillado antes de que pudierais llevar a cabo vuestro plan – se burló Ibiki.

Zabuza sonrió ante el comentario del lobo ártico y a Kakashi y a Ibiki les dio mala espina. Era como si se trajese algo entre manos, como si supiera algo que ellos desconocían, como... si les tuviera justo donde él quería.

***

- No se preocupe, está en buenas manos – sonrió Kushina al paciente de urgencias que acababa de atender.

Tras darle unas últimas indicaciones a la enfermera, Kushina corrió la cortina que separaba esa camilla del resto y se marchó hacia la recepción de enfermeras a dejar el historial actualizado de su último paciente.

- ¿Cómo vas? - escuchó que alguien le preguntaba.

- Bien, dentro de lo que cabe – respondió Kushina – aun así, agradezco que hayas venido como voluntaria, Kurenai.

- No tienes que agradecerme nada. Minato me comentó que en noches de luna llena suele haber más ajetreo y soléis estar hasta arriba, así que pensé que mi experiencia como enfermera podría ser útil.

Kushina sonrió mientras terminaba de firmar un par de papeles.

- ¿Te apetece un café? - le preguntó a Kurenai.

La mujer miró a su alrededor como cerciorándose de que todo estuviese bien antes de contestar.

- Por ahora, todo parece controlado y tranquilo, así que acepto tu oferta. Me vendrá bien el descanso.

Ambas mujeres caminaron hacia la máquina de café más cercana y Kushina se sacó un cortado mientras que Kurenai prefirió un chocolate caliente.

- ¿No prefieres un café que te ayude a mantenerte despierta el resto de la noche? - le preguntó la pelirroja mientras se encaminaban hacia un banco fuera, frente a la puerta del hospital.

- No me hace falta, estoy acostumbrada – le sonrió mientras le daba un sorbo a su chocolate.

- En ese aspecto me recuerdas a Kakashi – comentó Kushina.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Kurenai curiosa.

- A que los dos siempre parecéis estar vigilantes de todo lo que pasa a vuestro alrededor, como si estuvierais en constante estado de alarma sin relajaros del todo. La única vez que le he visto bajar la guardia fue cuando... - comentó sin darse cuenta.

- ¿Cuando qué? - le instó Kurenai a seguir.

- Nada, no importa – fingió una sonrisa.

- Está bien, no te voy a obligar a decírmelo si no quieres, pero quiero que sepas que me tienes aquí para lo que necesites – le dijo la beta mientras posaba su mano sobre una de las de Kushina.

- Gracias – le sonrió esta vez de verdad mientras giraba su mano para apretar la de la otra mujer en señal de agradecimiento.

Tras unos segundos, la apartó para coger su vaso de café y darle un buen sorbo.