Twain Harte (Naruto: Naru-Sasu, Kakashi-Minato)

Capítulo 22: Ayuda

Las calles estaban desiertas. El sol empezaba a despuntar tímidamente pero sólo eran las seis de la mañana. Él no podía dejar de correr pese a no haberse transformado completamente. No le gustaba hacerlo, no porque no le gustase, era algo contradictorio. Si él pudiera elegir si vivir como humano o lobo, sin duda alguna, habría elegido lobo, pero Naruto siempre le decía la importancia de mantener el autocontrol humano, la razón y pensar estrategias lógicas, no dejarse llevar sólo por los instintos y cuando se convertía completamente... su razón le abandonaba. Pensaba como un animal, dejando salir todos sus instintos.

No podía negar que estaba demasiado preocupado por Ino. Naruto solía reñirle cuando aullaba bajo su ventana durante los celos, creando una ansiedad en la chica lejos de lo normal, pero no podía evitar sentir esa atracción. Aun así, él jamás pensaba tocarla sin su consentimiento, no al menos siendo humano. Por eso mismo, no se planteaba una transformación entera pese a que así fue cómo Naruto le encontró la primera vez.

En cuanto estuvo a cubierto entre los árboles del bosque, aulló con todas sus fuerzas en un aviso a la manada. Era lo mejor que podía hacer para anunciarles dónde iba y sobre todo... que necesitaría ayuda, porque enfrentarse a toda una manada él solo y más siendo la de Pain, era una locura. Sasuke había tenido suerte de salir tan bien la noche anterior y era algo que Sai no terminaba de entender. Pain habría podido incluso matarle y sí... habría perdido a uno o dos de su manada, Sasuke los asesinaría sin problemas, pero él caería a la larga. Pain siempre podría morder a otros, así funcionaba él.

Había algo que a Sai no le olía bien. Dejar a Sasuke irse con su hermano debía ser por algún motivo y viniendo de Pain, no podía ser bueno. Pero ahora mismo, no podía pensar en Sasuke, él estaba a salvo por ahora, era Ino la que le preocupaba. Ella sola contra toda esa manada era un auténtico suicidio y él no permitiría que le hicieran nada.

Era conocedor de lo fuerte que era Ino, desde que entró en la manada hasta ahora, había crecido y madurado de tal forma, que pocos serían rivales para ella, pero esa impulsividad que acababa de tener era peligrosa.

Aceleró el paso todo lo que pudo. Sus piernas humanas nunca serían tan rápidas como si se hubiera transformado entero, pero no quería perder el control, la vida de Ino dependía de ello, así que debía contenerse. Sacó toda la velocidad que pudo en dirección a la mansión de Pain. Seguramente toda su manada estaría allí.

Los animales provocaban un ligero ruido que fue silenciado por feroces rugidos provenientes de la dirección en la que él iba. Diferenció uno de los rugidos. ¡Era Ino! Y eso implicaba que estaba peleando o tratando de atemorizar a alguien.

- Maldita sea – aceleró el paso Sai.

Corrió entre los árboles, esquivando algún obstáculo frente a él pero sin detenerse hasta que consiguió ver la mansión aparecer en su campo de visión. Escuchaba los latidos de al menos cinco personas más los de Ino, reconocería ese latir en cualquier lado. El de Ino estaba acelerado, síntoma de su nerviosismo. Su fragancia, siempre enloquecedora para él, ahora tenía una mezcla entre ira y miedo. ¡Konan estaba allí! Podía identificar su aroma también, las hembras tenían ese olor tan característico que le encantaba. ¡Bueno... a él y a todos los machos! Sus feromonas eran diferentes, dispuestas a atraer al sexo opuesto.

Pese a que la casa estaba cerca, no frenó, sino todo lo contrario, aceleró aún más y saltó hacia la pequeña ventana que daría al sótano, rompiendo el cristal ante el asombro de los que estaban allí dentro al verle aparecer. ¡Sangraba! Algunos cristales se habían clavado en su piel pero tras comprobar que Ino estaba cerca de una pared, sentada en el suelo y no parecía herida, se centró en arrancar los pequeños cristales que veía en sus brazos, regenerando su piel al instante.