PCapítulo 40: Bajo la luz de la luna

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Historia escrita por dos autoras: Kaoru Himura y Fullbuster


Dentro de la cocina, el sonido del agua era lo que se escuchaba, junto con el ruido que hacían los platos al ser colocados unos encima de los otros tras ser lavados. Minato cogió el último vaso que quedaba por fregar, le pasó el estropajo lleno de espuma y, cuando creyó que ya estaba limpio, lo enjuagó.

Tras colocarlo con el resto de la vajilla limpia para dejar que escurriera un poco el agua que tenía, se secó las manos y sacó de uno de los armarios una tetera. La llenó de agua y la puso a calentar. A esa hora de la tarde, le apetecía un té bien caliente.

Sacó una pequeña caja de madera de otro armario y la abrió. En su interior, tenía bolsitas de té de diferentes sabores. Se quedó pensativo durante unos segundos, tratando de decidir cuál se iba a hacer ese día. Al final, se decantó por un té verde al limón.

Sacó la bolsita de la caja y, a continuación, la cerró para guardarla en su lugar. Después, tomó una taza y metió la bolsita dentro. Agarró la taza entre las dos manos y se la llevó consigo hasta la mesa donde comían. Minato se sentó en la silla frente al sitio donde había dejado la taza, a esperar a que el agua se calentara. Si Naruto estuviera en la cocina con él, podrían ponerse a hablar para hacer más amena la espera, pero éste se encontraba en su cuarto descansando.

Su hijo había estado liado durante toda la mañana. Primero, estuvo acomodando la casa y arreglando algunas cosas que se habían estropeado al estar tanto tiempo descuidadas. Pese a que Kakashi, de vez en cuando, se pasaba por la vivienda, ésta necesitaba cuidados que requerían más tiempo. Después de terminar esas labores, Naruto se había puesto a entrenar hasta al mediodía. Por eso, en cuanto terminó de almorzar junto a él, el adolescente se fue a su cuarto a dormir un rato.

Los últimos días, solía entrenar por su cuenta cuando el resto de la manada se encontraba en las clases de la universidad. Una mueca de culpabilidad se reflejó en el rostro del adulto al pensar en aquello.

Su hijo no había podido matricularse ese año en la universidad por su culpa, aunque al menos consiguió convencerle de terminar el instituto a distancia. Sin embargo, no había podido hacer lo mismo con la universidad. Su hijo se había empeñado en quedarse con él y centrarse en protegerle en vez de seguir con sus estudios.

Era cierto que, como Naruto le dijo, no pasaba nada por empezar más tarde una carrera o no estudiarla para nada, pero no podía evitar sentirse mal porque él era la causa de que su hijo hubiese tenido que tomar aquella decisión. Parecía que solamente servía para complicarle la vida a Naruto.

Unos ligeros golpes en la puerta de la entrada de casa le sacaron de sus pensamientos. Pensó que quizás se tratase de alguien de la manada de Kakashi para pedir un vaso de agua o algo de comer, ya que solían hacer guardia por la zona para evitar que Zabuza fuera a por él, así que Minato se levantó y caminó con lentitud hasta la puerta principal. Quitó la cadena y giró el pomo para abrir. Se sorprendió al ver quién se hallaba al otro lado: Kakashi.

No le había visto desde hacía alrededor de un año, más exactamente, desde que se despidieron en la habitación del hospital el día en que se marcharon Naruto y él de Twain Harte. Desde que volvieron a la ciudad, no le había visto. Él apenas salía de casa y Kakashi no se había pasado por allí hasta ahora, pese a que sabía que estaban de vuelta. ¡Claro que sabía que estaban allí! ¡Si ya en la noche en que llegaron, su hijo le hizo una visita nada cordial! Además, Kakashi siempre mandaba a alguien de su manada a vigilarle.

- Hola, Kakashi. Cuánto tiempo – le comentó con cordialidad.

- Hola, Minato – le devolvió el saludo.

Twain Harte (Naruto: Naru-Sasu, Kakashi-Minato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora