Máscaras

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Se había alejado de su cita, quería ir en busca de algo para beber y recorrer un poco el lugar. Le parecía demasiado fantasioso el encontrarse en ese tipo de fiesta, algo irreal y emocionante. Todas las personas a su alrededor sonreían, bebían y exudaban un aura de lujo y lujuria propia de quienes son dueños del mundo y que además se esconden tras una máscara. Todos vestidos elegantemente, combinaban trajes de diseñador con vestidos ajustados y joyas, además de que las máscaras que usaban parecían ser de la más alta calidad.

Makoto a pesar de todo se sentía cómodo, quizás por el hecho de que nadie podría reconocerlo y que muchas personas, tanto hombres como mujeres, se le habían acercado con aire insinuante y eso le elevaba el ego.

Una vez ya con la copa llena del vino espumante, recorrió el salón bajo las luces de la lámpara gigante de cristal colgando en el techo, y se fijó en una sombra que le llamó la atención y que lo invitó a seguirlo más allá del bullicio de la fiesta hacia el balcón de la mansión.

Cuando llegó allí, sus entrañas se agitaron al ver una ancha y musculosa espalda a través de un elegante traje negro que marcaba cada movimiento de su dueño. Una pose y porte elegante que le debilitó las rodillas, un sedoso y cuidado cabello azabache que brillaba bajo la luz de la luna llena... todo lo llamaba a que se acercara y lo hiciera suyo.

Se acercó por detrás, moviéndose sigilosamente, como si estuviera acechando a su presa siendo un depredador, cuando estuvo lo bastante cerca le pasó una mano desde los omóplatos hasta la zona lumbar y dejó sus dedos descansar ahí.

—¿Puedo pedir que me acompañes esta noche? —preguntó con la voz cargada de deseo.

Un atisbo de risa se escuchó y apenas su presa se dio la vuelta a mirar, este habló.

—Makoto, te estaba esperando.

—Shist —el castaño llevó el dedo índice hasta los labios finos de Sousuke y le hizo callar con el gesto—. Yo no te conozco y tu no me conoces, somos dos desconocidos que se toparon en esta fiesta y coincidieron en pasar el resto de la velada en compañía del otro.

Sousuke asintió pensando en que, si su novio quería llevar a cabo esa fantasía, seguiría el juego, además no iba a negar que era emocionante. De todas las personas en la fiesta, de todos los hombres y mujeres ataviados, ellos dos se habían reconocido a pesar de las máscaras, como si sus cuerpos fueran conscientes de la ubicación del otro.

—Entonces, guapo chico de hermosa y penetrante mirada jade, ¿me haría el honor de concederme la siguiente pieza de baile? —Tachibana asintió, perdido también en los ojos azules de Yamazaki que se volvían intensos debido al satén que los rodeaba—. Perfecto —susurró Sou casi en su oído—. Tal vez puedas acompañarme luego a recorrer los jardines y dejarte llevar por la pasión bajo la luz de luna.

Makoto sonrió ante la clara invitación descarada, y si bien eso sería algo que lo hubiese escandalizado en cualquier otro momento, esa noche se sentía envalentonado. Preparó su garganta y ronroneó de igual forma cerca del cuello de Sousuke, provocándole escalofríos en toda su espina dorsal.

—Puedo acceder solo si mantenemos las máscaras puestas, así puedo imaginar que le hago el amor a mi novio y no a un sexy y guapo desconocido.

—Por mi está bien. De igual forma fantasearé con mi tímido y coqueto novio, el que tenía miedo de usar una máscara.

Kinktober SouMako 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora