Frente al espejo

631 82 21
                                    

Yamazaki lo había ido a buscar a la salida de su trabajo part time, como un amigo, claro. No podían demostrar delante de todos su relación de una manera abierta, eso sería escándalo público y no quería arruinar la reputación de Makoto. caminaron casualmente por las calles de Tokio, el castaño embobado en la plática con su novio, no se percató de que estaban tomando un desvío de su departamento hasta la zona roja, lleno de moteles.

Tachibana al encontrarse frente a un hotel del amor se alarmó, miró a todos lados y arrastró a Sousuke al interior.

—Sousuke, ¿qué haces? —lo empujó contra la pared del recibidor—. Si alguien me ve aquí... uno de los padres de los niños...

—Makoto, si te encuentras con uno de ellos aquí, te aseguro que ellos tampoco querrán hablar de esto. Además, nos alejamos bastante. Vamos, entremos. Será emocionante.

El castaño se mordió el labio dudando un segundo. Los nervios los tenía a flor de piel, nunca había hecho nada así y le parecía emocionante de igual forma, cada vez se dejaba llevar más por Sousuke, y no le parecía mala idea.

—Hagámoslo.

.

.

.

Ya dentro de la habitación, apenas la puerta se cerró detrás de ellos, se abalanzaron para devorar la boca del otro. Toda la situación los encendía y en cuanto se separaron un poco para comenzar a desvestirse, Makoto ahogó un grito.

—Sousuke... -el moreno se perdía en el cuello de su novio y apenas hizo un ruido de que lo estaba escuchando—. La... la habitación... —Makoto golpeó un poco su espalda para llamarle la atención al respecto.

Yamazaki levantó la vista y se fijó en la temática de su cuarto y no pudo evitar reír a carcajadas. Toda la habitación estaba repleta de espejos, tanto en las paredes como hasta el techo.

—Esto se pondrá mucho más emocionante, podré hacer que al fin veas la cara que pones cuando te corres, esas expresiones que me ponen al límite y provocan mi propio orgasmo, Makoto. Quiero que no dejes de mirarte mientras te otorgo placer, amor mío.

—Dices eso, pero te aseguro que si miro al espejo, me perderé en tus ojos, Sou.

Eso fue lo necesario para que el moreno capitulara y comenzara a arrojar la ropa de ambos lejos. Cayeron ambos a la cama que rebotó por el repentino peso de ellos y entre risas lujuriosas los besos y caricias se abrieron paso hasta que los dos estaban demasiados ansiosos para seguir esperando. Sou estiró un brazo hacia el velador y tomó el preservativo de cortesía y se lo colocó, listo para penetrar al castaño.

Makoto temblaba de anticipación ante lo que vendría, y porque su vista estaba fija en el espejo sobre ellos que le mostraba como cada uno de los músculos de la espalda de Sousuke se tensaban en exquisita preparación para hacerlo suyo.

—Mako, ¿me miras a mi o...?

—Oh, te miro, claro que lo hago —el castaño pasó las manos por el trasero y los contornos de las caderas del chico encima suyo—. Ahora hazme tuyo mientras me pierdo en ti. 

Kinktober SouMako 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora