Lamer/Morder

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Cerraba los ojos con fuerza mientras su cabeza se enterraba en la almohada y su garganta de Adán se remarcaba al subir y bajar por la saliva que iba tragando, los dedos afirmaban con aprehensión el cabello castaño en su entrepierna y sus dientes mordían el labio inferior, generando que el colmillo causara una herida hasta que la sangre asomaba.

Makoto se deleitaba con aquella experiencia, su lengua rasposa recorría el interior de los muslos, saboreando el sabor cremoso y acaramelado del moreno bajo sí. Si tuviese el tiempo suficiente ¿, todos los días le recorrería el cuerpo entero de igual forma: desde la punta del dedo gordo del pie hasta la parte superior de la oreja, causándole escalofríos por toda la espina dorsal; aprendiendo las zonas erógenas y convirtiendo las cosquillas en excitación.

Cuando Sousuke se afirmaba más fuerte de su cabello, tendía a cerrar sus piernas, dejándolo atrapado entre sus trabajados muslos, y no era algo que a Makoto le importara en realidad. En momentos así, se lograba librar mordiéndolo. Quería devorarlo entero, enterrar sus dientes en la firme musculatura de su novio y dejar marcas de su lujuriosa hambre por las zonas que le apeteciera, un camino desde la rodilla hasta la dura y excitada masculinidad de Sousuke, aquella misma que le hacía gemir estando en su interior.

Abrió la boca y atrapó con sus dientes un trozo de piel, blando y suave de la parte interior del muslo, lo suficientemente cerca de la entrepierna como para que generara corrientes de electricidad hasta la erección. Succionó, chupó y mordió con total antojo, escuchando como Yamazaki le pedía piedad. Un aire de satisfacción le llenó y decidió que era hora de dejar los juegos de lado y comenzar con la verdadera acción.

Su lengua volvió a acariciar desde la parte que dejó llena de marcas hasta el glande Sousuke, pasando con anterioridad y dedicación por los testículos y toda la envergadura del falo. Sus papilas gustativas encontraron un indicio pre-seminal en su recorrido y decidieron que querían más. Como su una paleta de helado se tratase, Makoto movía su lengua tratando de saborear lo más posible, persiguiendo las líneas de las venas sobresalientes y soplando aliento caliente por sobre la parte ultrasensible en una cruel tortura lenta y maliciosa.

Sousuke se crispó y recogió los dedos de sus pies al sentir como era engullido por Makoto, el castaño de verdad se estaba dando un banquete con él y el moreno no podía hacer otra cosa más que dejarse llevar y tratar de resistir lo máximo posible. Con su miembro capturado por los labios de su novio, soltó un gemido cuando los dientes se hincaron en su aterciopelada piel, no estaba recibiendo piedad ni descanso, pues en cuanto aquello sucedió, su glande se topaba con el límite de la garganta de Tachibana y el impulso de mover sus caderas era irrefrenable, pero cuando lo iba a hacer, Makoto se retiró y comenzó el mismo proceso de tenerlo dentro de su boca, aunque con sus gónadas.

—Makoto por favor... —Sousuke no sabía qué era lo que estaba pidiendo, pero ver su masculinidad desde la boca de Makoto, pegada a su mejilla y a escasos centímetros de los ojos color jade que no dejaban de mirarlo provocativamente mientras succionaba sus testículos, era un límite que le estaba llevando al borde de la locura. Y a él no le importaba ser encerrado en un manicomio. 

Kinktober SouMako 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora