Pantimedias-Daddy

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Makoto moría de vergüenza, seguramente ese era uno de los momentos más vergonzosos que hubiera tenido a lo largo de su vida. Los tonos rojos cubrían todo su cuerpo por la alta irrigación sanguínea, sus orejas y cuello ardían y el corazón latía sin cesar, sentía que se veía ridículo y solo quería correr a esconderse y sacarse todo aquello.

Sousuke no había dejado de molestarlo con su fantasía desde que lo había visto usar el traje de Iwatobi-chan en la pelea de sumo. Y ahora se encontraba frente a él, volviendo a usar pantimedias que no iban para nada con su estructura ósea y que amoldaban a la perfección cada músculo desarrollado de sus piernas. Al menos no eran de ese horrible color naranjo que había tenido que usar con anterioridad, sino que eran de un suave rosa pálido, que también combinaban con los encajes que decoraban la cinturilla de estas.

—Makoto, te ves adorable —murmuró Sousuke sentado sobre la cama, sus ojos fijos en el castaño que vestía solo la prenda y nada más.

—Sousuke... esto es... vergonzoso ­—Yamazaki lo sabía, debía imaginárselo por los colores que decoraban la piel de su novio, pero eso resaltaba la inocencia que deseaba destruir aquella noche.

—Vamos Makoto, no seas tímido, ven, acércate y siéntate sobre mis rodillas. Puedes llamarme daddy.

—¡¿D-DADDY?! —gritó aterrado Tachibana, llevándose las manos al rostro y negando con la cabeza, aquella fantasía era aún más vergonzosa que llevar medias femeninas, pero algo dentro suyo no dejaba de crearle mariposas en el estómago.

—Ven. —Ordenó Sousuke, y Makoto tragando saliva y armándose de valor caminó hasta el demandante moreno y se sentó en su regazo, jugando con sus manos para disipar en parte el nerviosismo que sentía y el pensamiento en su cabeza que le decía que estaba haciendo el ridículo.

—D-Daddy? —Había comenzado firme, pero su voz terminó quebrándose y terminando en una pregunta más que en una confirmación.

—¿Si? ¿Te incomoda esto? —sus manos recorrieron parte de su muslo hasta llegar al miembro del castaño que se encontraba desnudo contra la tela de malla elasticada que no dejaba nada a la imaginación.

—Mmmm... ¿un poco? —otra pregunta que fue acompañada por el movimiento del trasero de Makoto sobre el regazo de Sousuke.

—Entonces habrá que remediarlo.

Un dedo rompió la parte de atrás de las pantimedias. El juego había comenzado. 

Kinktober SouMako 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora