Sousuke había retomado su entrenamiento para ser nadador profesional, pasar tantos años lejos del mundo de la natación competitiva le había pasado la cuenta y sentía que todavía no podía estar al mismo nivel que el resto de sus compañeros, además, tenía que sumarle el miedo de volver a lesionarse, que de alguna forma le afectaba en el momento de dar todo de sí. Sabía que era un proceso largo, y la paciencia era la única que lo podía ayudar.
Eso y su angelical novio de ojos color jade. Ver su sonrisa le quitaba el cansancio y las frustraciones del día, además de que Makoto siempre estaba dispuesto a escucharle y otorgarle consejos sobre su entrenamiento y trabajaban en conjunto para recuperar su confianza. Yamazaki no sabía el porqué era tan afortunado de tener semejante novio.
—Llegué —anunció cerrando la puerta detrás de sí, mientras que Makoto lo saludaba desde el interior de la casa. Era raro que no saliera a recibirlo, debía estar con un trabajo de la universidad, pensó Sousuke.
Tiró sus cosas en la entrada y fue hasta donde el castaño se encontraba. Ahí lo vio, tendido en la cama de dos plazas y con todos los libros y cuadernos esparcidos por esta, Sou se apoyó en el marco de la puerta y sonrió nada mas verlo. Era precioso.
—Tienes suerte de que no me ponga celoso de los libros, llego y te veo con ellos en la cama —negó con la cabeza—, debo agradecer que seas un nerd y me engañes con ellos que con una persona.
—No seas idiota, Sou —de todas formas, Makoto comenzó a recoger los libros esparcidos y a dejarlos todos apilados a un lado—. ¿Qué tal tu día?
—Estuvo bien, supongo —Yamazaki se encogió de hombros y caminó cansado hasta el borde de la cama y se tiró en ella, cerrando los ojos.
—¿Hay algo que pueda hacer por ti?
—Hazme tuyo.
—¡Sousuke! Hablo en serio. —El castaño le pegó una bofetada en las nalgas de su novio, en una forma de mostrarle su indignación.
—Yo también —gruñó Sousuke contra el cobertor, pero sin que Makoto lo escuchara—. Pues háblame de tu día, ¿qué estabas estudiando?
El moreno siempre lograba distraerse con las historias del día a día de su novio, escuchar su tono de voz hablar le relajaba y no eran pocas las veces que se quedaba dormido escuchándolo. Claro que para su suerte Makoto no se enojaba, por el contrario.
—Pues estaba leyendo sobre la importancia de los masajes y del cuidado de las piernas y pies. Mucha gente no les presta la debida atención y dejan que su cansancio se vaya acumulando, hay que pensar que las piernas son las que sostienen todo el peso de tu cuerpo y los pies hacen lo mismo llevándote de un lado a otro. Por eso es por lo que hay que cuidarlos apropiadamente, Sou.
—Ya veo —Sousuke se había perdido mirando a Tachibana, le encantaba cuando comenzaba a hablar con tanto ánimo e interés sobre un tema, a pesar de que el moreno dejó de escucharlo ni mas empezó, jamás le diría que esas cosas no le interesaban o que se callara.
—Sousuke, ¿quieres que te haga un masaje? —el aludido elevó una ceja de forma coqueta, ese ofrecimiento se podía tomar de muchas formas—. En los pies —aclaró el castaño conociendo las intenciones de su novio—. Eso me ayudaría bastante a practicar, ¿quieres?
—A veces pienso que soy tu conejillo de indias —Yamazaki se acomodó más arriba en la cama y dejó que Makoto se subiera encima suyo, sentado sobre su cintura y mirando hacia sus pies.
El estudiante de educación física le sacó los calcetines y subió parte de sus pantalones para luego proceder a frotar y masajear los pies. Uno antes que el otro, les prestaba la atención necesaria, siguiendo la musculatura y línea de tendones y demás nervios; ejercía presión desde la punta de los dedos hasta el empeine y tobillo. Como ayuda, tenía el libro abierto a su lado como guía.
Sousuke había estado conteniéndose desde el momento en que sintió los largos y suaves dedos de Makoto en su piel, pero en un momento dado capituló y dejó salir un jadeo. La risilla del castaño solo lo había avergonzado más, aunque fue incapaz de volver a guardar su voz y comenzó a gemir con cada toque preciso que liberaba la tensión en donde más lo necesitaba y no se había percatado.
—Sou, haces sonidos muy eróticos por un simple masaje en los pies. No sabía que tenías un fetiche por ellos —se burló Tachibana.
—Créeme que yo tampoco lo sabía —Yamazaki apretaba en un puño la ropa que tenía a su alcance—. Pero ahora que lo sabemos, tendremos que explorar más.
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Hi! It's me :3
Quiero que sepan que a pesar de ser un KINKtober, quiero hacerlo lo más fluff que pueda, dándole algunos toques de smut, if you know what I mean...
Espero que les esté gustando 😊