Baño/ducha

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El agua se deslizaba por ambos cuerpos, el jabón facilitaba la fricción y el ruido de la ducha golpeando la cerámica ayudaba a amortiguar los sonidos provenientes de ambos cuerpos jadeantes.

Todo había comenzado cuando Sousuke no pudo mantener sus manos quietas y lejos de Makoto al ver como este se afeitaba frente al espejo del baño. El moreno entró hipnotizado por la concentración que veía en su pareja y se posó detrás de él, apoyando su mentón en el hombro de Makoto y pasando sus manos por la cintura hasta llegar al borde del pantalón de pijama.

—¿Qué pasa, Sousuke? Te veo muy pensativo —la voz del castaño era risueña, y sus ojos se encontraron en el espejo.

—Solo pensaba en cuanto te amo.

Makoto se llevó una mano al corazón, conmovido por esas palabras.

—Sousuke... yo también te amo —respondió de inmediato—, pero no tendré sexo contigo ahora.

—¡¿Qué?! ¿Pero por qué dices eso?

—Porque siempre que dices que me amas, no pasan más que unos cuantos minutos y te abalanzas sobre mí.

Yamazaki hizo un mohín frustrado al percatarse de que sus planes se había frustrado.

—Eres demasiado malo, y en mi defensa, es porque eres demasiado irresistible.

—Si, si. Como digas.

A pesar de las palabras, Makoto se apoyó de igual forma su espalda en el pecho del moreno y comenzó a dejarse llevar por las caricias que este le daba, cerró los ojos y se rindió a los toques casuales por sobre su ropa y a las provocaciones que iban despertando dentro de sí. Juguetonamente acarició con su mejilla la contraria, manchando con crema de afeitar el rostro moreno.

—Makoto, mira lo que hiciste —dijo Sousuke con falsa molestia—. Ahora tendré que entrar a la ducha, y tu me acompañarás.

Tachibana soltó un chillido cuando su novio lo tomó por la cintura y lo arrastró hasta la ducha que compartirían. El agua en un principio fría y luego templada le hizo volver a chillar, hasta que unos labios lo callaron y la temperatura fue subiendo, el baño se llenó de vapor y les era difícil respirar por la humedad en el ambiente; por lo que sus jadeos estaban potenciados y llenaban los oídos del otro. No quedaba rastros de la crema de afeitar de Tachibana y tampoco de la ropa que desapareció apresuradamente para quedarse empapada en un rincón del piso.

Sousuke tomó la regadera movible y la bajó para que el chorro de agua tibia le diera directamente en la entrada al castaño, provocando que gimiera y que de forma natural abriera las piernas para facilitarle el acceso a Sousuke. Sus manos se encontraban apoyadas delante de él, impidiendo que pudiera tocar al moreno, pero de otra forma perdería el equilibrio por lo resbaladizo del piso y caería. Lanzó un grito ahogado cuando sintió la intrusión de los dedos que tan bien conocía y sus caderas comenzaron a moverse en círculos, su cuerpo, todo él necesitado de más.

Yamazaki le mordió el cuello por detrás y volvió a colocar la regadera en su lugar, no quería que el cambio de temperatura enfermera a su novio, y ya con ambas manos disponibles, dio vuelta a Makoto para que este quedara frente a él y ayudado de la fría cerámica de la pared, levantó a Makoto hasta que este enrolló sus piernas en su cintura y lo penetró.

—¿Decías que no harías el amor ahora conmigo? —se burló con la voz más ronca de lo normal.

—Ca... cállate y muévete, Yamazaki. 

Kinktober SouMako 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora