Being Traci

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Bienvenidos a mi primera serie de retos, en esta ocasión les brindo un pseudo Hannor un poco angst (en realidad es Hank x Traci, pero le encontrarán el sentido). La temática de hoy, lunes 1 de octubre es máscaras, pero yo le di una interpretación más metafórica, sorry. :)

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Ser Traci requería de ética que para un androide sexual ya divergente, no era obligación guardar. El muchacho biónico sentado en el lecho sonrosado del club Edén lo sabía; igual se regiría por eso aunque lo que se le pedía en ese instante era poco más que polémico.

Hank Anderson era el teniente conocido por su amistad o hasta su supuesto afecto filial hacia uno de los cabecillas de la liberación androide. Esa amistad que representaba el ágape entre humanos y androides a nivel nacional era en realidad un eros subyacente, un eros que llegó como una revelación del propio humano al Traci del cual requeriría los servicios.

-Lo quiero a él.-pidió, esperando discreción del androide-Que me perdonen el cielo y Connor por esto, pero lo quiero a él, o a una máscara siquiera.

Así empezó la transmutación del Traci, palideciendo su piel y adornándose de pecas. Hank vio tras el parpadeo ajeno los ojos marrones que buscaba, vio el cabello ceñirse al cráneo en pulcro peinado con el mechón coqueto que rompía el esquema, vio la estructura facial movilizándose para brindarle la experiencia de, finalmente, tener a Connor en una situación sexual.

Acunó la conocida mejilla entre sus toscos dedos y deslizó su pulgar hacia esos labios vetados en la realidad, buscando palabras.

-Teniente...-la voz de Connor reverberó de aquella cavidad y los labios de Hank fueron en busca del origen de esta. Besó al joven, a su Connor, al que sería esa noche lo que él quería que sea.

Manos sobre muslos, manos en cintura, Hank toqueteaba como un adolescente lo haría con su platónico, con el tacto sorprendido de tener esa experiencia. Interrumpió los fulgores intermitentes de culpa en su mente besando lo sobresaliente de las clavículas de su Connor ficticio.

Esa sonrisa de amigo era ahora un círculo de gemidos, esos ojos gentiles se entrecerraban dejando pasar una mirada lasciva entre las formidables pestañas. Todas esas reacciones fueron iniciadas cuando Hank empezó a comer los pezones de cereza que se erguían en el pecho del androide. La lengua tibia del mayor daba un masaje suave que hacía contraste con el roce de la barba alrededor de los pectorales. Al mismo tiempo, su mano bailaba contra el elástico de la ropa interior ajena, ya saboreando el ganar para él esa perfecta réplica de la retaguardia de Connor.

Avanzaba el camino a la cópula cuando las tersas manos del androide buscaron liberar lo que guardaba tras su bragueta. Había intentado lo mismo con el resto de la ropa, pero Hank no se podía permitir tanta vulnerabilidad, se volvería loco de culpa en ese momento. Apartó con caricias las muñecas del androide de su camisa, depositándolas cerca de lo único que permitiría mostrar esa noche. No hubo más desnudez en él que la de su cadera, sus nalgas y el gran pene de punta carmesí, erguido y lubricado.

-Como ordene, teniente.-las expresiones usuales de Connor sonaban tan distintas en esa circunstancia.-¿Pero le gustaría tenerme descubierto?

-Claro que sí, Connor.-confirmó Hank, para que su compañero bajase sus interiores y los deslizase hábilmente hasta el final de sus tobillos. Las gráciles piernas del androide se elevaron orientadas al techo para que este luego las abra, mostrándole el paraíso al teniente. Un paraíso que el pecador más ominoso estaba a punto de profanar.

Tobillos en la espalda ajena y cerrándolo en candado, el interior del androide cedió ante el miembro de Hank, que miraba cómo la ofensa máxima hacia Connor la estaba cometiendo ahí y ahora. No podía parar, aún siendo consciente de ello. No podía dejar en paz a la imagen de su amado imposible. Horadó en él al ritmo que más le apetecía y atendió la erección ajena entre sus dedos libres, que se deslizaban con facilidad ante el presemen artificial.

El sexo fue una cura de amor y fuego para Hank, advirtiendo este que su frecuencia en el club Edén sería mayor. ¿Alejarse de la imagen desnuda de Connor? ¿de su voz domándolo como a un manso corderito? Demasiado tarde, el dulzor del orgasmo que se acababa de asomar sería una maldición perpetua sobre él y el espectáculo de ver al androide derramando su placer en la palma de su mano lo marcaría como propiedad del club.

El Traci adquiría su forma predeterminada mientras Hank contestaba una llamada.

-Ceno con Kamski hoy día. No es mi plan favorito, pero tengo una buena razón para visitar a Míster Excéntrico...-le comentaba el dueño verdadero de la voz que oyó jadear bajo él toda la noche.

-¿Oh, sí? Llévale unas flores a esa razón, seguro le encantarán.

-¡Eso espero, Hank! Estabas en lo cierto al decir que Chloe era muy guapa... y es más que eso...-la mirada del teniente solo se desenfocaba ante los adjetivos que no eran para él.

El club Edén espera su próxima visita.

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Espero sacar algo más animado del tema de mañana.

Creo que hice mal con empezar así de triste, el kinktober es más para excitarse. ;-;

Aún así le tengo esperanzas al reto, me reporto mañana con más, bye.

フェチ O C T - KINKTOBER 2018 [Detroit Become Human]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora